Los combates han ocasionado más de 400 muertes, dejando atrapadas a miles de personas en la capital, Jartum, así como en otras ciudades, y perturbando las vidas de la gente trabajadora en Sudán.
Desde el golpe de Estado militar en abril de 2019 que derrocó el régimen autocrático de Omar al-Bashir, el ejército continúa ocupando ilegalmente el poder y atacando sistemáticamente a manifestantes y sindicatos que reclaman democracia y el retorno a un Gobierno civil.
La presidenta de la CSI, Akiko Gono, declaró: “El movimiento sindical está profundamente preocupado por la inseguridad que reina en Sudán y los recientes enfrentamientos militares que se han cobrado las vidas de personas inocentes.
“Es un principio establecido en la OIT que la paz y la democracia son elementos fundamentales para el libre ejercicio de los derechos sindicales. Los derechos de la gente trabajadora sólo pueden estar asegurados en un sistema que garantice y respete otros derechos humanos fundamentales, y donde el diálogo social involucre a los sindicatos para asegurar trabajo decente y sentar las bases para la paz y el desarrollo económico y social.
“Insto a los comandantes militares a entregar el poder a un Gobierno civil y concentrarse en garantizar la seguridad del país. Las Naciones Unidas y la Unión Africana deben intervenir antes de que esto se convierta en una auténtica guerra civil. El pueblo de Sudán quiere vivir en paz, una paz que debe garantizarse sin más demora”.