Desde los pueblos indígenas y los de ascendencia africana en las Américas hasta las personas negras y sudasiáticas en Europa y las minorías raciales y étnicas en Asia, las comunidades marginadas han perdido sus ingresos y medios de vida y han pagado un desproporcionado tributo de vidas a la pandemia.
Aun antes de la pandemia, las personas racializadas tenían menos probabilidades de tener un acceso adecuado a la protección social y a servicios públicos de salud y atención de calidad y estaban asimétricamente representadas en empleos mal pagados y precarios, también en aquellos sectores considerados “esenciales”, tales como la salud y la atención, la limpieza, el transporte y el comercio minorista de alimentos, a menudo sin una protección laboral adecuada o sin ninguna protección.
Aun cuando algunos han explotado cínicamente la pandemia para promover una retórica racista y discriminatoria, no se les ha permitido acaparar la palestra para dominar el discurso público. El resurgimiento del movimiento Las vidas negras importan-Black Lives Matter a raíz de la muerte de Breonna Taylor, George Floyd y otros ciudadanos a manos de autoridades policiales o vigilantes de extrema derecha, es una garantía de que la justicia racial se mantenga en la agenda durante la crisis actual y más adelante. La efusión de solidaridad mundial para el movimiento BLM en 2020, así como otras derrotas importantes para la extrema derecha en Grecia y Austria demuestran la eficacia del movimiento internacional contra el racismo y a favor de la justicia social. Muchas de estas campañas han sido encabezadas por la próxima generación de activistas, que es esencial para la viabilidad actual del movimiento antirracista y es una satisfacción que la ONU se centre en las voces de la juventud para el celebrar el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial de este año, el 21 de marzo.
Para los sindicatos, aunque la lucha contra el racismo y la xenofobia en todas sus formas no es nueva, la acción sindical es ahora más urgente que nunca. Los sindicatos han estado organizando y negociando para luchar contra el racismo en el trabajo, demostrado por las actuales disparidades en materia de salud y seguridad, de salarios y condiciones laborales para las trabajadoras y los trabajadores racializados. También han llevado a cabo charlas, actividades de formación y sensibilización entre sus miembros en su esfuerzo por eliminar el racismo sistémico entre sus filas y en el mundo del trabajo. El desmantelamiento de los sistemas racistas debe formar parte de un Nuevo Contrato Social para construir un futuro inclusivo, socialmente justo y resiliente para todas y todos.
Este Día Mundial contra el Racismo, la CSI está presente al lado de los sindicatos en todos los lugares del mundo, en el movimiento Un mundo contra racismo y con todos los activistas y movimientos antirracistas para luchar contra todas las formas de discriminación que afectan a las personas racializadas, tales como la negrofobia, la islamofobia, el antisemitismo, el maltrato de las comunidades romaníes, así como los sentimientos antimigrantes y antirrefugiados.
Este fin de semana, los días 20 y 21 de marzo, una su voz en línea y/o en eventos solidarios manteniendo la distancia física de seguridad en todo el mundo: https://worldagainstracism.org/march-2021/map-of-actions/