La CSI está indignada por la crueldad y la magnitud de estos crímenes. Las violaciones y otros tipos de violencia sexual se han estado utilizando de forma sistemática durante más de una década en la región, como arma de guerra para sembrar el pánico y llevar a cabo una limpieza étnica. La CSI lamenta que, a pesar de las numerosas misiones e informes de alto nivel, los actos de violencia extrema contra las mujeres no hayan hecho más que aumentar a lo largo de los años. En 2009 el UNFPA (Fondo de Población de la ONU) informó sobre más de 9.000 casos de violaciones perpetradas en las provincias de Kivu Norte y Sur. Se cree que se han dado otros muchos casos que no han sido denunciados.
“La violencia que vienen soportando las mujeres del Congo oriental no puede seguir tolerándose. El mundo entero ha de ponerse en pie y decir basta”, dice Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI y la primera mujer en ocupar este puesto. Una de las principales causas del conflicto armado en la región es la lucha por el control de la riqueza de sus recursos naturales, que a su vez financia la guerra e incita a la violencia sexual a una escala sin precedentes.
El fracaso de la MONUSCO (misión de estabilización de la ONU en la RDC) a la hora de impedir estos crímenes, y el hecho de que no los haya descubierto hasta ahora, pone en duda su capacidad para cumplir con su mandato en las condiciones presentes. En ese sentido, la CSI se siente especialmente preocupada por la reciente retirada de más de 1.500 soldados de paz del contingente de la MONUSCO precisamente cuando las autoridades congoleñas no parecen ser capaces de proteger a la población civil ni de garantizar la seguridad en la región.
La CSI aplaude la postura del Consejo de Seguridad de la ONU, que ha solicitado una rápida investigación sobre las agresiones y el juicio de los perpetradores de los crímenes. No obstante, esto no será suficiente para evitar otros crímenes. La CSI insta a la comunidad internacional y al Gobierno del Congo a que intensifiquen su labor a fin de conseguir una solución duradera y sostenible para el conflicto.
“Hay una necesidad urgente de consolidar la paz en la zona este de la RD del Congo, lo cual sólo puede llevarse a cabo abordando todos los diversos aspectos del conflicto, incluyendo la explotación ilegal de recursos naturales, las numerosas deficiencias de la gobernanza, la pobreza imperante y la falta de oportunidades de trabajo decente para los hombres y las mujeres”, concluyó Sharan Burrow.