El informe, elaborado conjuntamente con la Comisión Sindical Consultiva de la OCDE (TUAC), también cuestiona las demasiado optimistas tasas de crecimiento positivas proyectadas para EE.UU., Reino Unido, Japón y Alemania, y señala varios otros factores económicos preocupantes, entre los que se cuentan:
El enfriamiento de las economías de mercados emergentes y la continua contracción de los países en crisis de la zona euro;
Los “antiguos” problemas de bajo crecimiento y alto nivel de deuda pública y privada siguen sin resolverse, al tiempo que se avecinan nuevas amenazas;
Los bancos centrales se han convertido en el último recurso para la economía global, contribuyendo a la posible creación de burbujas inmobiliarias y bursátiles; y
La deuda de los mercados emergentes, en países como Brasil, China, Rusia y Turquía, ha alcanzado niveles insostenibles.
“Esta evolución es el resultado de la actual política de austeridad mundial, de ‘reformas’ diseñadas para debilitar a las instituciones del mercado de trabajo y la tolerancia mostrada ante la creciente desigualdad. Necesitamos un cambio de política para salir de esta trampa y evitar que se produzca otra crisis financiera que pondría en peligro la economía real y el bienestar de millones de familias”, afirmó en el foro John Evans, Economista Jefe de la CSI y Secretario General de la TUAC.
Por su parte, Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, recalcó: “No podemos permitirnos volver a aplicar estos antiguados modelos de crecimiento, donde el 1% de la población acapara la mayor parte del crecimiento mientras que los salarios de las familias trabajadoras se han quedado estancados.”