Este informe, que constituye la principal fuente autorizada de información sobre salarios a nivel mundial, indica una disminución del 0,9% en los salarios medios mensuales en términos reales, desde el final de la primera fase de la pandemia de COVID-19. Si se excluye de los cálculos a China, la caída asciende al 1,4%.
Luca Visentini, secretario general de la CSI, indicó: “En 2022, la brecha existente entre la productividad laboral y los salarios reales alcanzó su punto de mayor amplitud desde hace más de 20 años. La productividad laboral ha sido altamente positiva durante varios años, mientras que los ingresos quedaron estancados dado que los Gobiernos se han negado a refrenar la codicia corporativa y, en muchos países, han debilitado los derechos a la negociación colectiva y la libertad sindical.
“Esto implica que los hogares del mundo entero encuentran más dificultades para llegar a fin de mes, viéndose obligados a sacrificar algunos productos esenciales por culpa del incremento de los precios”.
En 2022, el crecimiento de la productividad fue superior en 12,6% al de los salarios, sin embargo, poderosos bancos centrales en numerosos países están reclamando la supresión de salarios pese al aumento de la pobreza.
Además de adoptar medidas para impulsar los salarios y brindar a los trabajadores y trabajadoras una parte justa de la productividad que aportan, los Gobiernos deben invertir en protección social, sanidad y cuidados, educación y otros aspectos clave de una sociedad digna.
“El mundo no puede seguir tolerando que las políticas económicas sean dictadas por teorías académicas desacreditadas de economistas y responsables políticos que se niegan a afrontar la realidad. El mundo necesita un Nuevo Contrato Social, con empleos y salarios dignos como elementos centrales”, concluyó Luca Visentini.