Primer plano de Carlos, estibador en Lima (FETTRAMAP - Perú)

Una jornada de duro trabajo comienza para Carlos, uno de los trabajadores, afiliado al sindicato local.

Es casi la una de la mañana. La mayoría de la población de Lima duerme todavía. Pero en el mercado que abastece a la mayor parte de la capital peruana confluyen los camiones llenos de verduras, llegados de todos los puntos del país. Deben ser rápidamente descargados para que la mercancía llegue a los vendedores con las primeras luces del alba.

No hay un minuto que perder. Una jornada de duro trabajo comienza para Carlos, uno de los trabajadores, afiliado al sindicato local. Es su turno. Así lo ha decidido su organización sindical, que distribuye el trabajo siguiendo un sistema de turnos rotativos, en función de la llegada de los camiones.

“Cada saco pesa 110, 120, ó 130 kilos y a veces tengo también que subir y cabecear, es decir con una carretilla llevar los sacos delante para que los descarguen también. Voy alternando así entre descargar y cabecear, descargar y cabecear…”

El fin de semana, cuando la actividad es más intensa en el principal mercado de verduras de Lima, Carlos descarga y apila hasta 400 sacos de patatas por noche.

“En realidad hay un decreto de que el saco debe ser de 55 kilos nada más, y hasta ahora son ya varios años que estamos en esos dimes y diretes y nada, no bajan…”

Pero la ley peruana no se aplica, y ciertos sacos llenos a rebosar pueden llegar a pesar hasta 150 kilos. No es sorprendente que la mayor parte de estos hombres robustos, transformados en bestias de carga, se quejen de dolores en la columna, la espalda y las rodillas después de sólo unos meses de trabajo.

“A veces el carro llega a las tres de la mañana y el chofer del carro quiere ir rápido y te exige correr, te lo exige. En ese momento puedes dar un paso en falso o sufrir un tirón en un tendón del tobillo o algo así…”

A medida que el camión se vacía, la tarea se complica para Carlos y sus compañeros sindicalizados. Verdaderas montañas de patatas se elevan cada vez más alto. Para alcanzar la cima, hay que hacer equilibrio sobre unas rampas dispuestas a modo de escaleras. Se arriesgan a que la mercancía se les escape de las manos y acabe en el suelo, o incluso a caerse ellos.

Para el Secretario General de la organización sindical, Juan Collado Medina, el exceso de peso es el principal problema.

“Si un asociado sufre un accidente también nosotros estamos para poder apoyarlo. ¿Lo apoyamos en qué sentido? Colaboramos. Se organiza alguna actividad de solidaridad, por ejemplo una parrillada, y nosotros estamos llamados a poder colaborar ya que nosotros no tenemos seguro, somos ciudadanos olvidados por los gobiernos. Nosotros mismos sustentamos nuestros propios gastos, somos trabajadores independientes”.

Para proteger sus intereses, Carlos se ha unido al sindicato. Lo mismo han hecho otros 180 compañeros, a todos es fácil reconocerlos por sus casacas azules.

“Al pertenecer a un sindicato, al sindicato en el que estoy, estamos aportándonos para tener una… se podría decir una jubilación con dinero seguro. Los años que puedo estar sirviendo, por ejemplo unos diez años, a la hora que me retire pueda salir con una cantidad remunerada.”

Por el momento, Carlos gana entre 40 y 50 nuevos soles peruanos (entre 9,6 y 12 euros aproximadamente). Esto le da para alimentar a su familia. Pero sabe que un trabajo así es demasiado agotador a nivel físico como para poder aguantar durante mucho tiempo. Por eso, hace algunos meses ha decidido comenzar a estudiar informática. También en esto le ayuda el sindicato.

“Y es fácil porque aquí también, en el local sindical hay una cabina, ahí practico. Los dirigentes también me dejan la máquina, no me cobran, y me dejan practicar.”

Gracias al movimiento sindical, muchos trabajadores miembros del sindicato local han podido beneficiarse de becas para sus estudios.

Hay que esperar a que la ciudad de Lima se despierte para que Carlos, recostado en el local sindical, pueda tomarse un respiro y abandonarse así al sueño de la informática.


FETTRAMAP -Federación Nacional de Trabajadores Terrestres y Transportistas Manuales-


(Tomas: Ivan Castañeda, Realización: Laurent Duvillier, Post-producción: Benoit Collienne)