Dicha huelga se convocó para protestar por los centenares de arrestos y la violenta represión policial contra personas que han estado participando en concentraciones masivas durante las últimas semanas, después de que miles de jóvenes tomaran las calles para manifestar su rechazo a la nueva propuesta de ley de extradición con China. La policía ha utilizado más de 1.000 botes de gases lacrimógenos y ha disparado centenares de municiones “no letales”, además de negarse a proteger a personas inocentes que fueron sometidas a una violencia brutal por parte de bandas criminales progubernamentales en Yuen Long el 21 de julio.
La central sindical HKCTU presentó cinco reivindicaciones fundamentales durante la convocatoria de huelga:
- la retirada definitiva de la ley de extradición;
- la puesta en libertad de los manifestantes detenidos sin cargos;
- la retirada de la calificación de “motines”, por parte de las autoridades, de las protestas del 12 de junio;
- una investigación independiente con relación a la violencia policial y al abuso de poder;
- la aplicación del sufragio universal.
La huelga contó con la participación de más de 300.000 trabajadores, entre los que también hubo empleados de la función pública que habían sido amenazados por el Gobierno para que desistieran de llevar a cabo la huelga.
“El movimiento sindical internacional apoya plenamente a la HKCTU y al pueblo de Hong Kong en sus demandas legítimas de que se respete el Estado de derecho y la democracia. Condenamos el uso de la violencia, la represión y las amenazas por parte de los que están en el poder, y solicitamos que las reivindicaciones presentadas por la HKCTU se satisfagan íntegramente y sin demora. A pesar de la represión, varios millones de personas han participado en las acciones de protesta, y es simplemente insostenible que las autoridades sigan oponiéndose a la voluntad del pueblo. La única salida realista es mediante el respeto de los derechos humanos y democráticos internacionalmente reconocidos, no mediante más amenazas y violencia”, ha declarado Sharan Burrow, secretaria general de la CSI.