Si las reformas de la legislación laboral realizadas por el Gobierno ante la OIT en noviembre de 2017, en particular las relativas a la abolición del sistema de kafala de trabajo forzoso, no se aplican íntegramente ni se consolidan, la Copa Mundial de la FIFA no habrá dejado un legado positivo y duradero.
La aplicación, sobre todo para los trabajadores migrantes de la construcción, de la seguridad y del hogar, no ha estado a la altura de las expectativas, y muchos empleadores deshonestos han podido eludir sus responsabilidades legales en materia de salarios, traslados de puestos de trabajo, condiciones de trabajo, residencia y otras disposiciones.
La inflación ha superado los logros conseguidos mediante la introducción de un salario mínimo, y la inspección de trabajo y los comités de resolución de conflictos no han satisfecho las necesidades de toda la mano de obra migrante del país, que asciende a cerca de 2 millones de personas.
Los fundamentos jurídicos del sistema de kafala, por el cual los trabajadores están sometidos a los empleadores, se han eliminado en Qatar, y se han logrado avances significativos en lo que respecta a su aplicación. No obstante, diversos informes indican que muchos trabajadores y trabajadoras siguen teniendo problemas, sobre todo cuando quieren cambiar de empleador.
En un país donde la libertad sindical y la existencia de sindicatos no están aceptadas, el diálogo social dista mucho de lograrse, como también sucede con la promoción de la justicia social.
La aprobación de leyes en un país es una garantía necesaria pero no suficiente de que se van a respetar los derechos de los trabajadores. La existencia de sindicatos es fundamental para promover de manera continua unas condiciones de trabajo y de vida mejores para los trabajadores y las trabajadoras.
“Qatar tiene que garantizar que las reformas legislativas beneficien a todos los trabajadores migrantes, tiene que agilizar las reformas y dar el paso más importante: la ratificación y aplicación de los Convenios de la OIT sobre la libertad sindical y la negociación colectiva.
“Solo así podrá garantizarse un legado duradero que beneficie a todos los trabajadores, en particular a los migrantes. El ex ministro de Asuntos Exteriores y nuevo primer ministro, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, que ha sido nombrado esta semana, debe dar a este asunto la máxima prioridad en su gobierno”, ha declarado Akiko Gono, presidenta de la CSI.
La CSI reclama al Gobierno de Qatar una serie de pasos claros para consolidar las reformas e ir más allá:
- Un plan con plazos definidos para la ratificación y aplicación efectiva de los Convenios 87 y 98 de la OIT, luego del compromiso asumido por el Gobierno con los sindicatos mundiales en octubre de 2017 para entablar un diálogo sobre todos los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo.
- Protección y mejora de los roles de los funcionarios de enlace con la comunidad que trabajan con los sindicatos mundiales en Qatar.
- Ausencia de represalias contra los defensores de los derechos de los trabajadores.
- Mejoras demostrables en la aplicación y la inspección, especialmente en relación con los “certificados de no objeción” que permiten la movilidad de la mano de obra.
- Compromiso con los sindicatos mundiales en el Consejo del Salario Mínimo, con un incremento urgente del salario mínimo no discriminatorio.
- Diálogo constructivo con los sindicatos mundiales sobre propuestas para la creación de un Centro de Trabajadores Migrantes y un fondo de legado para los antiguos y actuales trabajadores migrantes que no tienen acceso a este tipo de apoyo.
- Un compromiso para seguir trabajando con la Agrupación Global Unions y con la OIT en estos ámbitos, en particular una evaluación y una hoja de ruta para futuras acciones que garanticen los derechos fundamentales de los trabajadores.
“La FIFA también debe desempeñar su papel, en particular en lo que respecta a un fondo de legado que resulte adecuado a su propósito y satisfaga las necesidades de las personas que han sufrido por la Copa Mundial. La FIFA no puede simplemente marcharse y eludir sus responsabilidades.
“Aunque la Copa Mundial haya finalizado, está claro que Qatar quiere seguir siendo anfitrión de eventos internacionales en el futuro. Acelerar y ahondar en la reforma también debe formar parte de ese futuro”, señala Akiko Gono.
La CSI reconoce el papel de la OIT en la lucha para garantizar los derechos de los trabajadores y las trabajadoras en Qatar, sobre todo de los trabajadores migrantes, así como la labor realizada por los sindicatos mundiales para paliar el sufrimiento de estos trabajadores. La CSI seguirá creando alianzas para luchar contra el trabajo precario en Qatar.
La CSI luchará igualmente para impedir que la FIFA imponga en el futuro condiciones como las impuestas a Brasil y Sudáfrica, anfitriones de la Copa Mundial, que desembocaron en la explotación de los trabajadores de la construcción y los servicios y excluyeron a los vendedores ambulantes de los parques de aficionados y de las zonas de entretenimiento público. Todos los órganos rectores del deporte deben respetar plenamente los derechos de los trabajadores y otros derechos humanos.
La CSI también desea que se reproduzcan y superen los progresos realizados en otros Estados del Golfo, como es el caso de Arabia Saudí y los EAU.