Entrevista en Primer Plano a Pia Stalpaert (Bélgica)

El pasado mes de junio, Pia Stalpaert, Presidenta de la sección alimentación y servicios de la Confédération des Syndicats Chrétiens de Bélgica, tomó parte en las discusiones que condujeron a la adopción de un Convenio de la OIT sobre el trabajo doméstico.

Su sindicato lucha desde hace años para lograr que se reconozcan y respeten los derechos de los trabajadores y trabajadoras de este sector. En la actualidad, Bélgica cuenta de hecho con un sistema eficaz y pretende compartir su experiencia con otros países menos organizados al respecto.

¿Cuáles son los principales problemas que afectan a los trabadores y trabajadoras del hogar en Bélgica?

El principal problema en Bélgica, como en el resto del mundo, es la situación de aislamiento en que se encuentra el trabajador del hogar. Una trabajadora del hogar empleada en una casa particular generalmente no tiene compañeros o compañeras de trabajo, se encuentra en situación de inferioridad, incluso de impotencia frente a su empleador. Muchas veces depende de la buena voluntad de la familia y no está en una buena posición para discutir sobre las condiciones salariales y de trabajo.

Pese a que resulta bastante difícil reglamentar y controlar este sector, ¿Bélgica cuenta con ciertas normas en relación con el trabajo doméstico?

En Bélgica, tenemos un sistema de negociaciones nacionales en comisión paritaria. Los trabajadores/as del hogar también están cubiertos por una de dichas comisiones paritarias. La gran ventaja es que podemos negociar las condiciones salariales y de trabajo que deben aplicarse obligatoriamente a todos los trabajadores y trabajadoras del hogar en el país.

En el seno de esta comisión, hemos logrado concluir, cada dos años, un convenio colectivo de trabajo que nos permite mejorar las condiciones de trabajo. Se trata muchas veces de pequeños pasos, pero siempre pasos hacia adelante. Después de las negociaciones, publicamos un folleto que remitimos a todos nuestros afiliados en el sector, para que estén al corriente de la evolución reciente en cuanto a su estatus.

Desde 2004, Bélgica han instaurado un sistema de cheque-servicio para enmarcar el trabajo doméstico. ¿En qué consiste?

El cheque servicio (“titre-service”) constituye un modo de pago, incluyendo una intervención financiera pública, que permite a los particulares abonar a una empresa homologada por las prestaciones de trabajo o servicios de proximidad efectuados por un trabajador en el marco de un contrato de trabajo contraído por éste con dicha empresa.

Este sistema es una iniciativa del gobierno federal de 2004, buscando por una parte una solución al problema de los numerosos parados en nuestro país al tiempo que se intentaba oficializar los trabajos de limpieza realizados en los domicilios privados que generalmente se pagaban en negro.

En un principio, nuestro sindicato no era favorable al sistema; no estábamos de acuerdo con el hecho de que ciertas personas se vieran obligadas a realizar trabajos de limpieza, pero rápidamente vimos que el sistema aporta también oportunidades. Estos trabajadores cuentan por fin con un estatus propio y forman parte de una comisión paritaria. Tuvimos que rendirnos a la evidencia de que muchos de ellos estaban realmente contentos con su trabajo y que también querían ser miembros activos de un sindicato.

¿Cuáles son las ventajas de este sistema?

Hoy en día, más de 100.000 personas trabajan dentro de este sistema, que ha logrado que el servicio doméstico resulte abordable para los hogares con ingresos medios y garantiza al mismo tiempo a las trabajadoras implicadas un estatus legal con todas las condiciones salariales y de trabajo necesarias. Les confiere sobre todo derechos sindicales.

De hecho, el sistema de cheque servicio rompe la relación de subordinación entre amo y sirviente. Los trabajadores se agrupan en el seno de una agencia, que se convierte por tanto en su empleador legal, y los hogares son en realidad clientes y no patronos. De esta manera, los trabajadores forman parte de una empresa real, tienen colegas de trabajo y pertenecen a un grupo. Tienen ocasión de seguir formaciones y sus derechos son defendidos por activistas sindicales.

El pasado mes de junio, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó un Convenio que otorga finalmente un estatus de trabajador, y por tanto derechos, a los empleados del hogar. ¿Cuál ha sido la implicación de los sindicatos belgas en la lucha por lograr este histórico convenio?

Personalmente, tuve ocasión de participar, en representación de los sindicatos belgas, en la doble discusión mantenida en Ginebra en 2010 y 2011. De hecho en 2010 yo era, a excepción de una sindicalista estadounidense, la única representante de los trabajadores en formar parte de un reducido grupo de trabajo destinado a establecer la definición del convenio.

¿Cómo es que un país tan pequeño como Bélgica ha podido participar?

Pienso que sobre todo fue debido a que intentamos, desde hace ya tiempo, defender a las personas que trabajan en un sector tan complejo como es el servicio doméstico.

Estos últimos años, hemos adquirido experiencia en el sector de los cheques servicio y podemos citar como ejemplo algunos elementos positivos de este sistema. De hecho, transmití estas experiencias durante las negociaciones en Ginebra. Es evidente que un sistema típicamente belga no podrá copiarse en el resto del mundo, pero algunos elementos sirvieron de base durante las negociaciones.

¿Cuáles son los desafíos que plantea este Convenio para Bélgica?

Ante todo, hay que ratificar el Convenio. Nuestro país goza de una buena reputación a nivel internacional en lo referente a la concertación social. Tenemos por tanto que dar ejemplo a este respecto. Por otro lado, en algunos países, el trabajo doméstico está mucho más extendido y resulta bastante más problemático que en el nuestro. Cada país deberá por tanto reflexionar sobre su propia manera de poner en práctica el convenio y debemos ayudarles aportando apoyo técnico y asistencia financiera, como hemos hecho ya en algunos países…

En Bélgica, nuestro actual Ministro de Empleo se ha comprometido a establecer un código de conducta para el personal empleado en las embajadas y para los numerosos expatriados que cuentan con empleados del servicio doméstico. Pero el sistema de asistentes a domicilio está anticuado y debe también ser revisado.

Los trabajadores/as del hogar empleados a tiempo parcial deberían, por ejemplo, tener el mismo acceso a la seguridad social que el personal contratado a tiempo completo y obtener sistemáticamente un contrato de trabajo, lo que no siempre es el caso. Tenemos aún trabajo para rato, pero el convenio aporta un empujón suplementario al estatus de los trabajadores y trabajadoras del hogar.

En general, no se ha conseguido concluir convenios espectaculares en estos sectores, por lo que no reciben mucha atención por parte de los medios de comunicación. Es la razón por la que resulta agradable beneficiarse, esta vez, gracias al nuevo Convenio de la OIT, de un interés mediático que nos permita mostrar que llevamos a cabo, en silencio, una labor sindical de gran valor.

Entrevista realizada por Anne-Catherine Greatti