Comunicado de prensa: Mundo árabe: Situación social y sindical sombría en 2010, antes de prenderse la mecha tunecina

En un contexto de severas restricciones a la libertad de asociación, los derechos sindicales han seguido siendo considerablemente vulnerados en el mundo árabe durante 2010. Sumado a las políticas autoritarias que privan a la población de sus libertades fundamentales y a la precarización constante del mercado de trabajo, los numerosos casos de violaciones revelados en este informe permiten hacerse una idea del carácter explosivo de la situación que prevaleció en 2010. Los trabajadores migrantes en particular continuaron siendo víctimas de discriminación y de condiciones de trabajo muchas veces infrahumanas. Pese a las promesar reiteradas de mejoras en una serie de países, en 2010 se registraron muy pocos avances concretos.

“El mundo árabe ha seguido siendo en 2010 una región particularmente sombría en lo que respecta a los derechos sindicales. De la cuenca minera de Gafsa en Túnez a las zonas industriales en Egipto, la contestación social creciente que revela este informe viene a reflejar tanto la desesperación social como la valerosa movilización de los actores sindicales sobre el terreno, que desempeñarían un papel clave en la revolución tunecina, al igual que en Egipto más tarde. El presente informe aclara las causas y los actores de las revoluciones y del viento de cambio que continúa soplando en toda la región a pesar de la brutal represión que ha ensangrentado Bahréin, Libia y Siria”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI. “La lucha por el respeto de los derechos sindicales es uno de los pilares indispensables del combate a favor de la democracia y la justicia social en el mundo árabe”, concluye Sharan Burrow.

El informe detalla la represión desplegada por el régimen de Ben Ali contra la contestación social preludio de la revolución, particularmente en la región de Gafsa. Por ejemplo, el 25 de noviembre, los docentes de Gafsa convocaron un paro laboral en protesta por la persistente injusticia en la cuenca minera de Redeyef (no readmisión de numerosos docentes sindicalizados, mantenimiento en detención de manifestantes desde 2008, vigilancia y hostigamiento constante a las familias). Tres semanas más tarde, la autoinmolación de un joven desempleado en Sidi Bouzid sería el germen de una serie de manifestaciones en todos los rincones del país, que contaron con la activa participación de las federaciones regionales de la central sindical Union générale tunisienne du travail (UGTT), y que terminarían ganando la capital y ocasionando la caída del Gobierno de Ben Ali.

En Egipto, pese a las oleadas de despidos por parte de los empleadores y la constante represión del régimen hacia los primeros sindicatos independientes, la oleada de revuelta obrera lanzada en 2006 sigue en activo en 2010. Así, por ejemplo, en la fábrica Tanta Linen, donde los obreros se declararían masivamente en huelga durante la revolución contra Moubarak, en 2010 se registraron ya numerosos conflictos sociales que aparecen reflejados en el informe.

En Iraq, donde la legislación laboral data todavía de la época de Saddam Hussein, los sindicatos del sector público siguen estando prohibidos desde hace años, lo mismo que en Kuwait. Aunque se está preparando una nueva legislación, todavía no ha sido adoptada. Entre tanto, el sindicato de empleados de la electricidad fue desmantelado y el Presidente del sindicato de periodistas fue víctima de un segundo intento de asesinato.

En otros países, las limitaciones impuestas a la libertad sindical entrañan, en muchos casos, severos obstáculos a la negociación colectiva y al ejercicio del derecho de huelga. Resulta extremadamente difícil organizar una acción de huelga legal. En Jordania y Yemen se requiere contar con una autorización de las autoridades, mientras que en los Emiratos Árabes Unidos y en Palestina, sencillamente pueden decidir su anulación.

Particularmente en las economías petroleras del Golfo, los migrantes constituyen una importante proporción de la población activa (más del 70% en los Emiratos Árabes Unidos o en Kuwait). En general confinados a los empleos peor pagados y más difíciles, sobre todo en la construcción, muchos son víctimas de la confiscación de sus pasaportes, retrasos o impago de sus salarios, o incluso trabajo forzoso. Al no poder organizarse en sindicatos, no cuentan con ningún recurso para defender sus derechos fundamentales en el trabajo. En Bahréin, a finales de julio, 115 trabajadores migrantes indios, que no habían cobrado su salario desde hacía tres meses, quedaron abandonados a su suerte en un campo de trabajo en Tubli, sin comida, agua ni electricidad.

Las trabajadoras del hogar migrantes, privadas de protección legal, se encuentran particularmente expuestas a agresiones físicas y abusos sexuales. El 11 de noviembre el cuerpo sin vida de Kikim, una trabajadora del hogar indonesia, fue encontrado cerca de Abha (Arabia Saudita), con claros indicios de malos tratos. En agosto, se dio el caso de otra sirvienta originaria de Sri-Lanka a la que su empleador había incrustado 24 clavos en el cuerpo, también en Arabia Saudita, país que emplea a 1,5 millones de trabajadoras del hogar. El informe señala no obstante el caso positivo de Jordania, donde se ha ampliado la protección legal al trabajo del hogar en 2008.

“Este informe atesta año tras año la poca atención que se brinda a los trabajadores y trabajadoras migrantes, que se ven masivamente explotados y privados del derecho de sindicalización. Esta lamentable constatación es un elemento esencial que explica la tragedia que viven millares de migrantes atrapados hoy en día en el torbellino de las revueltas y la represión, en particular en Libia, Bahréin o Yemen”, denuncia Sharan Burrow.

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