Primer plano de Amna Abdel Jabbar Mafarja (PGFTU- Palestina)

“Gracias a las cuotas, la participación de las mujeres y su eficiencia se han hecho visibles.”

Miembro del Buró Ejecutivo de la PGFTU(*) y Presidenta del sindicato de la agricultura y la industria de la alimentación, Amna Abdel Jabbar Mafarja expone la doble lucha de las mujeres palestinas contra la colonización israelí y contra el fundamentalismo. Pone de relieve los adelantos en el seno del movimiento sindical y los obstáculos que quedan por superar para asegurar la igualdad.

Menos del 15% de mujeres en todo el mercado laboral palestino no es mucho...

Efectivamente, es un índice mediocre por diversas razones. La ocupación afecta evidentemente mucho a las mujeres palestinas, sobre todo con relación a las repercusiones que tiene en la participación de la mujer en el mercado de trabajo. La falta de inversión debida a la situación política de ocupación hace que la participación sea muy escasa. Los controles de seguridad dificultan mucho el desplazamiento de las mujeres, sobre todo en los pueblos. Además muchas de las tierras han sido confiscadas por las colonias. Y el muro es también un obstáculo considerable.

Por otro lado, la falta de aplicación de la legislación laboral, sobre todo en materia de protección social, impide que las mujeres puedan estar más presentes en el mercado de trabajo. Las desigualdades en términos de remuneración y promoción también suponen un freno: en los sectores donde las mujeres son mayoría, como la agricultura y el sector servicios, es donde los salarios son más bajos; y en el sector privado, por realizar el mismo trabajo, las mujeres sólo reciben el 60% del salario que reciben los hombres.

Las tradiciones sociales son un obstáculo más, en particular la carga de las responsabilidades familiares. Además persisten las discriminaciones en el plano legal (**). Así que la evolución es muy lenta. No obstante, a pesar de todo, se observa que las mujeres van adquiriendo más confianza en sí mismas. Están progresando especialmente en la esfera política. En 2004 el 17% de las sedes a nivel local las ganaron mujeres. Y en 2006 la representación de las mujeres en el Parlamento alcanzó el 12,9%.

¿Qué lecciones deduce Vd. de la instauración de una cuota del 20% de mujeres dentro de las estructuras de la PGFTU?

En 1975 la participación sindical femenina se situaba en tan sólo un 0,2%. En 1985, en un 5%; en 1995, en un 13% gracias al establecimiento de la Autoridad Palestina que supuso un impulso positivo para las mujeres dentro de los sindicatos. Nuestro objetivo actual es conseguir incrementar el índice de participación femenina en los sindicatos del 15 al 25%.

El Congreso de la PGFTU de 2004 instauró el principio de cuotas reservadas a las mujeres en las estructuras de decisión, así como el de la representatividad proporcional. Al principio una vasta mayoría estaba en contra de las cuotas a favor de las mujeres. Comenzamos aspirando a un 30%, pero tras larguísimos debates nos quedamos con un 20% como primera fase. Es una experiencia vanguardista, un cambio importante del que estamos muy orgullosos. Ya no pueden ignorarnos, marginalizarnos. La participación de las mujeres y su eficacia se han hecho visibles. Hemos llevado a cabo grandes esfuerzos en la educación de las mujeres sindicalistas, y empiezan a dar sus primeros resultados, reflejados en la presencia femenina en puestos de toma de decisiones. En determinados sectores, les suplicábamos que se presentaran, pero respondían que era imposible, que había una conspiración contra ellas que obstaculizaría cualquier iniciativa. No confiaban en las oportunidades que poseían para lograr sus objetivos. La cuota las animó a presentarse como candidatas y fortaleció sus posibilidades de éxito, lo cual es un factor indicativo importante. El 20% debe ser elegido por mujeres y hombres – se aplica un enfoque democrático. Ahora nos gustaría incrementar el número de afiliaciones de mujeres, más que aumentar las cuotas, a fin de consolidar la elección directa de mujeres.

¿Esta experiencia podría trascender a otros sindicatos de la región?

En el marco del Foro Sindical Euromed, por ejemplo, basándonos en nuestra experiencia en la PGFTU, discutimos con nuestras compañeras de Marruecos, Túnez o Argelia esta cuestión de las cuotas, que no cuenta con el apoyo unánime de las mujeres de la región.

¿Qué dificultades hay que superar para mejorar la representatividad sindical de las mujeres?

Uno de los obstáculos reside en la falta de compromiso de las mujeres hacia la labor sindical, debido en particular a la falta de tiempo ligada a sus responsabilidades familiares. Hay que llevar a cabo una labor educativa para cambiar la mentalidad social y combatir la actitud paternalista de ciertos líderes que siguen pretendiendo limitar el espacio de las mujeres. Recientemente, una mujer acudió a una reunión sindical con su bebé – hay que adaptar las costumbres de los sindicatos a las realidades que viven las mujeres. También hay que trabajar por una mejor protección de los derechos sindicales a fin de favorecer la participación sindical femenina sin que se cierna sobre ellas el miedo de perder su empleo. La sociedad sigue siendo patriarcal, con actitudes machistas que ven con malos ojos que las mujeres accedan a la cima de la pirámide. Nos hemos enfrentado a amenazas, a denuncias públicas... Pero las mujeres palestinas ya se han enfrentado a la colonización y siguen haciéndolo, así que son lo suficientemente fuertes como para enfrentarse al movimiento fundamentalista. El sindicato es un compromiso progresista. Si hemos encontrado el valor para enfrentarnos a la colonización, estamos de sobra decididas a luchar contra el fundamentalismo.

Ha habido mujeres sindicalistas que han ganado mandatos en las elecciones locales, en particular en Jenin y Nablús. También hemos estado involucradas en la elaboración de la estrategia del Ministerio de la Mujer. Después de haber escuchado las reivindicaciones de sus miembros, las mujeres de la PGFTU se han implicado en la redacción del proyecto de una Carta para la mujer que se está discutiendo a diversos niveles y cubre diversos ámbitos, en particular el empleo, la nacionalidad, la legislación familiar, el código judicial, etc.

¿Cómo lograr atraer a más jóvenes?

Hemos establecido una red entre el departamento de juventud y el de las mujeres, que les permite consolidarse mutuamente. Nos encontramos en la fase de ampliación de la red en el plano local. Yo soy optimista – contamos con muchas jóvenes muy valiosas en dicha red. Por eso nos centramos sobre todo en las mujeres jóvenes del sector agrícola, para llegar a ellas e integrarlas de la mejor manera posible.

En tanto que Presidenta del sindicato agrícola y de la industria de la alimentación, ¿qué política específica desarrolla para organizar el sector informal?

Para el sector informal concentramos nuestros esfuerzos en la agricultura, donde muchas mujeres efectúan un trabajo informal no reconocido. Hemos incrementado el movimiento cooperativo de mujeres en este sector, además de fomentar la exposición de sus productos a la venta en pequeños mercados, en particular para la producción artesanal de quesos, aceitunas, etc. Hace poco abrimos cinco centros para mujeres analfabetas, con el objetivo de alfabetizarlas en primer lugar y proporcionarles a continuación una educación sindical. Cubrimos las regiones de Jenin, Nablús, Ramala, y ahora hay familias beduinas que quieren inscribir a sus hijas.

¿Cuál es la estrategia de la PGFTU para luchar contra la violencia contra las mujeres?

Afectadas por la intensa pobreza y el desempleo, las mujeres se enfrentan a la violencia en el mercado de trabajo, pero no hablan de los acosos que padecen. Nosotros desarrollamos dos estrategias: animarlas a que presenten sus quejas y garantizar un seguimiento de éstas ante los tribunales. Para este año tenemos planeado abrir una línea telefónica directa.

¿Qué retos sindicales se plantean en particular en la banda de Gaza?

El reto en el plano sindical es doble. Por un lado, la invasión israelí ha cortado los vínculos, y los bombardeos han destruido de forma masiva las infraestructuras sociales, económicas y políticas. Por otra parte está la llegada de Hamas, que asaltó el centro de la PGFTU y lo cerró a la fuerza. Nuestro movimiento de solidaridad con las mujeres y los hombres de Gaza es profundo y va a continuar. El impacto psicológico y afectivo de la agresión israelí es sumamente devastador para la sociedad palestina y la mujer está pagando un precio particularmente elevado, en Gaza, por supuesto, pero también en Cisjordania, a causa del muro. Hay mujeres y familias enteras tiradas en la calle. Debemos reafirmar nuestro apoyo a esas mujeres que tienen una familia de la que cuidar. Un hombre siempre puede encontrar refugio más fácilmente, en una mezquita o en algún otro sitio público.

A corto plazo, nuestra prioridad es reconstruir el centro de mujeres trabajadoras de la PGFTU en Gaza. Por otro lado, la intensificación del radicalismo islamista prohíbe a las mujeres ser miembros de organizaciones sociales como los sindicatos, además de intentar por lo general eliminar todo movimiento sindical democrático. Hamas favorece también el empleo para sus partisanos – para los del demás es mucho más difícil conseguir empleo. Hay dos polos: Hamas o Fatah, y los medios de comunicación internacionales son llamados a tomar partido, pero la población, y la mujer, que es la más machacada de todos, no está cubierta. Las cuestiones sociales no tienen mucho espacio en los medios de comunicación palestinos. Necesitamos un control público para la reconstrucción de Gaza donde las mujeres estén presentes, ya que son ellas las que van a aportar mucho al día a día de este trabajo de reconstrucción.

Concretamente, ¿qué ayuda esperan obtener del movimiento sindical internacional?

Necesitamos el apoyo de nuestras compañeras y compañeros de otros países para reconstruir y consolidar el movimiento de las mujeres sindicalistas. Por un lado, necesitamos ayuda financiera para reconstruir la oficina de las mujeres sindicalistas en Gaza. Por otro, necesitamos también ayuda financiera para los equipos de trabajadoras sobre terreno dirigidos al reclutamiento y la organización de las mujeres. Hay voluntarios, sí, pero necesitamos efectivos suplementarios para ir al encuentro de las mujeres, escuchar sus problemas, proporcionarles formaciones... Todo esto requiere mucho tiempo y esfuerzo. Nos gustaría también que nos ayudaran a publicar un boletín que cubra estas actividades y a hacer circular la información y los ánimos. Por último, necesitamos desarrollar apoyo psicológico para esas familias, tanto para los adultos como para los niños.

Entrevista realizada por Natacha David


(*) Palestine General Federation of Trade Unions (PGFTU)

(**) El estatus de la mujer en la familia y en la sociedad palestinas viene determinado a la vez por la reciente legislación palestina y por las leyes heredadas de las legislaciones jordanas y egipcias que siguen en vigor en Cisjordania y en Gaza y que datan de antes de la ocupación israelí en 1967. Aunque se hayan dado numerosos cambios positivos para las mujeres gracias a las leyes adoptadas por la Autoridad Palestina, las discriminaciones de género, inscritas en las leyes jordanas y egipcias, se siguen aplicando en situaciones que la nueva legislación no cubre. El estatus personal de los palestinos se basa en la religión. Para los palestinos musulmanes, la ley del estatus personal está basada en la Charia, mientras que los diversos tribunales eclesiásticos deciden cuestiones de estatus personal para los palestinos cristianos (extracto del informe de síntesis “Femmes et syndicats dans les pays du sud de la Méditerrannée” (mujeres y sindicatos en los países del sur del Mediterráneo), de Radhia Belhadj Zekri. Foro Sindical Euromed – febrero de 2009).