Primer Plano de Gabriel del Río (CASC- República Dominicana)

“Brindamos la seguridad social a más de 31.000 trabajadores de la economía informal”

La Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC) ha conseguido obtener cobertura de la seguridad social para más de 31.000 trabajadores en la economía informal y sus familias. Apoya asimismo importantes proyectos concretos a favor de los inmigrantes haitianos. Violaciones de los derechos sindicales, defensa de los trabajadores del hogar, lucha contra la pobreza... Gabriel del Río, Secretario General de la CASC, expone las distintas luchas sindicales de su organización.

¿Cómo consigue la CASC brindar acceso a la seguridad social a los trabajadores y trabajadoras de la economía informal?

El 56% de la población económicamente activa está en la economía informal. La CASC ha creado la Asociación Mutual de Servicios Solidarios (AMUSSOL), que está haciendo posible que los trabajadores de la economía informal y los trabajadores independientes puedan acceder a la seguridad social, al igual que los trabajadores y trabajadoras que tienen difícil el ingreso al régimen contributivo, como es el caso de las trabajadoras del hogar, trabajadores de pequeños talleres, etc. Mantenemos una lucha permanente para que se aplique la ley a los trabajadores de la economía informal, dado que por ley están cubiertos por la seguridad social, a través del régimen contributivo subsidiado, pero en la práctica resulta muy difícil porque el Estado no tiene los recursos necesarios ni la voluntad política para pagar la contribución correspondiente al empleador. Nosotros recibimos las cotizaciones de estos trabajadores y las pagamos a la tesorería de la seguridad social, actuando por tanto como un patrón virtual. El trabajador debe pagar dos cotizaciones: la que le corresponde como trabajador y la que debería corresponder al empleador. De esta manera ingresamos al trabajador y a su familia a la seguridad social, al régimen contributivo, para que puedan disfrutar de todos los beneficios que les corresponden.

La adhesión les permite además suscribir un seguro de defunción por muy pocos recursos. Resolvemos así un gran problema para los trabajadores y su familia en caso de fallecimiento. Actualmente hay más de 31.000 personas que se benefician del trabajo de AMUSSOL-CASC, y vamos cada día creciendo más.

AMUSSOL es una organización de la CASC, pero está abierta a todos los trabajadores, estén o no afiliados a la Confederación. También ayuda a las trabajadoras del hogar, puesto que sus patronos muchas veces no quieren que su nombre figure como empleador ante la seguridad social.

AMUSSOL y la CASC están también trabajando con los inmigrantes haitianos para ayudarles a legalizar su situación en la República Dominicana, para lograr que se respeten sus derechos en tanto que trabajadores, y que no sufran discriminación.

¿Cómo se concretiza sobre el terreno la ayuda a los trabajadores migrantes haitianos?

El Movimiento Socio-cultural para los Trabajadores Haitianos (MOSCHTA), afiliado a la CASC, ofrece un servicio importante de salud para los trabajadores. Dispone por ejemplo de ambulancias para brindar servicios de salud a los haitianos y a los dominicanos que trabajan en el campo. Cuenta también con un servicio jurídico para defender los derechos de los trabajadores migrantes y facilitar la obtención de documentos legales, conseguir que se les pague con justicia sus salarios y prestaciones. Los trabajadores migrantes reciben un carnet de MOSCHTA-CASC que les permite tener una representación para defender sus derechos ante el Ministerio de Trabajo, en caso de despido ilegal. Tenemos más de 5.000 trabajadores migrantes haitianos afiliados a la CASC. Ahora vamos a iniciar una lucha importante, para que el trabajador inmigrante ilegal también tenga derecho a la seguridad social.

Existen varias organizaciones de trabajadores haitianos en el país que están afiliadas a la CASC, estamos promoviendo la creación de una federación que agrupe a todas estas organizaciones.

¿Cómo se movilizó MOSCHTA durante el terremoto de Haití en enero de 2010?

Inmediatamente después del terremoto, las dos ambulancias que tiene MOSCHTA fueron a Haití en varias ocasiones con productos, con enfermeros, medicamentos. Se enviaron además camiones con alimentos y agua. La solidaridad de la CASC se hizo presente de inmediato y durante mucho tiempo y todavía hoy seguimos colaborando con los compañeros de la Confédération des travailleurs haïtiens (CTH).

¿Cuáles son las otras prioridades actuales de la CASC?

Para nosotros lo más importante en este momento es la lucha contra las violaciones de la libertad sindical, a causa del incumplimiento de las leyes. Existen sindicatos fuertes, pero hay una lucha permanente entre el sector sindical y empleadores, que se oponen a la formación de sindicatos. Cada vez que los trabajadores intentan organizarse se arriesgan a ser despedidos. La falta de formación y de concienciación del trabajador, sumado al temor al despido, hace que la creación de sindicatos resulte complicada. Es particularmente el caso en las zonas francas, en el sector industrial, así como en las pequeñas y medianas empresas. En las zonas francas el salario suele ser alrededor de 100 dólares más bajo que en la industria en general, en lo referente al salario mínimo legal, aunque dependiendo de su rendimiento, los trabajadores llegan a ganar mucho más que el mínimo legal.

Otra gran reivindicación es el problema del salario. Estamos reclamando un salario decente que permita al trabajador, junto a su familia, poder vivir dignamente. Después de una gran lucha hemos logrado un acuerdo para mejorar el salario mínimo legal, que en la actualidad es de alrededor de 10.000 pesos dominicanos (unos 250 USD); se obtuvo un aumento del 17% a los tres salarios minimos de las industrial en general y ahora se iniciarán las discusiones respecto al salario en las zonas francas y la hostelería. La gran mayoría de los trabajadores, aun estando por encima del salario mínimo, ganan un salario de aproximadamente 300 dólares al mes. Con estos ingresos ninguna persona puede vivir y mantener a su familia con dignidad, le resulta imposible pagar los gastos de salud, la educación de sus hijos, mejorar sus condiciones de vivienda, tener posibilidades de recreación y de cultura. Considerando el costo de la vida actual, un salario digno estaría en unos 750 dólares al mes.

La CASC, que cuenta con dos grandes de federaciones de campesinos y agricultores afiliadas, considera como una reivindicación muy importante hacer posible el derecho de los trabajadores del campo a la tierra. Todavía hay miles de campesinos sin tierras para trabajar, porque algunos terratenientes tienen en su poder una parte importante de la tierra. Pretendemos hacer posible la recuperación de la tierra para que los campesinos puedan trabajarla, así como lograr que los campesinos que han obtenido tierras de la reforma agraria reciban el título de propiedad de dicha tierra, además de contar con todos los servicios, como seguridad social, salarios decentes, vivienda, entre otras reivindicaciones.

¿Intenta la CASC integrar a las trabajadoras del hogar en las luchas sindicales?

En efecto, nosotros participamos también en la OIT en defensa del proyecto de Convenio sobre los trabajadores y trabajadoras del hogar. Estamos ahora promoviendo que nuestro Congreso Nacional ratifique este nuevo Convenio de la OIT. Consideramos importante que la trabajadora o el trabajador doméstico tenga también derecho a formar sus sindicatos, proteger sus derechos, y al mismo tiempo tener acceso, como todo trabajador activo, a los beneficios de la seguridad social. Estamos luchando para que la ley pueda modificarse puesto que en la República Dominicana un trabajador del hogar no tiene de momento derecho a las mismas prestaciones que otros trabadores, como por ejemplo la indemnización en caso de despido, aunque lleve muchos años trabajando en la misma casa.

En la actualidad tenemos más de 150 trabajadoras del hogar afiliadas a la CASC, aunque es muy difícil convencerlas, tienen mucho temor a que puedan despedirlas. Los mismos empleadores no quieren que el trabajador se organice y está además la concepción cultural, tradicional: muchas veces al trabajador doméstico no lo ven como un trabajador sino como un familiar, o lo consideran una persona de poca categoría. Todo esto crea problemas para que el trabajador tome conciencia de su derecho a formar su propia asociación o afiliarse a un sindicato.

¿Qué impacto ha tenido la crisis económica mundial en la República Dominicana?

En la maquila o zona franca hemos perdido más de 60.000 empleos. Sin embargo, en la República Dominicana la crisis financiera no ha afectado tanto como en otros países, puesto que no tenemos un sector industrial importante, dependemos mucho del turismo, la hotelería y de otros servicios conexos, que se han podido mantener. Pero en la actualidad se atraviesa una importante crisis, con el aumento de los precios en la mayoría de los artículos de primera necesidad.

No obstante, aunque el producto interno bruto se ha podido mantener a un nivel adecuado, el problema es que no tiene una buena repartición. La gran mayoría de los trabajadores sigue siendo pobre, los pocos ricos siguen siendo más ricos; siempre hay una distancia fuerte entre el más rico y el pobre. Es cierto que gracias a los planes sociales del Gobierno se ha mejorado la pobreza crítica – hay menos personas que se encuentran en la miseria, pero siguen siendo pobres. Así pues, nosotros consideramos que la pobreza sigue aumentando.

¿Cómo podemos mejorar la cooperación sindical en la región?

Yo soy el Presidente del Consejo de Trabajadores del Caribe (CTC), que intenta facilitar la cooperación entre sindicatos de distintos países o territorios de la región: Curaçao, Aruba, Bonaire, San Martín, Puerto Rico, República Dominicana y Haití. Estamos trabajando para colaborar más con los compañeros de países de habla inglesa, porque aunque algunos sindicatos de Santa Lucía o Trinidad y Tobago forman parte de nuestro Consejo, la mayoría de las islas o territorios están agrupados en otra organización, la Caribbean Confederation of Labour (CCL). Nos hemos entrevistado con el Secretario General de la CCL, el compañero David A.D. MASSIAH, que es de Antigua y Barbuda, y está de acuerdo en visitar la República Dominicana, donde se encuentra la sede del CTC, para iniciar un diálogo que esperamos sea fructífero con vistas a la unidad de las dos organizaciones de trabajadores del Caribe. Realmente estamos buscando fórmulas para que ambas organizaciones mantengan una mayor relación y evolucionar hacia una posible fusión para constituir una sola organización de trabajadores del Caribe sin importar la vinculación lingüística. Esperamos seguir contando con la colaboración de la CSI para impulsar nuestra labor en todo el Caribe.

Entrevista realizada por Samuel Grumiau