Rechazo de los sindicatos al Consenso de Wall Street en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial

En medio de una modificación a la baja de las proyecciones de crecimiento mundial a su nivel más bajo desde la crisis financiera mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial fomentan una reforma estructural desreguladora. Los trabajadores y trabajadoras en Ecuador y en todo el resto del mundo se resisten a esta peligrosa mezcolanza de austeridad, desregulación y ataques contra los derechos laborales.

La declaración de la Agrupación Global Unions al FMI y al Banco Mundial propone una vía alternativa de crecimiento inclusivo y sostenible basado en la negociación colectiva, la inversión pública y una transición justa hacia una economía baja en carbono.

El FMI, por el contrario, insta a la desregulación, la privatización y el debilitamiento de la protección de los trabajadores, especialmente en los países emergentes y en desarrollo. El Banco Mundial apunta en la misma dirección, promoviendo la desregulación financiera y un modelo de desarrollo que prioriza los intereses de las finanzas privadas. Una publicación reciente del Banco recomendó que los países tendrían que combinar reglamentaciones laborales más débiles con regímenes individualizados y comerciales para la protección social.

“Los sindicatos se mantendrán firmes frente a los intentos de imponer reformas estructurales desreguladoras, que tienen en su haber una larga historia de crisis económicas e inestabilidad. Ante la desaceleración mundial, añadir reformas de austeridad y antilaborales serían un grave error”, señaló Sharan Burrow, Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Los efectos desastrosos de estas políticas fallidas se han visto recientemente en Ecuador, donde el anuncio de un paquete de reformas estructurales en medio de un programa de préstamos del FMI ha causado protestas generalizadas. Las medidas, incluido el aumento de los contratos de trabajo temporales y recortes adicionales en el sector público, llevaron a los sindicatos y a las organizaciones indígenas a levantarse en lucha con el éxito que se conoce.

Este programa de reformas estructurales indica el retorno a la receta del Consenso de Washington, una serie de políticas de ajuste que causaron estragos en los países en desarrollo en la década de los años 1990. Un nuevo estudio del Instituto para el Diálogo de Políticas, la CSI y la Internacional de Servicios Públicos muestra que los elementos del Consenso continúan vigentes. Austerity: The New Normal - A Renewed Washington Consensus, 2010-24 (Austeridad: la nueva normalidad: un consenso de Washington renovado, 2010-2024) describe una ola implacable de austeridad y ataques contra los derechos laborales desde 2010, cuando el FMI presionó a los Gobiernos para que pusieran fin prematuramente a las medidas de estímulo fiscal que se tomaron después de la crisis financiera mundial.

Ha surgido una nueva versión del Consenso de Washington: el Consenso de Wall Street. A través de su enfoque de maximización de las finanzas para el desarrollo, el Banco Mundial está ejerciendo presión para que prevalezcan las finanzas privadas en las inversiones en infraestructura en los países en desarrollo. Este enfoque profundizará la financiarización, y particularmente la banca en la sombra, y fomentará el uso de asociaciones público-privadas, las cuales limitan el acceso a los servicios y crean riesgos fiscales ocultos.

En la reposición de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, los sindicatos han instado al Banco y a los Gobiernos donantes a centrarse en los empleos de calidad, en instituciones más fuertes del mercado laboral, en guardar conformidad con las normas internacionales del trabajo y la transición de la economía informal a la formal. Asimismo, es de crucial importancia que las finanzas para el desarrollo apoyen una educación pública gratuita y de calidad. La CSI y la Internacional de la Educación han respaldado un llamamiento mundial para que el Banco Mundial y su organismo de préstamos privados, la CFI, dejen de apoyar a las empresas proveedoras de servicios educativos con fines de lucro.

Burrow comentó: “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden ser una guía eficaz para las instituciones financieras internacionales en relación con la política económica, la educación, el trabajo y las cuestiones de género. Es hora de reformar el multilateralismo para cumplir estos objetivos".