El martes, el FMI corrigió a la baja sus previsiones anuales de crecimiento anual por séptima vez consecutiva, y confirmó que 2015 será el año con la tasa de crecimiento económico global más baja desde la Gran Recesión de 2008-2009. El FMI declaró asimismo que los riesgos de un deterioro aún mayor, incluso amenazas de recesión, son “más pronunciados” que hace apenas unos meses.
La Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow, indicó: “Dos grandes países, Brasil y Rusia, están ya en recesión. Debido a ello y con un crecimiento reducido en China, la recesión podría extenderse a otros países. El ‘Plan de Acción de Brisbane’ del G20, según el cual en base a los modelos diseñados por el FMI y la OCDE, los países supuestamente verían sus tasas de crecimiento aumentar en un dos por ciento, parece estar dando marcha atrás, dado que el crecimiento está frenándose. Las IFI deben tomarse en serio las amenazas de recesión y promover inversiones en infraestructura social y física, incluso en tecnologías verdes, para reducir el déficit global de empleo”.
Sharan Burrow achacó al FMI en particular haber optado por la austeridad hace cinco años, contribuyendo al constante deterioro del crecimiento global desde entonces. Incluso la Oficina de Evaluación Independiente del propio Fondo considera que la promoción de políticas de consolidación fiscal resultó “prematura”, según un informe publicado el año pasado.
Echó además la culpa al FMI por alentar a muchos países con dificultades económicas a desregular sus mercados laborales e incluso desmantelar mecanismos centralizados de negociación colectiva. “Este tipo de medidas no hará sino que el trabajo sea aún más precario y acentuará la desigualdad”, indicó Burrow. “Es sumamente irónico que el FMI publique estudios deplorando el incremento de la desigualdad de ingresos a causa del debilitamiento de las instituciones del mercado laboral y al mismo tiempo aliente a los países a hacer que sean aún más débiles”.
La declaración de la Agrupación Global Unions a las reuniones anuales de las IFI en Lima incluye la siguiente recomendación: “Tanto el FMI como el Banco Mundial deberían desarrollar enfoques consecuentes y coherentes dentro de sus instituciones para reducir la desigualdad de ingresos y riqueza en los países miembros”. La declaración completa está disponible aquí:
