En un nuevo informe mundial de la CSI se revela la gran cantidad de asesinatos, violencia e intimidación que sufren los sindicalistas

Durante 2006 fueron asesinados nada menos que 144 sindicalistas por defender los derechos sindicales, al tiempo que más de 800 fueron sometidos a golpizas o tortura, (...)

Durante 2006 fueron asesinados nada menos que 144 sindicalistas por defender los derechos sindicales, al tiempo que más de 800 fueron sometidos a golpizas o tortura, según se comunica en el Informe anual sobre las violaciones de los derechos sindicales, publicado por la Confederación Sindical Internacional, organización que cuenta con 168 millones de miembros. En el Informe –que consta de 379 páginas- se dan los pormenores de casi 5.000 arrestos y más de 8.000 despidos de trabajadores y trabajadoras debido a sus actividades sindicales. También se documentan en este Informe 484 nuevos casos de sindicalistas detenidos por gobiernos.

“Los trabajadores y trabajadoras que procuran mejorar sus vidas mediante las actividades sindicales se enfrentan con crecientes niveles de represión e intimidación en cada vez más países. Lo más apabullante de todo es que, en comparación con el año anterior, la cantidad de personas asesinadas aumentó alrededor del 25 por ciento”, dijo Guy Ryder, Secretario General de la CSI. “En muchos de los países que se mencionan en el informe, la represión continuó durante lo que llevamos de 2007”, agregó.

Colombia siguió siendo el lugar más peligroso del mundo para las actividades sindicales, con 78 asesinatos, la mayoría de los cuales fueron llevados a cabo con toda impunidad por escuadrones de la muerte paramilitares vinculados con funcionarios gubernamentales o actuando en nombre de empleadores. Con relación a los 1.165 asesinatos documentados entre 1994 y 2006, solamente se juzgó a 56 personas y nada más que 14 fueron condenadas. En el Informe se documenta asimismo la ola de violencia antisindical que tuvo lugar en Filipinas, donde se asesinó a 33 sindicalistas y defensores de los derechos sindicales. Algunos de esos asesinatos fueron cometidos por asesinos a sueldo actuando en connivencia con los militares y la policía. En el informe se comunican casos de despidos masivos, golpizas, detenciones y amenazas contra los trabajadores y trabajadoras y sus familiares que tuvieron lugar en países de todas las regiones del mundo, donde en algunos casos son hechos habituales.

Las dictaduras y los gobiernos autoritarios de Belarús, Birmania, China, Cuba, Guinea Ecuatorial, Irán, Corea del Norte y varios Estados del Golfo continuaron aplicando medidas represivas contra los sindicatos independientes, estando más de 100 trabajadores chinos detenidos en cárceles o campos de trabajo forzoso con condiciones abrumadoras. El gobierno de Zimbabwe siguió reprimiendo violentamente al movimiento sindical de su país. De los 265 participantes en una protesta sindical que fueron detenidos por las autoridades, 15 fueron duramente golpeados durante el tiempo en que estuvieron detenidos y entre ellos estaban los máximos dirigentes de la central sindical nacional Zimbabwe Congress of Trade Unions.

En el Informe también se da cuenta de la creciente hostilidad gubernamental hacia los derechos fundamentales de los trabajadores que se observa en algunos países industrializados, especialmente Australia, donde la legislación gubernamental engañosamente denominada “Alternativas de los trabajadores” los despojó de toda una serie de derechos y prestaciones, impuso graves limitaciones a la actividad sindical y elevadas sanciones para los trabajadores y los funcionarios sindicales. El gobierno entabló juicio a 107 trabajadores de la construcción, los cuales corrían el riesgo de que se les impusieran elevadas multas por haber tomado medidas de fuerza solidarizándose con un representante de salud y seguridad que había sido despedido. En los Estados Unidos, un dictamen de la Junta Nacional de Relaciones Laborales privó a millones de personas del derecho de sindicación al ampliar el concepto del término “supervisor/a”, mientras que en Suiza, el gobierno procuró invalidar la autoridad del Comité de Libertad Sindical de la OIT con respecto a la legislación laboral suiza, aunque finalmente la afiliada suiza de la CSI consiguió impedirlo.

Las actividades antisindicales de una serie de empresas multinacionales son objeto de especial atención, entre ellas las de verdaderas trasgresoras, como sucursales y proveedores de Coca Cola, Wal-Mart, Goodyear, Nestlé y Bouygues. También se describe en el Informe la dura represión que llevan a cabo los proveedores de conocidas marcas mundiales, especialmente del ámbito textil y agrícola. Diversas multinacionales aprovecharon la creciente hostilidad ambiente de Polonia para socavar los derechos y condiciones de los trabajadores y trabajadoras.

Las trabajadoras en particular continuaron siendo objeto de represión, sobre todo en razón de la explotación de que se hace objeto a la mano de obra femenina en las zonas francas industriales de Asia, África y América Latina, donde hubo numerosos casos de despidos y directa negación de los empleadores a reconocer inclusive los derechos más básicos de sus empleados. En Marruecos, se hizo juicio a trabajadoras del sector textil por haber iniciado una huelga mientras que en Mauricio, las trabajadoras que participaban en una sentada fueron golpeadas por policías. En diversos países, principalmente en los Estados del Golfo, también se destacan los abusos que se cometen contra las trabajadoras domésticas, que están entre los grupos más explotados de los 90 millones de trabajadores migrantes del mundo.

En Asia y el Pacífico, la represión de que se hizo objeto a los trabajadores y trabajadoras, especialmente en Bangladesh, Camboya, India, Indonesia, Malasia y Sri Lanka, incluyó el despido de casi 5.000 trabajadores debido a sus actividades sindicales, como así también asesinatos de trabajadores en Bangladesh, India y Nepal, donde dos sindicalistas fueron muertos por el ejército durante manifestaciones en pro de la democracia, en cuya organización participó el movimiento sindical del país. La violencia policial también dejó enormes saldos de trabajadores heridos en Malasia y en Camboya, país conocido por sus violaciones de los derechos de los trabajadores. Durante 2007 continuó en Camboya la violencia contra los sindicalistas, con el asesinato en febrero del dirigente sindical Hy Vuthy. En Tailandia, el golpe militar originó una ola de hostigamiento y despido de afiliados y dirigentes sindicales y, al igual que en muchos otros países de la región, los trabajadores y trabajadoras migrantes fueron especialmente objeto de abusos y explotación.

Junto con el escalofriante saldo de muertes ocurridas en Colombia, la violencia contra los sindicalistas que tuvo lugar en el resto de América Latina comprendió el asesinato de dos mineros y otros 41 heridos por la policía en México, al tiempo que 15 ecuatorianos también fueron heridos de gravedad a raíz de que la policía y el ejército reprimieron brutalmente una manifestación organizada por sindicatos contra el acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos. Una dirigente del sindicato de docentes escapó a un intento de asesinato en Guatemala, donde durante 2007 continuó la violencia antisindical que hace estragos en el país desde hace tiempo con el asesinato de Pedro Zamora, dirigente del sindicato de trabajadores portuarios, ocurrido el 15 de enero. Hubo actividades antisindicales por parte de los empleadores de zonas francas industriales y de propietarios de plantaciones –actividades entre las cuales se contaron varios casos de despidos en masa e intimidación de los trabajadores y trabajadoras- en Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Honduras y Nicaragua. Se despidió en masa a los trabajadores y trabajadoras que formaron sindicatos o participaron en huelgas en Argentina, Perú y otros países. En nueve países de la región hubo trabajadores y trabajadoras arrestados por participar en actividades sindicales.

Los trabajadores y trabajadoras de África también tuvieron que hacer frente a graves violaciones de sus derechos de sindicación y representación. En Guinea, las fuerzas de seguridad atacaron una manifestación organizada por sindicatos, dejando un saldo de alrededor de 20 manifestantes muertos y muchos más heridos. En Marruecos, un trabajador municipal resultó muerto y vario heridos durante una protesta sindical mientras que en Sudáfrica la policía disparó sobre huelguistas de un diario y otros 18 sindicalistas fueron heridos por la policía en otros sucesos. Al igual que sucedió en Asia, los despidos masivos fueron habituales, principalmente en Kenya, donde se despidió a más de 1.000 huelguistas de una plantación de flores, además de que varios de ellos fueron heridos en enfrentamientos con la policía. Los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos y del sector de educación hicieron frente a discriminación antisindical en Argelia, Benin y Etiopía, donde el gobierno continuó hostigando a la Asociación de Docentes. La central sindical nacional de Djibouti UDT fue objeto de grave hostigamiento por parte del gobierno y uno de sus funcionarios tuvo que irse del país porque temía por su vida. Los gobiernos de Libia y Sudán también imponen muchas restricciones a la libertad sindical, mientras que Egipto, por su parte, también limita los derechos sindicales.

Los tentativos avances hacia derechos sindicales alcanzados en Omán y las positivas evoluciones que tuvieron lugar en Bahrein fueron opacados por el hecho de que en la mayor parte de Oriente Medio hubo continuas y graves restricciones de las actividades sindicales, o directamente se las prohibió, especialmente en Arabia Saudita. También siguió restringiéndose la libertad sindical en Jordania, Kuwait y Yemen, y las autoridades de Siria ejercieron un control prácticamente total sobre la organización sindical oficial, la única cuya existencia se autoriza. En Oriente Medio, muchos trabajadores migrantes tienen condiciones de trabajo peligrosas y explotadoras, sin que dispongan de ningún recurso legal para rebelarse contra ellas. Los sindicalistas iraquíes fueron blanco de constante violencia. Entre los muchos ataques que sufrieron, el más escalofriante fue el perpetrado contra un dirigente sindical del sector de salud, quien fue secuestrado, torturado con un taladro eléctrico y luego muerto a balazos. Irán siguió denegando a sus trabajadores los derechos fundamentales, avasallando duramente la actividad sindical independiente con arrestos y detenciones masivas que comprendieron la de una niña de 12 años, que fue golpeada y arrojada sin miramientos a un furgón policial. Mansour Osanloo, líder del sindicato de chóferes de autobús de Teherán, fue mantenido incomunicado durante cuatro meses y luego, en noviembre, fue golpeado y arrestado nuevamente. Después de que fuera liberado bajo fianza, fue detenido una vez más en julio de 2007 y sigue preso junto con varios compañeros suyos.

La continua violencia de Palestina también afectó al movimiento sindical. En uno de los casos, hombres armados arrojaron una granada de mano a una estación de radio de un sindicato y luego le prendieron fuego, suceso en el que resultaron heridas cuatro personas. Las continuas restricciones impuestas por las autoridades israelíes a los desplazamientos de los palestinos y palestinas entre Cisjordania y Gaza dificultaron todavía más las actividades sindicales.

En Europa, la represión sistemática del sindicalismo independiente siguió siendo habitual en Belarús, y la Unión Europea prometió retirarle a ese país las ventajas de las preferencias comerciales debido a que el régimen de Lukaschenko no respetaba las normas fundamentales del trabajo de la OIT. Los empleadores de Azerbaiyán y Turquía fueron autores de grave hostigamiento antisindical, al tiempo que se documentó injerencia gubernamental en asuntos sindicales legítimos en Bosnia/Herzegovina, Lituania y Moldova. Asimismo, cambios efectuados en la legislación laboral de Rusia y Georgia también socavaron la adhesión a la representación sindical y los derechos de negociación colectiva.

No obstante, no deja de haber asimismo un mensaje positivo. En el prefacio del informe, Guy Ryder, el Secretario General de la CSI, señala que “a pesar de todas las dificultades, millones de hombres y mujeres se mantienen firmes en su compromiso o están comenzando a descubrir las ventajas del accionar sindical”.

Rindiendo homenaje al valor de quienes hacen frente a la represión antisindical a pesar del evidente peligro personal que enfrentan, Ryder agregó que “la acción solidaria internacional de los sindicatos de todo el mundo ha hecho llegar un respaldo esencial a los trabajadores cuyos derechos fundamentales son violados. En muchos de los casos que se documentan en nuestro Informe, la presión sindical mundial ejercida sobre gobiernos y empresas ha dado fruto.” “Sin embargo –advirtió- hay pocas o ninguna indicación de que se haya producido una mejora general desde finales de 2006 y los gobiernos deben hacer frente a su responsabilidad de lograr que en todo el mundo se respeten plenamente las normas mundiales adoptadas en la Organización Internacional del Trabajo.”.

Para leer todo el Informe: CSI Informe anual 2007


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Comunicado de prensa sobre Asia

Comunicado de prensa sobre África

Comunicado de prensa sobre las Américas

Comunicado de prensa sobre Europa

Comunicado de prensa sobre Oriente Medio


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