Entrevista en primer plano a Sandra Viktor (LO-Suecia)

“¡Ser sindicalista es el trabajo más fantástico del mundo!”

Sandra Viktor, de 26 años, está a cargo de la sindicalización de jóvenes en el sindicato LO-Suecia al sudeste del país (1). Nos cuenta las dinámicas campañas que lleva a cabo la LO para atraer a las trabajadoras y trabajadores jóvenes y de qué manera la solidaridad internacional contribuye a que los jóvenes suecos se interesen por el sindicalismo.

¿Cómo llegó a estar a cargo de la sindicalización de jóvenes en el sindicato LO?
La LO se puso en contacto conmigo cuando asistía a un curso sobre los derechos de los trabajadores en la Universidad de Malmö. El sindicato me pidió que llevara a cabo una campaña en los institutos superiores destinada a brindar formación a los jóvenes en lo referente a sus derechos laborales: Muchos jóvenes comienzan a trabajar mientras todavía están estudiando, a partir de los 15 ó 16 años de edad, pero no saben nada de los derechos que tienen en su calidad de jóvenes trabajadores. Mi tarea consistía en ir a las aulas y hablarle a los estudiantes durante aproximadamente una hora. Ése fue mi primer empleo a tiempo completo como sindicalista. Anteriormente ya me habían elegido delegada sindical en un negocio de venta de ropa donde trabajaba.

¿Cómo reaccionan los jóvenes de 15 ó 16 años cuando les habla sobre los derechos de los trabajadores y del sindicalismo?
Al principio se muestran bastante reticentes pero cuando se dan cuenta de que muchos de sus amigos ya trabajaron y tuvieron problemas, van dándose cuenta de la importancia del tema. Entonces se interesan mucho y mantenemos discusiones muy francas sobre esas cuestiones. Por ejemplo, hablamos de los convenios colectivos. Esta área es muy importante porque en Suecia no hay un salario mínimo estipulado por ley sino que el mismo se fija en los convenios colectivos. El 80 por ciento de las empresas suecas tiene un convenio colectivo. Esos convenios se aplican a todos los trabajadores y trabajadoras, incluidos los estudiantes.

¿Qué ventajas inmediatas pueden obtener los jóvenes al afiliarse?
Cuando tienen algún problema en un empleo pueden recurrir a los servicios de un defensor del pueblo que puede negociar en su nombre. También verificamos que se les haga seguro para el caso de accidente o lesiones sufridas en el lugar de trabajo. En un plano más relacionado con el esparcimiento, estamos planeando organizar una velada musical durante las vacaciones de verano, la que nos brindará también ocasión de proporcionarles información sobre sus derechos. Al comienzo de las clases, volveremos a reunirlos para hablar de sus experiencias laborales como estudiantes. Podrán hacer preguntas, por ejemplo, en caso de que hubieran tenido algún inconveniente. La idea es que se establezca una relación más estrecha entre el sindicato y las trabajadoras y trabajadores jóvenes. También tenemos una revista sindical para jóvenes. El 30 por ciento de los miembros de la OIT tiene menos de 35 años.
Hemos instalado además una línea telefónica a la que pueden llamar todos los trabajadores y más especialmente los jóvenes, para hacer preguntas sobre su trabajo, sus derechos como trabajadores... La iniciativa tiene mucho éxito: El año pasado, nada más que durante la temporada de verano llamaron a ese número unas 6.000 personas. La mayoría de ellas hacen preguntas sobre los salarios y en segundo lugar están las preguntas sobre el entorno laboral, lo que lleva a otras cuestiones, como las relaciones en el mercado laboral...

¿Cuál es la fuerza de los sindicatos en Suecia?
El 80 por ciento de la mano de obra está sindicalizada. Es un porcentaje altísimo pero la cantidad de miembros está en baja porque las trabajadoras y trabajadores jóvenes no entienden qué ventaja supone para ellos afiliarse. Por lo tanto, desde hace unos dos años llevamos a cabo campañas en los colegios. Procuro convencer a los jóvenes de afiliarse a un sindicato mientras todavía son estudiantes, pagando una cotización menor. Es importante que se afilien en ese momento, antes de que obtengan su primer empleo porque si una persona se habitúa a no pertenecer a un sindicato, en general no se afiliará nunca, entre otras cosas porque la cotización es bastante elevada. Ahora bien, las negociaciones colectivas corren riesgo precisamente porque está disminuyendo la cantidad de afiliados sindicales.

¿Cuáles son los principales obstáculos para la sindicalización de jóvenes, aparte del precio de la cotización?
Los jóvenes consideran que los sindicatos son organizaciones de personas de edad. No se sienten identificados porque en ellos no ven que haya muchos otros jóvenes trabajadores.

¿Es así?
Sí. Yo muchas veces estoy sola con hombres de más de 40 años. Es un problema: En Suecia tenemos un elevadísimo índice de sindicalización pero pocos jóvenes trabajadores que militen en los sindicatos.

¿Se debe a esa imagen de organización de personas de edad?
Sí. Pero también porque ya no luchamos como antes. El movimiento sindical está algo desgastado. Casi no hay problemas nuevos, ni nuevos objetivos, nuevas visiones. Eso está cambiando con la llegada de jóvenes que se afilian pero todavía no tenemos poder de decisión dentro de los sindicatos.

¿Se puede explicar esta situación por el alto nivel de vida de Suecia?
Sí, pero ahora tenemos un nuevo gobierno conservador y la gente empieza a reaccionar, principalmente las trabajadoras y trabajadores jóvenes. La subida de este gobierno es una cosa mala para el país y para el modelo social que desean los sindicatos: Está reduciendo el fondo de desempleo y los derechos de los trabajadores. Ahora hay más gente que quiere luchar para que Suecia mejore. Quizás eso nos ayude a conseguir que aumente nuestra membresía.

¿Salen ustedes al encuentro de los jóvenes también en sus lugares de trabajo?
Así es. Y más especialmente nos ponemos en contacto con los estudiantes que trabajan en los restaurantes, negocios, cafés... Es muy importante que el sindicato lleve a cabo campañas de gran visibilidad para las trabajadoras y trabajadores jóvenes y que cuente con jóvenes sindicalistas que se reúnan con esos trabajadores jóvenes, porque el contacto que se establece entre ellos es más fluido. La campaña de la que estoy hablando se hizo en junio, julio y comienzos de agosto. Estuvo dirigida a los estudiantes que toman empleos de verano y que son muy vulnerables en el mercado laboral.

¿Observan ustedes reacciones negativas de parte de los empleadores?
A veces sí pero en la mayoría de los casos la reacción es positiva, tanto de parte de los trabajadores como de los empleadores porque muchos de estos últimos no conocen realmente los derechos de sus empleados y en eso, los sindicatos también pueden brindarles ayuda a ellos. Es una buena forma de cooperación.

¿Están las trabajadoras y trabajadores jóvenes al corriente de las numerosas actividades que lleva a cabo la LO de Suecia en el ámbito de la solidaridad internacional de trabajadores?
Como es de suponer, yo hablo de eso en los colegios, entre otras cosas porque las cuestiones internacionales nos afectan a todos. Las multinacionales suecas están trasladando sus establecimientos a otros países, especialmente China. Los jóvenes me preguntan por qué. Me gusta explicarles las razones, hablarles de las condiciones de los trabajadores chinos. La mayoría de los jóvenes son miembros de distintas ONG pero no de sindicatos. Cuando se les explican los problemas relacionados con los derechos de los trabajadores existentes en el mundo, se puede ver que se les está abriendo un panorama nuevo, que comprenden por qué los sindicatos hacen una u otra cosa. Se dan cuenta de que tendrían que afiliarse a un sindicato y no solamente militar en pequeñas ONG que no tienen realmente poder. Explicar a los jóvenes todo nuestro programa internacional es entonces una buena manera de motivarlos a afiliarse a los sindicatos suecos.

¿Qué la mueve a usted a realizar esta labor de sindicalista?
Al explicarle a la gente por qué tiene que afiliarse a un sindicato, estamos construyendo un movimiento sindical fuerte a través del mundo, un movimiento que hará factible una mayor colaboración. Todo el mundo habla de la mundialización. Es un tema importante pero es necesario formarse para comprender bien cuales son sus pros y sus contras. En lo que a mí me concierne, esta experiencia constituye también una experiencia social. Gracias a ella puedo salir todos los días a ponerme en contacto con los trabajadores y trabajadoras de toda Suecia y a veces, del mundo entero. Lo considero el trabajo más fantástico del mundo: me permite crecer como persona y espero poder servir de inspiración a otras personas para que trabajen con el mismo fin: procurar alcanzar la meta de trabajo decente, especialmente para las trabajadoras y trabajadores jóvenes, porque somos el grupo más vulnerable de la sociedad.

¿Tuvo usted también malas experiencias en esta labor sindical?
Yo prefiero que la gente me mire mal o bien. Para mí, lo peor son las personas indiferentes, a las que todo les da lo mismo. Esa actitud me desanima porque no es muy difícil lograr que cambie. Cuando una persona tiene una opinión contraria, se le puede hablar y tratar de convencerla pero con las personas a las que casi nada conmueve, la labor es realmente muy ardua. La juventud sueca no está suficientemente motivada para tratar de mejorar las cosas. Es pasiva y esa actitud a veces me desalienta. Me ponen muy nerviosa ciertos sindicalistas de más edad que no permiten que los jóvenes trabajadores avancen en el sindicalismo, que les dicen que ya llegará su momento, se aferran a sus cargos y no quieren que nada cambie.

Usted es sindicalista en un país que está bien económicamente. Trabaja para un sindicato que contribuye a la solidaridad internacional de la que no se beneficia directamente... ¿qué espera usted de la CSI?
Que trasmita el mensaje en todo el mundo. A la juventud sueca le parecería fantástico que se hicieran campañas sobre el trabajo decente en la televisión o mediante murales. Los jóvenes suecos suelen estar bien al corriente de los problemas de los trabajadores de otros lugares del mundo pero no siempre saben qué pueden hacer para que la situación mejore. Si la CSI pudiera llevar a cabo grandes campañas mundiales, se podría conseguir que más jóvenes se adhirieran a sindicatos, inclusive en Suecia. Necesitamos motivaciones que nos lleguen del mundo exterior para encender la llama de nuestras trabajadoras y trabajadores jóvenes. A ellos les gusta mucho hablar de la solidaridad internacional pero no siempre saben que los sindicatos son el centro de la misma. La CSI es la indicada para lograr que esto cambie.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau


(1)Después de esta entrevista –llevada a cabo en junio de 2007-, Sandra Viktor siguió militando muy activamente en el movimiento sindical y ahora es la defensora del pueblo del sindicato sueco de trabajadores de hotelería y restaurantes.


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