Declaración de la CSI con ocasión del Día de los Derechos Humanos

photo: Photo: Steve Rhodes

Hoy, 64 años después de que las Naciones Unidas declararan el 10 de diciembre Día Internacional de los Derechos Humanos, el mundo es testigo de una ataque sin precedentes contra uno de los derechos humanos más fundamentales: el derecho a la huelga.

Prácticamente todos los países del mundo reconocen que los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a hacer huelga, y cerca de 90 países han consagrado este derecho en su Constitución Nacional.

Desde las primeras luchas libradas para conseguir una jornada laboral de 8 horas y un salario justo, para conseguir salud y seguridad en el trabajo, para conseguir días de descanso semanal y protección contra la discriminación y la explotación en el trabajo, el derecho fundamental de los trabajadores y trabajadoras a ponerse en huelga ha proporcionado una plataforma decisiva para el progreso económico y social. Y cuando las personas se sublevan contra una dictadura y contra la opresión política, su derecho a la huelga siempre ha sido y será un pilar no negociable de la democracia.

Únicamente en las dictaduras más totalitarias se deniega el derecho a la huelga.
Las organizaciones patronales están tratando ahora de eliminar ese derecho del Derecho internacional. Pretenden modificar, a peor y para siempre, el equilibrio de poderes que existe en el lugar de trabajo y en la sociedad.

Cuando la democracia se expande, los trabajadores y sus sindicatos tienen más espacio para trabajar a favor de la igualdad y de la justicia económica y social. Cuando el espacio democrático se cierra, como está pasando actualmente en muchos países, los trabajadores y sus sindicatos se sienten atacados.

Durante más de 100 años, siempre que empleadores y Gobiernos se han negado a dialogar y a negociar y han impuesto su voluntad, los trabajadores han dado de todas maneras el paso y han afrontado los riesgos que supone ponerse en huelga. Eso no va a cambiar.

Suprimir el derecho a la huelga significa eliminar el último baluarte contra la opresión. El movimiento sindical internacional está firmemente decidido a luchar contra la agresión a este derecho básico. Somos la fuerza de la oposición, y somos la fuerza del progreso.
Eliminar el derecho a la huelga nos convertiría a todos en esclavos. No vamos a permitir que eso ocurra.