El informe anual WESO sugiere que:
- El conflicto de Ucrania, una recuperación desigual tras la pandemia y la obstrucción de las cadenas de suministro han creado las condiciones propias de un episodio de estanflación en 2023.
- La falta de incrementos en las rentas del trabajo ha provocado una crisis del costo de la vida que pone en peligro el sustento de los hogares y entraña el riesgo de contraer la demanda agregada.
- El déficit mundial de empleo ascendió a 473 millones de personas en 2022, lo que corresponde 12,3%, con un déficit de empleo femenino equivalente a la brecha salarial de género: el déficit de empleo femenino es del 15%, frente al 10,5% en el caso del empleo masculino.
- Se prevé que el empleo mundial crezca apenas un 1% en 2023, lo que supondrá una desaceleración respecto a la tasa de crecimiento del 2,3% de 2022.
- Apenas el 47% de la población mundial está cubierta al menos por una prestación social.
- La tasa de desempleo para los jóvenes (de 15 a 24 años) es tres veces superior a la de los adultos.
En palabras del Secretario General Adjunto de la CSI, Owen Tudor: “Está claro que los Gobiernos deben adoptar medidas urgentes para mejorar el nivel de vida, crear empleo y frenar el aumento del trabajo infantil. De hacerlo así, podrían detener las peores previsiones del WESO.
“Pueden hacer frente a graves desafíos económicos para la gente trabajadora incrementando los salarios, adoptando salarios mínimos, mejorando la protección social y apoyando una negociación colectiva que contribuya a mejorar los salarios en el sector privado. Unos salarios más elevados para la gente trabajadora son parte de la solución, no parte del problema.
“El informe WESO supone una lectura deprimente, pero es de agradecer el concepto de déficit global de empleo, que viene a reforzar nuestro llamamiento de crear 575 millones de nuevos empleos para 2030 a fin de alcanzar el pleno empleo. Además, implementando nuestras reivindicaciones como parte de un Nuevo Contrato Social, los Gobiernos disponen de las respuestas para afrontar esos desafíos”.
Un Nuevo Contrato Social
Como parte de la Coalición Mundial para la Justicia Social de la OIT, un Nuevo Contrato Social deberá apuntar a:
• Formalizar al menos mil millones de empleos informales.
• Ampliar la protección social e invertir en servicios públicos, especialmente en sanidad, educación y formación, la economía de cuidados y la innovación.
• Crear puestos de trabajo decentes y respetuosos con el clima como parte de una transición justa.
“Estas demandas pueden constituir los elementos básicos para reparar los daños ocasionados por la codicia corporativa”, prosiguió Owen Tudor.
“Desgraciadamente, este WESO reitera una vez más la falacia de que una ralentización de la productividad guarda relación directa con la bajada de los ingresos. Nuestro propio análisis viene a demostrar que la productividad de la mano de obra ha continuado en aumento, pero no ha beneficiado a la gente trabajadora. Por otro lado, las grandes empresas han obtenido enormes beneficios pese al estancamiento de la productividad del capital.
“Con la implementación de un Nuevo Contrato Social, los Gobiernos pueden empezar a corregir estos problemas y aportar la justicia económica que se merece la gente trabajadora”.