Grecia: el FMI debería poner fin a sus ataques contra las pensiones y los derechos de los trabajadores

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La CSI considera censurable la posición del FMI por la línea dura que mantiene en Grecia, incluyendo sus exigencias para que el Gobierno griego desmantele los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.

El movimiento sindical internacional expresó su más firme apoyo a su organización afiliada en Grecia, la GSEE, en un momento en que las exigencias irrazonables en materia de austeridad y reformas desreguladoras podrían obligar al país a no cumplir sus compromisos de pago con el FMI a principios del próximo mes. En junio, el Gobierno deberá elegir entre mantener los servicios públicos vitales y pagar las pensiones o reembolsar los préstamos a esta entidad crediticia internacional, que es en gran parte responsable de la actual situación en la que se encuentra Grecia.

La Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow, señaló que “La CSI considera inaceptable que el FMI haya adoptado una postura de línea dura dentro de la Troika, o el ‘Grupo de Bruselas’, y esté presionando a los acreedores de la Unión Europea a no desembolsar los préstamos a menos que Grecia recorte las pensiones hasta un piso que no supere los 360 euros al mes, es decir, por debajo del nivel de subsistencia. Con más de la cuarta parte de la población activa sin empleo, un gran número de hogares dependen de la pensión de sus mayores como única fuente de ingresos estable, por lo que seguir recortando las pensiones acabaría hundiéndolos en la pobreza”.

El FMI también ha exigido intensificar el desmantelamiento de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras griegos, cuya mayoría ya ha perdido la cobertura de la negociación colectiva, ha visto liberalizarse de lleno los despidos colectivos, la abolición de la ley que protege las actividades sindicales y la implantación de nuevas restricciones al derecho de huelga . “La legislación laboral de Grecia guarda conformidad con las normas de la Unión Europea”, afirma Sharan Burrow. “La aparente intención del FMI de eliminar la voz colectiva de los trabajadores y las trabajadoras en Grecia no logrará de ningún modo fomentar la recuperación, pero sí puede conseguir que la desigualdad aumente a pasos agigantados. El FMI tendría que mostrar cierta coherencia con sus propias investigaciones sobre los impactos negativos de la desigualdad. Debería respetar los derechos de los trabajadores y apoyar una reforma fiscal equitativa en Grecia”.

La CSI señaló que cuando el FMI concluyó su primer contrato de préstamo con Grecia en mayo de 2010, previó que su programa restauraría el crecimiento económico en el plazo de dos años, que el desempleo alcanzaría un máximo inferior al 15 por ciento y una deuda pública inferior al 150 por ciento del PIB. En realidad, el desempleo se ha disparado al 25 por ciento desde 2012, y la relación entre la deuda y el PIB se sitúa actualmente en 180 por ciento, a pesar de la condonación parcial de hace tres años.

“Vista la ineptitud del FMI para predecir el grado de depresión y endeudamiento que han causado sus condiciones de préstamo, es comprensible que el electorado griego se mostrara escéptico ante las promesas de la Troika de vuelta a la prosperidad a la hora de elegir un nuevo gobierno en enero”, afirmó Sharan Burrow. “Después de cinco años de una austeridad y ajuste estructural destructivos, el FMI y otros acreedores internacionales deben poner fin a su obstruccionismo, desembolsar los préstamos de acuerdo con las extensiones previamente concedidas y apoyar los esfuerzos del pueblo griego para reconstruir su economía a través de políticas que den prioridad a la creación de empleo. Hacemos un llamamiento al FMI para que desista de sus desmesurados ataques contra los salarios, los derechos y las pensiones de los trabajadores y las trabajadoras”.