El informe, que analiza el potencial de crecimiento del empleo en la economía de cuidados en Alemania, Australia, Dinamarca, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido demuestra además que invirtiendo en cuidados se reduciría la brecha salarial de género, disminuiría la desigualdad global y contribuiría a corregir la exclusión de la mujer para acceder a empleos decentes. El G20 ha fijado el objetivo de incrementar la participación de las mujeres en el mercado laboral en un 25% en los próximos años. Esto sólo podrá lograrse si el sector de cuidados está adecuadamente financiado.
El informe cita pruebas adicionales de Sudáfrica y Turquía, mostrando que el estímulo económico de la inversión en cuidados no se limita a los países más ricos del mundo.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI, comentó: “Este estudio demuestra que una inversión sostenida en cuidados no sólo resulta vital para las sociedades, sino que además proporciona un motor indispensable para el crecimiento económico y un antídoto frente al impacto destructivo de las fallidas políticas de austeridad. La mayor parte de la carga de los recortes en servicios recae en las mujeres, lo que a su vez ha reducido los ingresos de los hogares en un momento en que el aumento del poder adquisitivo y la demanda económica resulta crucial para restaurar la prosperidad global. El sector de cuidados tiene ya una alta incidencia de trabajo precario y bajos salarios, por lo que resulta esencial que los trabajadores y trabajadoras de este sector disfruten de la plena protección acordada por la legislación laboral, en línea con las normas internacionales”.
Economistas del Women’s Budget Group desarrollaron un avanzado modelo para estudiar las repercusiones que tendría sobre el empleo invertir el 2% del PIB en la “infraestructura social” de educación, sanidad y servicios sociales de cuidados. Encontraron que:
- dependiendo del país, el empleo total aumentaría entre 2,4% y 6,1%;
- entre el 59% y el 70% de los puestos de trabajos creados serían ocupados por mujeres; y
- el efecto multiplicador de estos nuevos empleos generaría también el empleo para los hombres, entre el 1,4% y el 4% en distintos países.
“Algunos Gobiernos han tomado medidas para incrementar la inversión en proyectos de infraestructura física, para estimular el crecimiento y superar décadas de escasez de inversiones. Ahora disponemos de pruebas empíricas de los beneficios económicos y sociales de invertir también en el sector de cuidados. Los Gobiernos deberían examinar esta posibilidad, en lugar de limitarse a aplicar un programa de austeridad basado en análisis profundamente erróneos desde un principio”, indicó Burrow.
Las pruebas que figuran en el informe muestran que una inversión del 2% PIB crearía:
- 13 millones de puestos de trabajo en EE.UU.
- 3,5 millones de puestos de trabajo en Japón
- 2 millones de puestos de trabajo en Alemania
- 1,5 millones de puestos de trabajo en el Reino Unido
- 1 millón de puestos de trabajo en Italia
- 600.000 puestos de trabajo en Australia
- 120.000 puestos de trabajo en Dinamarca
“Los recortes en servicios públicos de cuidados han tenido un doble impacto sobre las mujeres. Encuentran más difícil encontrar puestos de trabajo decentes y, en la mayoría de los países la presión sobre la inversión social implica que son principalmente las mujeres quienes cubren las carencias, trabajando como cuidadoras no remuneradas. Esto a su vez las mantiene fuera del mercado de trabajo durante aún más tiempo, rasgando el tejido de los hogares y las comunidades. Nuestro nuevo estudio confirma que el tipo adecuado de inversión puede revertir esta crisis social, por lo que exhortamos a los Gobiernos a que asuman el desafío y dejen a un lado su obsesión de limitarse a complacer al sector financiero. La evidencia de estos siete países refuerza el enorme potencial de crecimiento y empleo en la economía de cuidados en todo el mundo”, concluyó Burrow.