La condena de Lula socava aún más la democracia y el estado de derecho en Brasil

La confianza en el estado de derecho en Brasil ha sufrido un severo golpe este miércoles, cuando un tribunal de apelación le negó un juicio justo al ex presidente Luis Inácio Lula da Silva. El tribunal ignoró todas las pruebas de la inocencia de Lula y procedió a mantener una sentencia dictada por un tribunal inferior, aumentándola a más de 12 años.

La popularidad de Lula y las posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de este año son vistas como un factor clave en la decisión del tribunal de apelación.

"Ha sido imposible para Lula recibir un juicio justo. Desde el principio, todo el proceso ha sido una farsa legal disfrazada de justicia. Los derechos humanos fundamentales de Lula han sido violados, se han agotado todos sus recursos legales en el país y estamos remitiendo las acciones y decisiones de este tribunal al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas", señaló el abogado de Lula, Cristiano Zanin Martins.

"Hemos visto cómo el poder ejecutivo y el legislativo de Brasil perdieron toda confianza y legitimidad con el golpe perpetrado contra Dilma Rousseff, una presidenta electa por el pueblo. Ahora el estado de derecho se ha visto gravemente socavado por el poder judicial. Esta es una condena motivada por intereses políticos. Es urgente reestablecer la democracia, y la única forma de lograrlo es mediante elecciones justas y democráticas en las que Lula tenga derecho a ser candidato", señaló la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.

En las encuestas, las intenciones de voto para Lula han aumentado en los últimos meses en la misma proporción que los ataques de sus oponentes en los medios de comunicación, controlados en Brasil por un puñado de ricos oligarcas. El miércoles, incluso una de las estaciones de televisión más grandes del país anunció el veredicto horas antes de que los jueces pronunciaran su sentencia.

El juez del tribunal de apelación Pedro Gebran, amigo de la familia del controvertido y desacreditado magistrado de primera instancia Sergio Moro, quien originalmente sentenció a Lula, afirmó que tenía la "convicción personal" de que las acusaciones contra Lula eran ciertas, a pesar de la falta de pruebas reales.

El movimiento sindical de Brasil se unió para apoyar a Lula y se comprometió a mantenerse movilizado y luchar por la democracia en las calles. Durante el juicio, cientos de miles de brasileños protestaron en todo el país contra la parcialidad de los jueces y en apoyo de Lula.

Esta semana, se ha lanzado en todo el mundo una invitación para unirse a la convocatoria mundial para defender la democracia en Brasil: www.standwithlula.org/es