El informe hace hincapié en que la desregulación del mercado de trabajo y el debilitamiento de las estructuras de negociación colectiva han sido considerados erróneamente por numerosos Estados como un medio para prevenir o superar las crisis económicas y de la deuda. Tales medidas han sido además utilizadas en las condiciones impuestas en acuerdos internacionales de créditos por parte del FMI, el Banco Mundial y la Comisión Europea. No obstante, ese tipo de políticas no ha tenido los efectos deseados.

El informe indica que las conclusiones empíricas no parecen corroborar la idea de que dichas reformas tengan efectos positivos sobre el empleo y el crecimiento económico. De hecho, a menudo han tenido consecuencias económicas adversas, contribuyendo frecuentemente a un aumento de la desigualdad y la precarización e informalización del empleo. Por otro lado, han fomentado la discriminación en el mercado de trabajo contra los jóvenes, los mayores y personas pertenecientes a grupos sociales marginados, ocasionando la reducción de la protección social de los trabajadores. El informe incluye una serie de recomendaciones para evitar que las medidas de reforma económica socaven los derechos laborales – derechos humanos fundamentales.

El informe está disponible en todos los idiomas oficiales de las Naciones Unidas aquí