El vínculo establecido por el Papa Francisco entre las medidas de lucha contra el cambio climático y a favor de la justicia social es clave para el progreso

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El llamamiento sin precedentes a la acción del Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si” expresa de forma clara y determinante las terribles consecuencias que el cambio climático y el impacto medioambiental están teniendo ya para los más pobres y los más vulnerables.

Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, señaló a este respecto: “Las palabras del Papa Francisco destacan el hecho de que, a menos de que se tomen medidas para luchar contra el cambio climático, nuestros objetivos de progreso social y de trabajo decente para todos seguirán siendo un mero sueño. El dramático deterioro de nuestro medio ambiente representa una amenaza para los derechos humanos y la justicia social, y su enérgico mensaje refuerza la necesidad de una transición justa hacia un futuro con bajas emisiones de carbono y medioambientalmente sostenible. Nosotros compartimos este imperativo de transformación de nuestro sistema económico a fin de evitar la contaminación y hacer posible que los trabajadores y sus familias accedan a puestos de trabajo decentes y medios de vida dignos”.

La encíclica ha recibido el apoyo de otros líderes religiosos y medioambientales en lo que todos coinciden en considerar un llamamiento urgente y oportuno a los responsables políticos, a las comunidades y a las personas de todas las generaciones para tomar medidas contra el cambio climático y la injusticia social.

“El Papa Francisco hace hincapié en lo que el movimiento sindical sabe por experiencia, que “sin la presión de la población y de las instituciones siempre habrá resistencia [de las autoridades políticas] a intervenir”, afirmó Sharan Burrow.

Este llamamiento a la movilización y a mostrarnos ambiciosos adquiere especial importancia en este período previo a las negociaciones sobre el clima en París, en diciembre de 2015. La CSI manifiesta una profunda preocupación porque hasta la fecha, a las puertas de París, todavía no se sabe qué acuerdo concluirá esta cumbre para proteger a los ciudadanos de los efectos catastróficos del cambio climático, así como para encaminar al mundo por la senda de la creación de puestos de trabajo decentes y verdes, entornos sanos y prósperos para todos y todas.

“Este es el momento en que los grupos ecologistas, los movimientos sociales, los sindicatos y las comunidades confesionales han de unirse en la lucha contra el cambio climático, cada uno de acuerdo con sus valores y su potencial, pero con un compromiso común de apoyar una transformación profunda y justa de nuestras economías y sociedades para el bien del planeta y de todos los hombres y mujeres que lo habitamos”, concluyó Sharan Burrow.