Meta sigue respaldando los intereses políticos de derechas al instrumentalizar sus algoritmos para difundir propaganda de odio en todo el mundo. Se ha estado dedicando cada vez más a eludir la regulación nacional mediante el despliegue de campañas de presión específicas.
Meta, la mayor empresa de redes sociales del mundo, es la empresa matriz de Facebook, WhatsApp, Instagram, Threads y Messenger. Combinados, estos productos tienen casi 4.000 millones de usuarios, el mismo número de personas que se calcula acudirán a las urnas en todo el mundo en 2024. La magnitud de la empresa y su comportamiento corporativo han llevado a algunos a denominarla “un estado extranjero, poblado por personas sin soberanía, gobernado por un líder con poder absoluto”.
Los algoritmos de Meta pueden alterar literalmente la percepción humana de la realidad. Su modelo de ingresos se sirve de billones de puntos de datos personalizados para ofrecer a sus usuarios una publicidad sumamente eficaz. Esto la ha convertido en un objetivo perfecto para las infracciones en materia de datos de las que se aprovechan determinados regímenes autoritarios, y en un vehículo ideal para que partidos políticos de derechas difundan propaganda por todo el mundo. En Estados Unidos, las milicias violentas de extrema derecha utilizan Facebook para reclutar nuevos miembros. En Alemania, el partido AfD de extrema derecha utiliza Facebook para avivar el odio contra los inmigrantes y para conseguir un éxito sin precedentes en las elecciones al Parlamento Europeo de junio.
La difusión de propaganda de extrema derecha a través de Meta no se limita al hemisferio norte. Los organizadores de extrema derecha utilizaron Facebook para conseguir apoyo para un intento de golpe de Estado en Brasil después de las elecciones. En la India, la empresa aprobó durante las elecciones de 2024 una serie de anuncios dirigidos contra políticos de la oposición, en los que se apelaba explícitamente a la violencia contra los musulmanes. En Etiopía, Meta era consciente de estar siendo utilizada por los etnonacionalistas para avivar la violencia ante el inminente estallido de la guerra civil, y apenas hizo nada para impedirlo.
Como plataforma para la manipulación antidemocrática, y en tanto que monopolio, Meta se ha convertido en el blanco de acciones normativas y pleitos interpuestos por gobiernos. Pero muchos se preguntan si una empresa que a menudo se comporta como un estado se dejará regular por gobiernos democráticos. El año pasado, por ejemplo, tomó represalias contra el gobierno de Canadá por su aprobación de una legislación que respaldaría el periodismo local mediante el cierre de la distribución de noticias en Facebook.
Mientras Meta se doblega a órdenes autoritarias de censura en lugares como Turquía, prefiere evitar por completo la intervención gubernamental, sobre todo en el caso de democracias electorales. Llevó a cabo una campaña secreta de presión a escala mundial para impedir la regulación gubernamental de protección de datos dirigida a líderes políticos de países como Malasia y el Reino Unido. En 2023 se gastó 8 millones EUR para hacer lobby contra la Unión Europea (más que cualquier otra empresa).
Meta también recurre a la subcontratación para socavar la democracia en el trabajo y eludir sus responsabilidades para con los trabajadores. En Kenia, la represión antisindical ha sido la norma de uno de los subcontratistas de moderación de contenidos de la empresa. En Alemania, otro subcontratista de Meta reprobó a un denunciante que había testificado ante el Parlamento sobre sus condiciones de trabajo. Al actualizar su plataforma corporativa de chat Workplace, Meta hizo alarde de la capacidad de los empleadores para prohibir términos como “sindicalizarse”, lo que le valió reprobaciones inmediatas por parte de sindicatos de todo el mundo.
Como advirtió un inversor, “únicamente mediante la introducción de cambios fundamentales en [sus] modelos de negocio se conseguirá reducir el riesgo que supone para la democracia” y, hasta entonces, “Facebook sigue constituyendo una amenaza para quienes carecen de poder en todo el mundo”.