Los gobiernos del sur global han conseguido finalmente llegar a un acuerdo, por el que se llevaba mucho tiempo luchado, para establecer un fondo destinado a proporcionar financiación por “pérdidas y daños” a los países en desarrollo duramente afectados por catástrofes relacionadas con el cambio climático. El reto consiste ahora en proporcionar la financiación necesaria para este fondo y hacerlo operativo antes de la COP28.
El movimiento sindical acoge con satisfacción el establecimiento de un programa de trabajo sobre la transición justa. El “Plan de implementación de Sharm el Sheij” afirma que la transición justa se basa en el diálogo social.
Sharan Burrow, secretaria general saliente de la CSI, ha declarado: “Los trabajadores deben disponer de un lugar en la mesa de negociaciones para discutir de una transición que estabilice el planeta, las economías y nuestras sociedades. Los planes de transición deben incluir planes centrados tanto en el clima como en el empleo. Para ello es preciso que los sindicatos participen y se apropien del proceso, puesto que, de lo contrario, corremos el riesgo de avivar los temores de las personas que se sienten relegadas y excluidas de la toma de decisiones”.
La inclusión de la protección social constituye un avance importante
Eric Manzi, secretario general adjunto de la CSI-África, ha señalado: “Para reforzar la resiliencia de los trabajadores, las familias y las comunidades se necesitan sistemas de protección social integrales y universales. Necesitamos disponer de los fondos necesarios para garantizar que dichos sistemas puedan ofrecer prestaciones por desempleo y servicios sanitarios vitales.
“En África se necesitan urgentemente fondos para financiar la formación profesional sobre la transición y para garantizar que los empleos informales se conviertan en empleos decentes formales dotados de protección social. Esta es la manera de ayudar a los trabajadores de los países pobres y ricos por igual”.
Los sindicatos lamentan la ausencia de compromisos por parte de los países para velar por el respeto de los derechos del trabajo y los derechos humanos. El derecho a la libertad sindical, a la negociación colectiva y a la salud y seguridad en el trabajo son esenciales para garantizar una transición justa.
La reticencia de los países a garantizar específicamente el respeto de los derechos humanos es algo que preocupa enormemente al movimiento sindical. El
éxito de unas políticas climáticas ambiciosas reside en la certeza de que se respeten los derechos de todas las personas.
En cuanto a la mitigación del cambio climático, el resultado es sumamente decepcionante. Los países están retractándose del compromiso que asumieron en la COP26 de Escocia de reducir progresivamente el uso del carbón. En lugar de centrarse plenamente en las energías renovables, se ha abierto la puerta a las energías de “bajas emisiones”.
Sharan Burrow añadió: “En cuanto a los mecanismos de mercado, constatamos que los objetivos del Acuerdo de París se siguen socavando con propuestas que permiten la práctica del doble cómputo y unas tecnologías insostenibles para eliminar el dióxido de carbono. Una de las máximas prioridades de la COP28 ha de ser redoblar el nivel de ambición en lo que respecta a la mitigación del cambio climático. El reto va a ser cómo la futura presidencia de la COP28, asumida por los EAU, abordará esta cuestión”.