Ecuador: La CSI advierte que el acuerdo con el FMI representa un ataque contra los trabajadores

El acuerdo de Ecuador con el Fondo Monetario Internacional empobrecerá a la población y perjudicará la economía del país, al aplicar una estrategia de profundos recortes en el sector público y enmiendas a la legislación laboral que precarizarán el empleo.

“La estrategia de crecimiento liderado por el sector público que introdujo Ecuador anteriormente contribuyó a reducir la pobreza en más de un tercio entre 2007 y 2016. El FMI quiere dar al traste con ese enfoque exitoso, al insistir en la austeridad como condición para la concesión de un préstamo al país por valor de 4.200 millones de USD. Los salarios descenderán, el desempleo aumentará, y las perspectivas de crecimiento económico se estancarán o declinarán”, aseveró la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.

Un detallado análisis del acuerdo del FMI, elaborado por la oficina en Washington de la CSI/Agrupación Global Unions, documenta las cuestionables proyecciones realizadas por el FMI, empleadas para justificar recortes de decenas de miles de puestos de trabajo en el sector público, reducciones salariales y el menoscabo del cumplimiento de las normas de la OIT por parte de Ecuador. Las recomendaciones para la desregulación del mercado del trabajo se derivan del desacreditado informe del Banco Mundial “Doing Business”.

Durante una reunión en Ecuador con el Ministro de Trabajo, Andrés Vicente Madero Poveda, el Secretario General Adjunto de la CSI, Víctor Báez, advirtió del impacto negativo que han tenido otros acuerdos similares para los trabajadores y las trabajadoras en Grecia, Egipto, Túnez y Argentina. Apuntó a que, incluso si el Gobierno estuviera contemplando medidas que pudieran resultar beneficiosas para los trabajadores y trabajadoras, sus decisiones podrían ser ‘vetadas’ por el personal del FMI.

El FMI afirma que reduciendo costos laborales, junto con otras medidas para liberalizar la economía, se conseguiría atraer inversión privada desembocando en una recuperación. No obstante, programas similares que han aplicado este modelo terminaron sistemáticamente en el fracaso de previsiones de crecimiento totalmente irrealistas, al tiempo que empeoraron los indicadores sociales.

“El FMI debería dejar de aferrarse a políticas que resultan perjudiciales para las economías a largo plazo y que hacen que recaiga toda la carga sobre los trabajadores y las trabajadoras. Tendría que apoyar un sector público fuerte y viable, y programas que garanticen que la economía redunde en beneficio de la población y no de intereses financieros internacionales y multinacionales, que buscan constantemente la mano de obra más barata y ‘flexible’ sin importarles en absoluto los medios de subsistencia ni las condiciones de vida y de trabajo de las personas”, comentó Báez.

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