Decenas de manifestantes han sido asesinados, muchos de ellos en la Plaza de la Liberación de El Cairo, puesto que el ejército y la policía se han vuelto cada vez más violentos en un vano esfuerzo por aplastar la disidencia. El Gabinete del país está dispuesto a dimitir.

“El nivel de descontento no sorprende, dado el lento ritmo de cambio y la aparente obsesión del ejército con mantenerse para siempre fuera del control del gobierno civil. Deberían apartarse y permitir la formación de un autoridad civil legítima que marque el comienzo de la democracia y aborde la corrupción y la crisis social y económica que está afectando la vida cotidiana de los egipcios”, ha dicho Sharan Burrow.

“En la euforia tras el derrocamiento del régimen de Mubarak, la comunidad internacional ha sido demasiado complaciente, depositando su confianza en un ejército que en realidad no quiere lo mejor para su país. Es hora de que los generales entreguen el poder a las personas que tienen la voluntad y la capacidad para ayudar a Egipto en su camino hacia el destino que el pueblo desea.”