Declaración del Día Internacional de la Juventud 2017: El futuro del trabajo que queremos.

Con ocasión del Día Internacional de la Juventud, el Comité de Juventud de la CSI solicita a los trabajadores, organizadores, activistas y líderes sindicales jóvenes que utilicen la fuerza colectiva para contribuir a conformar un futuro del trabajo que garantice empleos decentes de calidad para los jóvenes de todo el mundo.

Un futuro que permita a los jóvenes beneficiarse de los cambios que se están produciendo en el mundo laboral – ya sea en la economía del conocimiento, en la economía verde, en la economía “gig”, etc. Un futuro que apoye a los jóvenes a la hora de escoger y tomar decisiones sobre sus propias vidas. Y que garantice que todo el mundo pueda disponer de una educación, una sanidad, unos servicios de atención infantil y una asistencia social de calidad.

Los jóvenes se enfrentan a un futuro sumamente incierto. El aumento repentino del desempleo juvenil a escala mundial, el carácter cada vez más precario e informal del empleo, los cambios que se están dando en el mundo del trabajo y las crecientes desigualdades, son algunos de los retos que están teniendo que afrontar los jóvenes hoy en día. Las numerosas guerras y conflictos, los fenómenos climáticos extremos que están provocando millones de refugiados y de desplazados, y la implacable propagación del populismo nacionalista, el racismo, la xenofobia, la misoginia y la homofobia, hacen que muchas personas vivan atemorizadas en este mundo fracturado.

Como jóvenes, tenemos el poder de dar forma al futuro del trabajo y al mundo que queremos. Los movimientos de Black Lives Matter de Estados Unidos, las potentes protestas estudiantiles de Sudáfrica, las manifestaciones juveniles contra la desregulación del mercado laboral en Europa, los jóvenes activistas por la paz en Colombia, y la sindicalización de gigantes corporativos como Starbucks y McDonalds, dan prueba de que los jóvenes están desafiando abiertamente el actual statu quo económico y político.

Como jóvenes activistas y organizadores sindicales, nos mantenemos comprometidos a organizar en torno a un trabajo decente de calidad, unos lugares de trabajo libres de discriminación y violencia, la igualdad de oportunidades, unos salarios justos y unos sistemas de protección social sensibles a las cuestiones de género para los y las jóvenes.

Nos mantenemos firmes en nuestras exigencias a favor de un sistema económico que garantice los derechos humanos fundamentales, que proteja nuestro planeta, que dé más prioridad a las personas que a las corporaciones y que cubra las necesidades básicas para que todas las personas puedan tener una vida decente y digna.

Contemplamos un futuro en el que los valores de la paz, la democracia, la solidaridad y la justicia social sean una realidad.

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