Mintu Hossain y Rokibul Islam se encontraban entre los 3.000 trabajadores concentrados frente a las puertas de la fábrica cuando los guardias de seguridad abrieron fuego, matando en el acto a Mintu e hiriendo de muerte a Rokibel. Otros 35 trabajadores resultaron igualmente heridos, al menos 10 de ellos con impactos de bala, según recoge el periódico Daily Star de Bangladesh.
El director de la fábrica, Khurshid Alam, quien según fuentes policiales ordenó a los miembros de la milicia gubernamental Ansar abrir fuego contra los trabajadores, ha sido detenido. Daily Star informa que el propietario de la empresa, Afil Uddin, parlamentario de la Awami League que posee importantes negocios en el país, ha solicitado que se abra una investigación.
“La dirección de la empresa y los funcionarios del Ministerio del Interior, responsable de la milicia, han de responder por este crimen. No puede permitirse que empresarios poderosos y con buenas conexiones estafen a sus trabajadores y recurran a su influencia política para eludir responsabilidades por estos asesinatos”, afirmó la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.
Líderes del sindicato Akij Bidi Labourers’ Union indicaron que la protesta de ayer frente a la fábrica era una acción pacífica, y que los trabajadores combinaron acciones de paro laboral con asambleas públicas para presionar reclamando salarios decentes.
Burrow escribió una carta a la Primera Ministra de Bangladesh, Sheik Hasina, exigiendo justicia, y representantes de la CSI actualmente presentes en Bangladesh han solicitado una reunión con el Ministro de Trabajo de aquel país.
“Este terrible crimen es un ejemplo más del persistente ataque contra los derechos de los trabajadores y trabajadoras de Bangladesh, y el Gobierno debe asumir su responsabilidad de proteger a sus ciudadanos, en lugar de limitarse a apoyar los intereses de los ricos y poderosos”, manifestó Burrow.