Más de 600 personas murieron, incluyendo 43 policías, y cientos resultaron heridas cuando las fuerzas de seguridad desalojaron los campamentos de los partidarios de Mohamed Morsi y de los Hermanos Musulmanes.

Informes procedentes de Egipto indican que por lo menos 11 personas partidarias de las autoridades provisionales habían sido secuestradas, torturadas y asesinadas en esos campamentos desde finales del mes de junio.

“Este atroz ciclo de violencia debe cesar inmediatamente, y todos los bandos deben tener acatar el llamamiento del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de observar la máxima moderación. El único camino a seguir para Egipto es a través del diálogo con todas las fuerzas democráticas y el rechazo absoluto de la violencia. La alternativa es el riesgo de un conflicto civil prolongado y sangriento”, afirmó la Secretaria General de la CSI Sharan Burrow. “El pueblo egipcio tiene derecho a vivir en paz, y las autoridades tienen la obligación de proteger a todas las personas de la violencia respetando plenamente el Estado de derecho.”

La CSI hace un llamamiento a las autoridades provisionales para que cumplan su compromiso de establecer un sistema político democrático y civil a través del diálogo con las fuerzas que clara y categóricamente rechacen todas las formas de violencia, garantizando así los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres y de las minorías religiosas, a la par de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. La justicia social y el derecho de los trabajadores y las trabajadoras a defender sus intereses a través de sus propias organizaciones libres e independientes deben ser reconocidos como pilares fundamentales de un futuro democrático para Egipto.