Ponencia de la Presidenta del COMUT (Brasil), Mariana Guambo

Compañeras y compañeros,

Saludamos este ejemplo que le está dando el movimiento sindical al mundo: un ejemplo de unidad.

Mientras unos construyen muros entre países, invaden y destruyen, nosotros y nosotras, dentro del movimiento sindical; construimos unidad y fuerza!
Compañeras y compañeros de la CSI, felicidades: hemos sido capaces de acomodarnos a los requerimientos de estos tiempos.

En este escenario mundial, tenemos una urgente necesidad de confrontar la globalización, luchar contra la exclusión y la desigualdad, a través de la solidaridad.
Hoy día, los derechos de las empresas están siendo defendidos por la OMC y por organismos financieros internacionales.

Así entonces, los derechos de la clase trabajadora, deben ser defendidos desde una estructura igualmente fuerte y con claridad política.
Queremos una estructura sindical independiente de los gobiernos, pero con toda la capacidad y la disposición de defender a los Estados, como entes garantes de nuestros derechos.

Y hoy, en este Congreso de Fundación de la CSI, debemos recordar un gran desafío, que debemos asumir con responsabilidad y entusiasmo.
Debemos lograr mayor organización y representación de las mujeres dentro de todas las organizaciones de la CSI.

Nuestras estructuras deben abrirse, para que más y más compañeras se incorporen, tanto a las bases como a los puestos de toma de decisión. Aumentar las cuotas en nuestros Congresos, incluir más mujeres en los procesos de formación sindical, aumentar las compañeras en puestos de dirección.

Las mujeres somos el 50% de la clase trabajadora del mundo, somos el motor de las economías cotidianas, como reproductoras por excelencia, podemos ser quienes reproduzcamos la cultura sindical de la organización y de la lucha popular.
Por ello es fundamental que el movimiento sindical mundial organice y responda a las necesidades de las compañeras mujeres.

Si hablo por las Américas, región a la que hoy represento, debo denunciar los impactos del libre comercio, que presiona a los Estados por disminuir los pisos del derecho laboral, desencadenando un enorme aumento de la precarización y del desempleo, impactando mayormente a las mujeres y los jóvenes.

Por eso, en las Américas también estamos impulsando nuestro proceso de Unidad Sindical y de la clase trabajadora. Para, unidas y unidos, hacerle frente a esta avanzada del capital transnacional, que genera desigualdad, violencia y pobreza.
El movimiento sindical no puede copiar el modelo de exclusión y desigualdad, no puede semejar esa práctica de invisibilizar y marginar a las mujeres.

Por ello, el movimiento sindical mundial, el cual ha sabido entender que sólo con la unidad lograremos mayor fuerza y justicia, también debe entender que la estrategia para luchar contra la desigualdad y la exclusión es la inclusión de muchas más mujeres en sus filas.

El movimiento sindical del mundo, debe saber escuchar hoy.

Y aquí debemos ser conscientes de la urgencia de responder, no sólo a las mujeres trabajadoras, sino a todos los sectores: responder a la juventud, a la población de la economía informal, a los grupos indígenas, a la población campesina, a la población infectada por el VIH/SIDA.

Porque todos ellos y ellas conforman la clase trabajadora a la que nos debemos, por la cual la CSI existe.

Debemos tener muy claro el objetivo de fortalecer las organizaciones sindicales, aumentar su capacidad de incidencia, para defender a los Estados de la debilitación y aniquilación que hoy les impone el libre comercio.

Y además de defender el rol del Estado, debemos tener la capacidad de incidir ante el mismo, y exigirle que garantice nuestros derechos humanos, que regule la inversión extranjera, que asegure educación, que garantice a los trabajadores y trabajadoras el derecho a la afiliación sindical y a la negociación colectiva.

Y si bien, hoy, en este momento, no tenemos todas las formas ni todas las respuestas, tenemos al menos una herramienta estratégica, que es nuestra unidad.

Y las mujeres y los jóvenes, les damos hoy otra pista: es la participación y la organización, la apertura de nuestras estructuras, para vivir un movimiento sindical más democrático, y más de nuestros pueblos.