¿Mitiga la inteligencia artificial el estrés en el trabajo o lo provoca?

Vivimos en una época de cambios constantes. Debido al fuerte incremento de la velocidad en los negocios (fruto de la expectativa de unos resultados mayores, más rápidos y de más calidad), las prácticas organizativas deben adaptarse y mejorarse con regularidad para hacer frente a la creciente competencia. Esto repercute profundamente en los empleados, que deben ser flexibles ante las nuevas soluciones dentro de sus empresas.

La magnitud de la expansión de la inteligencia artificial ya está afectando a muchos ámbitos económicos y sociales y plantea problemas en las áreas de la ética, la seguridad, la transparencia, la confidencialidad, la educación, los normas laborales, las leyes y normativas y la democracia.

Por eso mismo, este año, por ejemplo, se ha iniciado un debate abierto a nivel europeo sobre los retos que plantea la inteligencia artificial. En el mismo participan gobiernos, actores sociales, científicos y empresas. La Alianza Europea de la Inteligencia Artificial es “un foro promovido con el fin de generar una discusión amplia y abierta sobre todos los aspectos del desarrollo de la inteligencia artificial y su impacto”. Los organizadores esperan que esta alianza ayude a forjar los cambios inminentes de un modo positivo para tantas personas como sea posible.

Por supuesto no cabe ninguna duda de que la inteligencia artificial repercute de un modo directo y significativo en el mundo del trabajo y en las condiciones laborales. Según las previsiones del McKinsey Global Institute, tan solo alrededor del 5% de todas las profesiones se pueden automatizar totalmente y en el caso del 60% de todos los puestos de trabajo, al menos el 30% de todas las actividades se pueden automatizar mediante la tecnología. Esto significa que en la mayoría de los casos, solo algunos elementos de un empleo, y no el puesto de trabajo en su totalidad, serán reemplazados por la inteligencia artificial. ¿Tranquiliza esto a los que temen perder sus puestos de trabajo? No estoy segura. El ser despedido y la necesidad de adaptarse a los nuevos requisitos laborales son claros desencadenantes del estrés.

Las profesiones en las que el proceso de automatización y la aplicación de la inteligencia artificial tendrán un menor impacto son principalmente aquellos trabajos que exigen amplias habilidades cognitivas y un contacto directo con otras personas, como los psiquiatras y psicólogos, los abogados y los diseñadores de moda. Mientras que los puestos de trabajo en los ámbitos de la agricultura, el transporte, la banca y los servicios financieros, la producción y otras industrias serán los más afectados. Ya podemos observar la reducción del empleo en dichos sectores y los que siguen empleados en los mismos trabajan teniendo que enfrentarse a cambios continuos en la organización y a una creciente presión relacionada con el tiempo.

Entonces, ¿cómo podemos enfrentarnos a todos estos retos? ¿Qué cualificaciones necesitaremos para hacer frente a esta situación?

La mayoría de los análisis indican que, en un mundo de cambios constantes, nuestra inteligencia adaptiva resulta crucial para sobrevivir. Tenemos que ser flexibles en nuestras aptitudes y enfoques. El Foro Económico Mundial identificó las habilidades cognitivas (creatividad, curiosidad, iniciativa y adaptabilidad), las aptitudes sociales y emocionales (colaboración) y las habilidades tecnológicas como las aptitudes más importantes y necesarias para el siglo XXI. Actualmente no figuran en los programas estándar de formación.

La mayoría de los jóvenes disponen de amplias oportunidades para desarrollar dichas aptitudes. Pero, ¿qué pasa con los adultos trabajadores de más de 40 años que siguieron el modelo educativo llamado “aprender para cobrar”? ¿Cuántos de ellos son lo suficientemente flexibles como para adquirir todas las habilidades necesarias para seguir activos en el mercado laboral durante al menos los próximos 25 años?

Un diseño y una aplicación minuciosa de la inteligencia artificial se traduce en menos estrés para todos

Los cambios en el trabajo, el entorno, el equipo, las relaciones o la vida en el hogar provocan respuestas neurológicas y fisiológicas que las personas no controlan, principalmente debido al estrés y a la resistencia al cambio. Una de las principales causas del estrés y el agotamiento laboral es el trabajo excesivo. Según mi experiencia, ahora la gente también se queja de la baja calidad de los resultados de su trabajo debido a los cambios constantes y a la presión de la competitividad, entre otros factores. Lógicamente esto genera una gran frustración.

Por tanto, abordar los aspectos psicológicos derivados de la aplicación de cambios es crucial para garantizar el éxito de todo el proceso, ya que en definitiva son las personas las que están implicadas en todas las fases de la aplicación de la inteligencia artificial, desde su creación y adopción hasta su uso final. Si no se gestiona bien, los empleados podrían llegar a pagar un precio innecesario debido a la ansiedad, el estrés, la frustración e incluso el agotamiento.

El estrés que genera la aplicación de nuevas tecnologías y soluciones basadas en la inteligencia artificial puede ser tanto positivo como negativo. Positivo cuando se refiere a facilitar el trabajo y las tareas, a lograr oportunidades para el desarrollo personal y la participación en los nuevos proyectos y a abrir nuevas perspectivas, entre otros. Pero lo que es más importante, puede ser negativo cuando una persona tiene miedo a que le despidan, cuando no está segura de lo que se espera de ella o cuando tiene que volver a formarse u obtener nuevas cualificaciones o habilidades.

El estrés excesivo puede provocar diversos trastornos físicos y mentales. Y la salud de los empleados determina, en gran medida, cuánto tiempo podrá o querrá una persona seguir su carrera profesional.

En esta época en que se está incrementando la edad de jubilación, es beneficioso para las empresas y también para la economía en general que los empleados gocen de una buena salud durante el mayor tiempo posible. De lo contrario, el estrés excesivo en el trabajo podría provocar una disminución del rendimiento empresarial total y un aumento del absentismo laboral y de las tasas de accidentes o lesiones laborales.

Por tanto, en esta época en que la inteligencia artificial está desempeñando un papel cada vez más importante en nuestras vidas, tenemos que exigir lugares de trabajo que brinden motivación, oportunidades y apoyo a los empleados para que se desarrollen y utilicen sus aptitudes y habilidades de una manera eficaz. Lugares de trabajo que tengan en cuenta el estrés que provocan los cambios y que estén dispuestos a ayudar a los empleados a adquirir nuevas habilidades que colaboren con las nuevas tecnologías y no luchen contra ellas.

Tan solo los lugares de trabajo saludables, altamente cualificados y productivos permiten a la gente de cualquier edad rendir al máximo. En mi opinión, solo si nos centramos en la gente y no en la capacidad de las máquinas podremos lograr verdaderas innovaciones y una adopción exitosa de nuevas tecnologías.