Primer plano de Vincent Neveu (CGT - Francia)

Suicidios en Renault Francia: las condiciones de trabajo generan malestar

¿Qué sucede en el Technocentre, ese establecimiento de estudios e investigación de la multinacional francesa Renault? En otoño tuvieron lugar dos dramas del mismo y a finales de febrero se suicidó un tercer asalariado... Las afiliadas francesas de la CSI (*) denuncian las estresantes condiciones de trabajo, generadoras de sufrimiento y malestar. A comienzos de mayo, la sección del seguro de enfermedad de la seguridad social catalogó a una de las muertes como accidente de trabajo. Análisis con Vincent Neveu, delegado sindical central adjunto de la CGT (Confédération générale du travail), del grupo por la ingeniería y el sector terciario.

Tres suicidios en menos de seis meses… ¿Cómo explica estos dramas reiterados ocurridos en el establecimiento francés de investigación del grupo Renault?

No cabe duda de que la cifra resume mejor que otras cosas la situación en la que está el personal de ese establecimiento: La misma patronal declara que, como promedio, cada asalariado deja de tomar 40 días francos por año para poder alcanzar las metas laborales. Hace algunos años, Renault sacaba cuatro modelos por año. Hoy, con menos personal y disponiendo de menos medios y presupuestos para capacitación, los 12.000 asalariados del Technocentre tienen que hacer seis... Se los presiona al máximo. Para conseguir lo que desea, la dirección del Grupo le dice sin cesar al personal que si fracasa en su labor toda la empresa sufrirá las consecuencias, que tal o cual establecimiento de producción tendrá que efectuar despidos... Los compañeros que se suicidaron estos últimos meses trabajaban todos en la definición de los nuevos modelos. Eran empleados serios, muy dedicados a su trabajo, personas que querían hacer las cosas bien, que querían cumplir debidamente con sus responsabilidades. Hay que imaginarse el contexto en el que se mueven los ingenieros, los cuadros intermedios y los técnicos dentro de este establecimiento. A pesar de las colosales ganancias que obtiene el grupo (3.000 millones de euros en el último ejercicio), las presiones al el empleo, a los ascensos y al mantenimiento del poder adquisitivo son frecuentes…

¿Una forma patógena de gestión?

Es lo menos que puede decirse. La actitud de la patronal que predomina en el Grupo consiste en hacer competir constantemente a los asalariados entre sí. En el establecimiento de Guyancourt no hay ningún horario expuesto: ni de apertura ni de cierre del establecimiento. Los aumentos de remuneración dependen de la capacidad de cada uno de cumplir con objetivos individuales, objetivos que se van colocando cada vez más alto. A todos se les exige incesantemente que se distingan, que hagan siempre más que antes. Esta lógica catastrófica no permite que haya ningún tipo de solidaridad, ningún respiro (ninguna respiración). Recuerdo haber escuchado un día a un inspector del trabajo muy conocido en Francia, hacer un llamado de alerta por el peligro que representa ese tipo de organización del trabajo que, al no acordar a sus asalariados ningún descanso, no les deja ni siquiera espacio para respirar (“externaliza la respiración”)”. Esta manera de explicarlo, muy exacta, resume muy bien la realidad cotidiana del personal del Technocentre. Desde la presión financiera hasta la amenaza de los traslados, desde la individualización de la gestión de las carreras laborales hasta la burocratización de las relaciones jerárquicas, todo hace que el personal se exija ahora hasta no poder más. Hace cuarenta años, en toda la red de Renault trabajaban 110.000 personas. Actualmente sólo hay 45.000, que hacen entre cinco y seis vehículos más por asalariado. Es verdad que la tecnología cambió pero también cambiaron los métodos de gestión y con ellos llegaron estas formas de ascenso y de retribución que fomentan que todos consideren a los demás como competidores e impulsan a los asalariados a alegrarse cuando un compañero fracasa esperando obtener mayor recompensa para sí mismos.

¿Confirma lo que usted dice la decisión de la Caja de Seguro de Enfermedad de reconocer uno de los suicidios como accidente de trabajo?

Opino que sí. Además, en discusiones que mantuvimos con las organizaciones sindicales del establecimiento vimos que todos piensan igual. Las condiciones de trabajo que hay en el Technocentre son extremadamente estresantes y generan tal sufrimiento y malestar que pueden culminar en lo peor. Junto con los familiares continuaremos luchando para que se reconozca la “falta inexcusable del empleador” en este caso. “Falta inexcusable”, es decir, una falta imputable a la falta de respeto por parte del Grupo de sus obligaciones en materia de seguridad en el trabajo. Además, procuraremos que se haga justicia en los casos de los otros dos compañeros que acabaron con sus vidas a comienzos del año: el técnico que el 22 de enero se ahogó en un lago situado en el predio del establecimiento y el otro, que a mediados de febrero se suicidó en su casa habiendo dejado una carta en la que explicaba que ya no podía soportar las dificultades que tenía en la empresa. Hay que acabar con el tabú del sufrimiento en el trabajo. Al movimiento sindical le llevó tiempo interesarse por esta problemática. Tenemos la responsabilidad de recuperar el tiempo perdido. Se suicidan personas en el edificio de una empresa sin que se tome el hecho como un mensaje fuerte para toda la comunidad laboral. Al decidir reconocer el primer suicidio como accidente de trabajo, la seguridad social francesa acaba de confirmarlo. Nos corresponde evitar que sigan ocurriendo tales dramas. La Organización Mundial de la Salud estima que Francia es el tercer país –después de Ucrania y Estados Unidos- donde hay más casos de depresión relacionados con el trabajo. Es urgente que todos juntos, todos los sindicalistas, nos aboquemos de lleno a este problema.

¿De qué manera?

Al día siguiente del suicidio reclamamos que se volviera a hacer un control de los horarios. Reclamamos que se revisen las formas en que se evalúa a los asalariados al final del año y que se instaure una política de comunicación interna distinta a la que utiliza ahora el Grupo. La patronal debe cambiar su manera de dirigirse al personal, dejar de preocuparlo y de presionarlo sin cesar. También reclamamos que se mejoren las condiciones de trabajo, disposiciones que podremos detallar una vez terminada la investigación que esperamos poder hacer al respecto. Desde un punto de vista más amplio, es imperativo que reforcemos nuestros vínculos con los asalariados. ¿Habrían tenido lugar estos dramas de haber tenido nosotros una mayor presencia en el terreno, si hubiéramos podido alertar a la patronal?

¿Cómo pueden convencer a los ingenieros, los cuadros intermedios y los técnicos de trabajar a un ritmo menos acelerado?

No pretendemos decir que es tarea fácil. Muchos de los asalariados, especialmente jóvenes, ahora consideran que es normal “dar todo de sí”. Creen que es una condición necesaria para que no los despidan. ¿Cómo podemos entonces avanzar? No conseguiremos convencer a nuestros compañeros machacando reivindicaciones ciegamente, conminándolos a seguirnos so pena de no cosechar lo que merecen. Si actuamos así, si los presionamos y los hacemos sentir culpables, estaremos precisamente emulando los métodos de la patronal que denunciamos. ¿Qué derecho tendríamos de hacerlo? Si vamos en contra de los asalariados, no avanzaremos. Recuerdo un l caso que tratamos durante el otoño pasado: el del teletrabajo, que era una propuesta de la patronal para contratar personal que trabajara en su casa. Al anunciarse la apertura de las negociaciones sobre ese tema, la CGT primero se opuso a esa propuesta por considerarla peligrosa... Pero nos sorprendió el gran interés que la misma despertó entre los asalariados, jóvenes ingenieros y, en particular, en las mujeres.

Nos pareció entonces importante y oportuno llevar a cabo una batalla reivindicativa sobre ese tema, la que nos permitía revisar el tiempo de trabajo y la carga laboral. Así lo hicimos y pudimos conseguir garantías colectivas para un dispositivo que, más que nada, corría el riesgo de aislar todavía más a los ingenieros y los cuadros intermedios... Lo mismo hacemos con las condiciones y el tiempo de trabajo. Abordamos los problemas según se plantean. Discutimos con los asalariados sobre las cargas laborales, lo que éstas significan, buscando avanzar colectivamente y evitar que suceda lo peor.

¿Tiene conciencia la dirección de la gravedad de los problemas que se plantean actualmente en la empresa?

Estimo que sí. Al día siguiente del tercer suicidio, la dirección del establecimiento y el Grupo Renault declararon que era necesario que los asalariados del Technocentre recuperaran con urgencia la “serenidad”, la “confianza” y “el gusto de trabajar”. Esas afirmaciones eran lo opuesto de todo lo que se nos había dicho antes. De una posición de denegación, la patronal pasó a tomar en cuenta la realidad y designó un nuevo director para la sección de ingeniería. A comienzos de mayo, aceptó el fallo de la Caja de Seguros de Enfermedad y de la seguridad social. Sin lugar a dudas, la patronal del Grupo Renault acepta encarar los problemas de frente. No obstante, reconocer la dimensión que alcanza el malestar no basta como respuesta a los problemas existentes. Seguimos esperando que se contrate el personal suplementario que reclamamos para que el personal pueda trabajar en mejores condiciones y también seguimos esperando que se amplíen las posibilidades de acceder a cursos de formación... En el Technocentre no se ha resuelto todo pero al menos se le ha dado vía libre a la palabra y eso ya es un logro.

Entrevista realizada por Martine Hassoun.


(*) Nota: Para mayor información sobre este tema, véanse las páginas de las afiliadas francesas de la CSI:

CFDT

CFTC

CGT

CGT-FO


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