Se cuestiona el funcionamiento de la sociedad de inversiones para los países en desarrollo BIO

Las revelaciones hechas por el periódico belga Le Soir al final de febrero de 2012 en un artículo titulado « las ayudas públicas desaparecen en paraísos fiscales » tuvieron una enorme resonancia en la opinión pública de ese país, rebasando incluso sus fronteras. Según la investigación realizada por ese diario, la Sociedad belga de inversiones para los países en desarrollo, BIO S.A – en la que el Estado belga posee el 84 % del capital - « destinó no menos de 151,7 millones de euros a 36 fondos de inversiones ubicados en 11 jurisdicciones », en particular, en centros financieros como Mauricio y las Islas Caimán.

Según el diario: « una buena parte de esos fondos se dedican a especular con PYMES de países emergentes que registran un fuerte crecimiento. Se trata de PYMES como: un hotel de cinco estrellas en Nigeria, una clínica privada para turistas médicos en Túnez, un fabricante de sodas en polvo para Burger King.. » [1]

Según las declaraciones hechas por la propia empresa, la contribución más importante que BIO hace al desarrollo es la « creación de empleos duraderos que son la mejor garantía contra la pobreza y favorecen el desarrollo » [2] . BIO afirma incluso que garantiza una mejor remuneración de los trabajadores que la que ofrecen otras empresas del mismo sector en los países beneficiarios de la cooperación. Al margen de ese objetivo loable y, en relación con el Programa de Trabajo Decente de la OIT, la acciones de BIO S.A. estos últimos años son aún más cuestionables, como lo demuestra el nuevo informe crítico de BIO « Empresas contra la pobreza » que concluye: « En 2010, BIO creó 3 000 empleos suplementarios con una inversión total de 107 millones de euros, lo que significa que cada empleo suplementario costó 35.000 € ». [3]

En un contexto de austeridad y recortes drásticos del gasto público en Europa, donde los actores de la cooperación realizan enormes esfuerzos para lograr la mayor eficacia de la ayuda, la contradicción es aún más llamativa.

En una carta dirigida al nuevo Ministro de Cooperación, las tres organizaciones sindicales belgas, CSC, FGTB y CGSLB, exigen una reforma urgente y profunda de BIO S.A., que coloque la transparencia, el desarrollo sostenible y el trabajo decente en el centro de las preocupaciones.

Tras la investigaciones realizadas por el diario Le Soir, BIO justificó su actuación, en particular el tránsito de fondos por los paraísos fiscales, diciendo que no hacía nada ilegal y que « el Banco Mundial y, concretamente, su organismo de inversiones, a saber la Corporación Financiera Internacional y sus filiales, el Banco Europeo de Inversiones y demás organizaciones multilaterales, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Asiático de Inversiones y otros grandes nombres de la financiación al desarrollo utilizan los mismos tipos de estructuras intermedias, con un funcionamiento similar. » [4]

Mientras tanto, el Ministro de Cooperación al Desarrollo se comprometió a modificar la legislación para garantizar un seguimiento estricto y a reforzar los criterios relativos a la cooperación que respeten la coherencia de las políticas.

No perdamos de vista esta historia.

Artículo proporcionado por Thomas Miessen, ACV - CSC