El informe, titulado Invertir en protección social y su impacto en el crecimiento económico expone el rendimiento positivo que se obtiene invirtiendo en protección social.

Aplicando una evaluación seria del impacto de invertir el equivalente de apenas 1% del PIB en cada uno de ocho países seleccionados, el estudio muestra:

• rendimiento positivo en la economía en general, estimulando el crecimiento;
• mayor productividad y creación de empleo;
• incremento en los ingresos fiscales;
• un alivio efectivo de la pobreza; y
• menos obstáculos para que las mujeres reintegren o accedan al mercado laboral.

Una inversión del 1% del PIB en políticas de protección social puede derivar en un rendimiento económico de entre 0,7 y 1,9 veces su valor. Esto implica que los beneficios económicos de un incremento del gasto social podrían compensar parcial o completamente los costos.

‘Es hora de ampliar la protección social’

Sharan Burrow, secretaria general de la CSI, declaró: “La pandemia de COVID-19 ha revelado brutalmente la vulnerabilidad de los más pobres del mundo frente a la crisis económica ocasionada y sistemas de sanidad inadecuados. La ausencia de protección social para la mayoría de la población mundial ha supuesto que algunas personas se viesen obligadas seguir trabajando pese al riesgo de contagiarse o de contagiar a otros, con la consiguiente propagación del virus y contribuyendo al sufrimiento humano y la destrucción económica a que se enfrenta el mundo.

“Es hora de extender la protección social a la mitad de la población que no la tiene y mejorarla para el 20% que únicamente cuenta con una cobertura parcial. Muchos Gobiernos están finalmente teniendo que reconocer la urgencia de la protección social, incluyendo prestaciones de desempleo para aquellos que han perdido sus medios de subsistencia, prestaciones por enfermedad y acceso a la sanidad.”

La CSI reclama una acción urgente para crear un Fondo Mundial de Protección Social con vistas a apoyar a los países más pobres en un esfuerzo a escala mundial para lograr la protección social universal. El imperativo moral de la solidaridad global para apoyar a los más vulnerables resulta evidente, los argumentos a favor de la salud pública están claros y lo que es bueno para la población es bueno también para la economía, tal como destaca este informe.