La democracia no siempre garantiza unos derechos laborales sólidos, pero ayuda a luchar por ellos

photo: Mihai BARBU / AFP

Este 15 de septiembre, Día Internacional de la Democracia, es especialmente importante, puesto que 2024 es un gran año para la democracia.

A finales del mismo, ciudadanos y ciudadanas de más de 60 países –cuya población total asciende a aproximadamente 4.000 millones de personas– habrán tenido la oportunidad de votar en comicios nacionales o regionales, lo que, según ciertas estimaciones, lo convierte en el año electoral con mayor número de votantes de la Historia.

Algunos de los comicios de este año ya han tenido repercusiones. Los votantes de la India han logrado reducir el poder del primer ministro Narendra Modi, y los de Sudáfrica han reducido el poder del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, viéndose ambos obligados a gobernar ahora en coalición con otros partidos. Los votantes franceses forjaron un Frente Republicano para frustrar la amenaza de la extrema derecha representada por el Rassemblement National de Marine Le Pen. Y los votantes británicos han elegido un gobierno laborista dirigido por el primer ministro Keir Starmer, que promete reforzar los derechos de los trabajadores, mermados tras 14 años de gobierno conservador.

Los sindicatos constituyen el mayor movimiento democrático del mundo y gozan de una posición única para definir, defender y ampliar la democracia. La CSI apoya esta iniciativa a través de su campaña Por la Democracia, cuyo objetivo es reforzar los principios y procesos democráticos desde la base, garantizando su revitalización en tres ámbitos clave: en el lugar de trabajo, en la sociedad y a escala mundial. Por la Democracia en el trabajo se centra en derechos específicos, como el derecho a la huelga, a organizar un sindicato y a la negociación colectiva. En el ámbito de la sociedad, Por la Democracia respalda a los sindicatos que defienden amplias libertades fundamentales y políticas progresistas en el seno de las comunidades y los países. Y Por la Democracia en las instituciones internacionales apoya los llamamientos para garantizar la representación de los trabajadores y las trabajadoras al más alto nivel de los debates políticos y normativos.

Nunca se insistirá lo suficiente en el nexo que existe entre la democracia y la solidez de los derechos de los trabajadores. Cuando los trabajadores tienen poder en su lugar de trabajo y pueden negociar colectivamente con sus empleadores, los beneficios de ese empoderamiento representativo se hacen sentir en toda la sociedad. El presente artículo examina la fortaleza de este vínculo, demostrando las fuertes correlaciones observadas entre el Índice Global de los Derechos de la CSI, que informa sobre la situación de los derechos de los trabajadores en todo el mundo, y 10 índices de democracia. Nuestro análisis revela que el vínculo es innegable: cuando los derechos laborales fundamentales de los trabajadores están garantizados, la democracia es por lo general más fuerte y más sostenible. Aunque existen excepciones, se trata de países donde las crecientes presiones democráticas están modificando la situación en favor de los trabajadores y las trabajadoras.

Medidas de democracia

La CSI comparó los resultados de su Índice Global de los Derechos 2024 con 10 índices de democracia procedentes de tres fuentes: el proyecto de investigación Varieties of Democracy (V-Dem), radicado en la Universidad de Gotemburgo de Suecia; los Índices del Estado Global de la Democracia gestionados por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, también radicado en Suecia; y los datos de Freedom in the World del grupo de campaña estadounidense Freedom House.

Los 10 índices se ajustan bien a nuestro Índice, con coeficientes de correlación iguales o superiores a 0,69, donde 0 significa que no hay correlación y 1 significa que existe una correlación perfecta. El mejor ajuste, con un coeficiente de correlación de 0,8, es con el índice de democracia igualitaria de V-Dem, que se centra en las desigualdades entre grupos sociales[1]. Todos los países con la peor calificación (5+) en el Índice Global de los Derechos, muchos de los cuales están asolados por conflictos, tienen puntuaciones de democracia igualitaria inferiores a 0,15 (el índice se puntúa de 0 a 1). La calificación 5 del Índice tiene una gama más amplia de puntuaciones de V-Dem, pero la mayoría se mantiene por debajo de 0,15, incluidos China y los Estados del Golfo Bahréin, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. En el otro extremo de la escala, todos los países con la calificación más alta (que es 1) en el Índice Global de los Derechos, obtienen una puntuación superior a 0,7 en materia de democracia igualitaria, con Dinamarca a la cabeza, con un 0,877.

Los cuatro países analizados aparecen etiquetados y en rojo. Los nombres de los países y las cifras relativas a la democracia igualitaria de V-Dem aparecen al pasar el ratón por encima de cada país.

Qué nos indican los valores atípicos

Como muestra el gráfico, hay algunos países atípicos que en el Índice Global de los Derechos obtienen puntuaciones mucho mejores o muchos peores de lo que indican sus puntaciones según V-Dem. El Reino Unido tiene una buena puntuación (0,704) en lo que respecta a democracia igualitaria, y, sin embargo, en el Índice Global de los Derechos obtiene una puntuación de 4, en la misma categoría que Brasil, Etiopía, Indonesia y México. Corroborando este dato, un estudio académico encargado por la central sindical Trades Union Congress del Reino Unido concluye que la legislación laboral británica ofrece la mitad de protección que la francesa y que es más laxa que la de otros grandes países europeos[2].

Sin embargo, el Reino Unido parece dispuesto a demostrar que una democracia sana puede abordar la falta de derechos en el trabajo. En julio, el partido laborista de centro-izquierda obtuvo una amplia mayoría parlamentaria en las elecciones generales del país. Tanto en su programa electoral como en su primer Discurso del Rey (que es un resumen del programa de gobierno pronunciado por el monarca británico), los laboristas afirmaron que, mediante un proyecto de ley sobre derechos laborales cuya publicación está prevista para este otoño, se van a prohibir los contratos “abusivos” de cero horas, así como el despido y la recontratación con contratos más precarios. Además, los derechos laborales van aplicarse desde el momento en que una persona empieza a trabajar, y el salario mínimo del país va incrementarse [3]. Los detalles y las repercusiones de estos cambios deberán evaluarse con el tiempo, pero está claro que constituye un viraje hacia mejores derechos de los trabajadores.

El otro gran atípico en el nivel 4 del Índice Global de los Derechos es Estados Unidos, con una puntuación ligeramente inferior por parte de V-Dem, de 0,602. Desde la década de 1970, la afiliación sindical en EE.UU. ha ido disminuyendo, lo cual se debe a dos factores. El primero fue un cambio en la economía, al pasar de la industria manufacturera a las industrias orientadas a los servicios, donde la sindicalización ha sido tradicionalmente inferior. Ese declive se ha visto agravado en los últimos años por el crecimiento del sector tecnológico y por el auge de la economía de plataformas digitales, que ha obligado a los sindicatos a encontrar nuevas formas de atraer a posibles afiliados. Un segundo factor que también empezó a dibujarse en la década de 1970 es de carácter más político. Los líderes políticos y los legisladores adoptan posturas cada vez más antisindicales y abogan por políticas de estilo más neoliberal, favorables a las empresas. Esta tendencia ha estado en gran medida fundamentada y respaldada por los considerables esfuerzos de los grupos de presión de las grandes corporaciones.

La reducción de la afiliación sindical ha tenido un impacto considerable en la vida laboral de los estadounidenses y ha dado lugar a grandes disparidades salariales, así como a la pobreza activa. Sin embargo, el resurgimiento de la actividad sindical y del apoyo público a los sindicatos de trabajadores en los últimos años es una señal esperanzadora. El año pasado, una serie de votaciones favorables a los sindicatos en los lugares de trabajo están contribuyendo a mejorar los derechos laborales desde la base.

Las protecciones jurídicas para los trabajadores de Estados Unidos, en particular las que regulan el reconocimiento de sindicatos, suelen aplicarse con lentitud y acarrean escasas consecuencias para los empleadores que las incumplen. Sin embargo, bajo la presidencia de Joe Biden, la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo, que supervisa las votaciones en los centros de trabajo del sector privado con relación al reconocimiento de los sindicatos, ha adoptado políticas más favorables a los sindicatos. En julio, la Junta declaró haber recibido desde octubre de 2023 más de 2.600 peticiones para la organización de votaciones de reconocimiento de sindicatos, más que en los 12 meses anteriores. Además, el 79% fueron satisfactorias, frente al 76% del año anterior y a alrededor de dos tercios unos años antes. Esto ha estabilizado la afiliación sindical, aunque a un nivel bastante bajo (un 11% de los trabajadores estadounidenses)[4].

Entre los éxitos más destacados de estos comicios está el reconocimiento del sindicato United Auto Workers (UAW) en la fábrica de Volkswagen de Chattanooga (Tennessee), con un 73% de los votos. Se trata de la primera fábrica de vehículos del sur de EE.UU. que vota a favor de la sindicalización desde la década de 1940, y la primera de propiedad extranjera en hacerlo[5]. El año pasado el UAW también consiguió acuerdos con los tres grandes fabricantes de vehículos de EE.UU., Ford, General Motors y Stellantis, en particular el compromiso de aplicar los convenios nacionales existentes en los nuevos centros de trabajo de baterías y vehículos eléctricos, entre ellos Ultium Cells de GM[6].

Algunos países con democracias mucho más débiles obtienen mejores resultados que el Reino Unido y Estados Unidos en el Índice Global de los Derechos. En julio, el presidente de Rwanda, Paul Kagame, fue reelegido con más del 99% de los votos, después de que varios candidatos potenciales no pudieran presentarse a las elecciones[7]. No es de extrañar, por tanto, que la puntación de V-Dem en lo que respecta a democracia igualitaria para Rwanda sea de apenas un 0,183, aunque en el Índice Global de los Derechos el país obtenga una puntuación más positiva (de nivel 3) que refleja una serie de protecciones jurídicas clave para los trabajadores, como el derecho a formar sindicatos y el derecho a la negociación colectiva. Además, los contratos de trabajo son obligatorios por ley una vez transcurridos 90 días de empleo, y deben incluir una referencia clara a las horas de trabajo, el salario, las prestaciones y la remuneración de las horas extraordinarias, así como procedimientos de resolución de conflictos, y las obligaciones tanto del empleado como del empleador. La calificación del Índice refleja asimismo el hecho de que los trabajadores ruandeses también están protegidos por prestaciones por enfermedad y maternidad y por leyes contra la discriminación. No obstante, si bien los derechos fundamental del trabajo están protegidos por ley, una dinámica social más amplia, condicionada por la reciente historia del país, repercute negativamente en su práctica. Por ejemplo, los activistas sindicales del país han expresado su preocupación por el hecho de que en ocasiones se reduzca el espacio para la actividad sindical en el marco de la estricta aplicación de la ley, el diálogo profesional y el sistema de gestión de conflictos laborales.

Singapur, que deberá elegir un nuevo gobierno en noviembre de 2025, es otro caso atípico. Obtiene un 2 en la calificación del Índice Global de los Derechos, lo mismo que democracias sólidas como Francia y Japón, pero en cuanto a democracia igualitaria apenas alcanza un 0,357, con puntuaciones aún más bajas con relación a otras variables de V-Dem. La ciudad-estado se ha visto controlada durante décadas por el Partido de Acción Popular, y aunque las propias elecciones están prácticamente exentas de irregularidades, el partido cuenta con otras ventajas injustas, como, por ejemplo, unos medios de comunicación progubernamentales, restricciones a la libertad de expresión y considerables obstáculos financieros en el seno del sistema electoral, según Freedom House[8].

Sin embargo, Singapur ofrece a sus ciudadanos unos niveles relativamente altos de libertad en el lugar de trabajo. Prohíbe la discriminación antisindical y reconoce la libertad de asociación en la Constitución, aunque esto está estrictamente regulado. El derecho de huelga está reconocido en la Ley del Trabajo del país, pero, junto con otras restricciones, queda terminantemente prohibido para los empleados del sector público, hospitales, puertos y aerolíneas, así como para los trabajadores autónomos[9].

Los trabajadores impulsan la democracia y construyen comunidades

Un alto nivel de democracia no garantiza los derechos de los trabajadores, como demuestran las bajas calificaciones en el Índice Global de los Derechos tanto del Reino Unido como de EE.UU., y el descenso (si bien sigue siendo mejor que la mayoría) de la calificación media de los países europeos a lo largo de la última década. La democracia proporciona herramientas que pueden mejorar los derechos de los trabajadores, pero sigue siendo necesario que los defensores de los derechos las adopten y las utilicen.

Cuando lo hacen, suelen tener éxito: en la mayoría de los países, más democracia significa mejores derechos para los trabajadores y las trabajadoras. La razón es sencilla: la mayoría de los votantes son trabajadores; según la Organización Internacional del Trabajo, el 60% de la población activa tiene trabajo o está buscando[10]. Además, los trabajadores y los jubilados son miembros valiosos de redes familiares y comunitarias, con personas a su cargo y con personas con las que comparten responsabilidades recíprocas. En los países democráticos en los que rige el sufragio universal, los ciudadanos tienen razones claras para abogar por unos derechos de los trabajadores sólidos, puesto que hacerlo significa apoyarse a sí mismos o a aquellos de quienes dependen.

En este año crucial para la democracia, la campaña Por la Democracia de la CSI respalda a sindicatos de todo el mundo en sus esfuerzos por consolidar la democracia en los lugares de trabajo, en las sociedades y en las instituciones internacionales. De esta forma se envía a los empleadores, gobiernos y organizaciones internacionales un mensaje claro en cuanto a que deben anteponer nuestros intereses a los intereses particulares.

 

 

[1] De “The V-Dem dataset”, V-Dem, marzo de 2024. https://v-dem.net/data/the-v-dem-dataset/

[2] Tim Sharp: “El Reino Unido necesita un enorme refuerzo en materia de derechos laborales para ajustarse a la norma mundial”, Trades Union Congress (Reino Unido), 2 de agosto de 2024. https://www.tuc.org.uk/blogs/uk-needs-massive-workers-rights-boost-match-global-norm

[3] Oficina del Primer Ministro: “Diez cosas que hay que saber del Discurso del Rey”, GOV.UK (sitio web oficial del Gobierno británico), 17 de julio de 2024. https://www.gov.uk/government/news/ten-things-to-know-from-the-kings-speech

[4] Daniel Wiessner: “La organización sindical en EE.UU. y la tasa de éxito en las votaciones de los sindicatos están aumentando, según la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo”, 17 de julio de 2024: https://www.reuters.com/legal/litigation/us-union-organizing-unions-election-win-rate-is-surging-nlrb-says-2024-07-17/

[5] Tom Krisher y Kristen Hall, “Los empleados de Volkswagen Tennessee votan mayoritariamente a favor de afiliarse al sindicato United Auto Workers”, Associated Press, 20 de abril de 2024. https://apnews.com/article/volkswagen-union-vote-united-auto-workers-chattanooga-51544590d8a06efddfa2f6ac7db00fbe

[6] “Un 98% de los miembros de Ultium votan a favor de ratificar un contrato que marca una nueva pauta en el sector de los vehículos eléctricos”, United Auto Workers, 17 de junio de 2024. https://uaw-newsroom.prgloo.com/press-release/video-ultium-members-vote-98-percent-to-ratify-contract-that-sets-new-standard-for-ev-industry

[7] “Kagame consigue en Rwanda su cuarto mandato con el 99,18% de los votos, según los resultados provisionales”, France 24, 18 de julio de 2024. https://www.france24.com/en/africa/20240718-rwanda-s-kagame-wins-fourth-term-with-99-18-of-the-vote-provisional-results-show

[8] “Singapur”, Freedom in the World 2024, Freedom House. https://freedomhouse.org/country/singapore/freedom-world/2024

[9] “Singapur”, CSI. https://survey.ituc-csi.org/Singapore.html?lang=es

[10] Pág. 27, “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024”. https://www.ilo.org/es/publications/flagship-reports/perspectivas-sociales-y-del-empleo-en-el-mundo-tendencias-2024