Bruselas, 11 de diciembre de 2009: El 9 de diciembre, el abogado del sindicato Haft Tapeh, una de las afiliadas de la Federación Sindical Internacional UITA, el Sr. Mohammad Olyaeifard, fue interrogado por el Tribunal Revolucionario de Teherán con relación a diversas acusaciones de “propaganda contra el Estado”, “difamaciones contra la magistratura” y “publicación de mentiras y perturbación de la opinión pública”. Su caso ha sido reprogramado para el día 19 de diciembre.
Este es el último de una serie de intentos por parte del gobierno iraní de destruir el sindicato, y que pone de manifiesto hasta qué punto las autoridades políticas están dispuestas a utilizar el poder judicial para impedir que los líderes del sindicato puedan tener un juicio justo tras haber sido encarcelados en noviembre.
“Esta acusación contra el abogado del sindicato es completamente inaceptable. Se trata claramente de un caso de acoso que pretende intimidarle a él y a otros abogados con el objetivo de obligarles a rechazar la defensa de casos del sindicato”, dijo Guy Ryder, Secretario General de la CSI.
La semana pasada la CSI y la UITA presentaron una queja formal ante el Comité de Libertad Sindical de la OIT, detallando las violaciones por parte del gobierno iraní de los principios fundamentales de libertad de sindicalización y el derecho a la negociación colectiva. La CSI ya es parte, junto con la Federación Sindical Internacional ITF, de una nueva queja contra el gobierno de Irán, concerniente al sindicato de conductores de autobuses de Vahed.
El líder de este sindicato, Mansour Ossanloo, acaba de recibir el veredicto final para su apelación contra la decisión de las autoridades de poner fin a su empleo. La decisión, hecha pública por la División 21 del Tribunal Revolucionario de Teherán el día 21 de octubre de 2009, confirma su despido.
Mientras tanto, el gobierno iraní mantiene su ataque absoluto contra las voces discrepantes. El 7 de diciembre decenas de protestantes fueron golpeados y detenidos durante manifestaciones dirigidas por estudiantes. Las fuerzas de seguridad – incluidos los Basij, la temida milicia de voluntarios – utilizaron porras y gases lacrimógenos para atacar a los manifestantes. Se desconoce el número de protestantes arrestados, pero la CSI tiene entendido que al menos una sindicalista se encuentra entre los detenidos.
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