Primer plano de Binda Pandez, Secretaria General Adjunta de la federación GEFONT

“La solidaridad internacional ha desempeñado en Nepal un papel crucial en el retorno a la democracia”

“La solidaridad internacional ha desempeñado en Nepal un papel crucial en el retorno a la democracia”

Hace un año, los sindicatos nepaleses contribuían a que volviera la democracia a su país con una huelga que obligó al Rey a entregar el poder a la sociedad civil. Binda Pandez, Secretaria General Adjunta de la federación GEFONT (1), hace un balance de lo sucedido en Nepal desde entonces. Explica también los esfuerzos que ha hecho GEFONT en pro de la sindicalización de la economía informal y su lucha para que las mujeres estén mejor representadas en las instancias sindicales.

¿Cuál es la situación actual de Nepal en el plano político?
Hace un año, nos encontrábamos en las calles, librando una lucha desesperada. Ahora podemos evaluar la situación. El retorno a la democracia en abril de 2006 hizo que la población nepalesa abrigara múltiples esperanzas. Todos queremos que haya una paz duradera pero quedan muchas cuestiones delicadas por solucionar, como el futuro de la monarquía. La mayoría de los nepaleses preferirían una república pero todavía se está manteniendo un debate político al respecto, ni siquiera el Primer Ministro se manifiesta claramente. Hace un año que se reúne el Parlamento, lo que permitió hacer importantísimos progresos, como por ejemplo, abolir todas las leyes discriminatorias y establecer una nueva Constitución provisional. Se recortaron muchos de los poderes reales. Antes, el Rey era miembro del Parlamento pero ahora ya no lo es. También era el jefe de las fuerzas armadas y del Estado, papel que corresponde ahora al Primer Ministro. Era fundamental separar al ejército de la monarquía. En junio próximo está previsto que se celebren elecciones nacionales, en las que se designará una Asamblea Constituyente, encargada de elaborar la nueva Constitución. Normalmente en dicha Constitución se debería eliminar la figura del rey con lo que Nepal se convertiría en una república. Sería el nuevo Nepal.

El Parlamento declaró ya que Nepal era un Estado laico. Las mujeres han obtenido más derechos, como el derecho igual a heredar propiedades, una participación de un tercio de mujeres en todas las instituciones estatales, el derecho a la ciudadanía para los niños que lleven el apellido de la madre, un mejor reconocimiento del derecho a la maternidad, etc. Los derechos constitucionales de las mujeres se sitúan entre los mejores del Sudeste Asiático, pero aún queda por verse su aplicación en la práctica.

Su visión sobre el papel del rey, ¿constituye la opinión generalizada de toda la clase política?

Prácticamente, sí. Aunque en el seno de los movimientos políticos existe una facción que aspira a la abolición pura y simplemente de la monarquía y la instauración de una república. Esta facción es mayoritaria en el actual Parlamento provisional.

¿Y se saldrán con la suya?

Por el momento, los maoístas han cesado la lucha armada y cuentan con Ministros en el nuevo gobierno, constituido a finales de marzo de 2007 y que se encargará de la administración del Estado hasta las elecciones del próximo mes de junio. Los maoístas también tomarán parte en las elecciones. Supongo que el nivel de éxito que obtengan las fuerzas de izquierdas en esas elecciones influirá en el peso que tendrán en el seno del futuro Parlamento sus puntos de vista sobre el estatus de la monarquía, al igual que sobre otras cuestiones.

¿Qué papel desempeñaron los sindicatos en los movimientos que permitieron el retorno a la democracia?

En abril de 2006, una alianza de siete partidos políticos decidió convocar una huelga general de cuatro días, del 6 al 10 de abril. Esos partidos solicitaron a los sindicatos que respaldaran la huelga. Estuvimos de acuerdo pero con la condición de que la huelga se prolongara hasta que se volviera a instaurar la democracia. Los partidos políticos se comprometieron a ello y los trabajadores, incluyendo al personal de los ministerios, salieron entonces a la calle. La huelga duró 19 días y dejó un saldo de 21 manifestantes muertos (de los que dos eran mujeres y una tercera parte trabajadores) abatidos por las balas y los golpes de la policía. Desembocaría en un retorno a la democracia porque casi todos los trabajadores del país se adhirieron al movimiento.

¿Contribuyó la solidaridad internacional de los trabajadores y trabajadoras a este desenlace positivo?

La solidaridad internacional desempeñó en ello un papel crucial. Las antiguas CIOSL y CMT enviaron cartas de protesta al Rey de Nepal cuando éste disolvió el gobierno en febrero de 2005 y cuando asumió el poder absoluto. Era la primera vez que estas organizaciones dirigían una carta de protesta tan firme directamente a ese Rey. Todos los sindicatos internacionales miembros de la Agrupación Global Unions también ejercieron presión enviando cartas de protesta al Rey y cartas solidarizándose con los movimientos democráticos, más especialmente con los sindicatos. Numerosos sindicatos nacionales del mundo entero hicieron otro tanto. Eso constituyó un apoyo moral muy grande para los nepaleses. Transmitimos esas cartas a la prensa y a las demás organizaciones democráticas, al igual que a los partidos políticos, que quedaron impresionados por ese apoyo llegado del exterior. Fue un gran aliento para nuestra lucha.

¿Se respetan los derechos sindicales de los trabajadores nepaleses desde el retorno de la democracia?

Podemos ejercer nuestros derechos sindicales pero el gobierno todavía no ha ratificado el Convenio núm. 87 de la OIT sobre la libertad sindical. Procuramos que lo haga pero aunque el gobierno se ha comprometido, todavía no lo ha hecho. Además, hacemos frente a grandes presiones internacionales para flexibilizar nuestro mercado laboral, para que modifiquemos nuestra legislación laboral. Como sindicatos, no estamos completamente en contra de tal evolución del mercado laboral pero se la debería compensar con una mejor seguridad social, la cual actualmente es muy limitada. Si conseguimos que todos los trabajadores y trabajadoras estén protegidos por la seguridad social, podríamos contemplar una flexibilización del mercado laboral. Esta ampliación de la seguridad social podría financiarse de manera tripartita, debería abarcar también la economía informal, lo que implica identificar a los trabajadores de esa economía.

¿Con qué fuerzas cuenta actualmente la federación GEFONT?

Tenemos más de 304.000 miembros, 17 por ciento de los cuales son mujeres. Alrededor de la mitad de nuestros afiliados tienen menos de 35 años. Abarcamos tanto la economía formal como la informal: principalmente el turismo y las fábricas de la economía formal, y en la informal oficios como la construcción, el transporte, los vendedores ambulantes y la agricultura. Desde hace poco afiliamos también a las fuerzas de seguridad y a los trabajadores y trabajadoras del servicio doméstico, a través de nuevos sindicatos.

¿Qué servicios brindan a los trabajadores y trabajadoras de la economía informal para alentarlos a sindicalizarse?

Además de nuestra campaña general para que se amplíe la seguridad social abarcando a todos los trabajadores de la economía informal, hemos instaurado programas por sector. En este momento nos concentramos en la agricultura, cuya mano de obra es una de las más explotadas. Procuramos conseguir que por lo menos se estipule un salario mínimo para ese sector. También estamos creando un pequeño programa de seguro de salud. Pagando una cuota, nuestros miembros pueden disponer de un vehículo que los lleve al hospital, donde se les hacen reducciones de hasta el 75 por ciento gracias a la ayuda de GEFONT. Es tan sólo un comienzo. Todavía no hemos llegado a las grandes masas de trabajadores agrícolas.
Muchas de nuestras federaciones tienen además programas de ahorro y crédito para los trabajadores de la economía informal. En el sector del transporte, hemos creado un seguro porque en Nepal hay muchos accidentes. Por una cuota diaria de 10 rupias (0,1 euro) por un vehículo pequeño y de 20 a 25 rupias por un autobús, GEFONT tiene un fondo que paga todos los gastos en caso de accidente.

¿Por qué se hizo sindicalista?

Los trabajadores nepaleses sufren muchos abusos. Dentro de este contexto, ser una mujer trabajadora es todavía mucho más difícil. Hasta 1990 yo era una militante estudiantil, después me adherí a un movimiento de mujeres donde estuve a cargo de las actividades relativas a las trabajadoras. Pude ver que en esa área yo podía contribuir. Me incorporé al sindicalismo en 1992, como secretaria del departamento de la mujer, luego me hice cargo del departamento de educación y más tarde pasé a ser Secretaria General Adjunta. Es una satisfacción poder hacer algo por las trabajadoras más carecientes pero ser militante y mujer no es fácil en una sociedad todavía tan patriarcal y feudal como la de Nepal. Es necesario procurar convencer constantemente a los compañeros hombres de la importancia de luchar por la igualdad de géneros. Pero si bien ser una mujer militante en el sur de Asia a veces resulta un poco frustrante, tengo la suerte de mantener contactos internacionales debido a mi cargo. También mantengo relaciones muy estrechas con los sindicatos locales. Esos contactos con la realidad sobre el terreno me dan más fuerzas para continuar luchando para procurar mejorar el destino de los trabajadores y, más especialmente, de las trabajadoras.

¿Qué piensa de los cupos de participación de mujeres en las instancias y en las reuniones sindicales?

Decididamente son de gran utilidad en los países en desarrollo, donde a una dirigente sindical le resulta muy difícil que la acepten. Cuando se hacen congresos sindicales internacionales, si bien hay más delegaciones mixtas que antes, sigue siendo raro que una mujer haga uso de la palabra, principalmente porque son pocas las que ocupan el cargo de Secretaria General o de Presidenta. Estoy convencida de que sin ese cupo para las mujeres (y para los jóvenes) sería todavía más difícil. Por lo tanto, hay que mantener el sistema durante los años venideros e inclusive reforzarlo: En los estatutos de la CSI se pide que haya por lo menos un 30 por ciento de mujeres en las delegaciones y reuniones sindicales. Pero las mujeres constituyen el 40 por ciento de los miembros de la CSI, ¿por qué no exigir entonces una representación de 40 por ciento en las delegaciones y reuniones?

Entrevista realizada por Samuel Grumiau

(1) Federación General de Sindicatos de Nepal (General Federation of Nepalese Trade Unions)

La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 304 afiliadas nacionales.

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