Los presos forman parte de los alrededor de 300 detenidos por haberse manifestado a favor de la paz. Tras advertir del advenimiento de una crisis humanitaria, los médicos fueron denunciados por el presidente turco Erdogan, quien les tildó de “amantes del terrorismo”.
“Periodistas, defensores de los derechos humanos y de los trabajadores, políticos e intelectuales están siendo víctimas de la represión generalizada de un régimen que se está convirtiendo rápidamente en una dictadura. Estas últimas detenciones demuestran hasta dónde está dispuesto a llegar el presidente Erdogan para suprimir cualquier tipo de disidencia o discrepancia con las políticas de su gobierno, en perjuicio de la amplia mayoría de la población y de la frágil democracia turca”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.