El FMI y el Banco Mundial toman medidas para contener la pandemia y reducir la carga de la deuda, aunque se quedan cortos respecto a un plan de reconstrucción justo

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Las decisiones adoptadas durante las Reuniones de Primavera de las instituciones financieras internacionales ayudarán a los países con bajos ingresos a dar prioridad a salvar vidas antes que al pago de la deuda, impulsando una acción global para vencer al COVID-19. Frente a la peor recesión económica desde la Gran Depresión, instituciones y Gobiernos han de ir mucho más lejos y establecer un plan coordinado de reconstrucción destinado a mejorar vidas y medios de subsistencia.

En previsión de las Reuniones de Primavera, el movimiento sindical internacional reclamó una acción coordinada sobre sanidad pública y estímulo económico, y se sumó a la Cámara de Comercio Internacional pidiendo alivio de la deuda de emergencia. Esto incluía una financiación adecuada del Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes del FMI, que recibió promesas adicionales de donantes y ha sido utilizado por el Fondo para cancelar seis meses de pagos de la deuda para 25 países con bajos ingresos. Los países del G20 acordaron suspender los pagos de la deuda de los países con bajos ingresos que deban hacer frente a emergencias. El Banco Mundial y los bancos multilaterales de desarrollo desistieron de participar en una suspensión sin contar con recursos adicionales.

“Agradecemos a las instituciones y los Gobiernos su rápida actuación en cuanto a la deuda. Las instituciones financieras internacionales deberían seguir pidiendo a los acreedores privados que se sumen a la suspensión de la deuda anunciada por el G20, y solicitar además a las agencias de calificación de riesgos que no se penalice a aquellos países que reestructuren la deuda. Se ha aportado alivio de la deuda para los países con bajos ingresos, pero los países con ingresos medio-bajos y las economías dependientes de la exportación de productos básicos están enfrentándose a obstáculos similares a falta de una respuesta efectiva. Necesitamos nuevos mecanismos de cooperación internacional para proteger vidas y medios de subsistencia”, indicó la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.

La CSI promueve un Fondo Mundial para la Protección Social Universal, un nuevo proceso de alivio de la deuda que se apoye en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que lleve aparejado un mecanismo de negociación de la deuda soberana, y la emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG) por parte del FMI. A causa de la oposición por parte de EEUU, las Reuniones de Primavera no llegaron a un acuerdo en relación con los DEG, que habrían dado a los países emergentes y en desarrollo una poderosa herramienta para poner fin al colapso económico, monetario y del empleo. En su lugar, se acordó abrir una nueva línea de liquidez pero imponiendo condiciones de acceso.

Los créditos acordados por el Banco Mundial en respuestas al COVID-19 se destinarán a reforzar los sistemas nacionales de preparación en la salud pública, incluyendo la aportación de equipo de protección personal para el personal sanitario. El FMI desembolsará préstamos de respuesta rápida, alentando a los países a gastar lo que sea necesario para combatir el COVID-19 y preservar el empleo. No obstante, el Banco está ya discutiendo sobre reforma estructural y sobre la protección social condicionada a la comprobación de recursos, y el Fondo está recomendando a los países en desarrollo que se preparen para la austeridad ya a partir del año próximo.

“El mundo necesita un ambicioso plan que aporte a los países en desarrollo los recursos necesarios para adoptar medidas inmediatas destinadas a proteger la salud y el empleo, y para aplicar el estímulo fiscal necesario para una recuperación inclusiva. El apoyo brindado por el FMI y el Banco Mundial para que se haga todo lo necesario para contener la pandemia es muy de agradecer y debería derivar en una mayor coordinación. Pero una vez vencido el COVID-19, un retorno a la austeridad y a una reforma estructural desregulatoria sería desastroso. Esta pandemia viene a demostrar que nuestros destinos están íntimamente ligados. Un plan de reconstrucción global debería reflejar la necesidad de una total solidaridad, para reconstruir un mundo sostenible con empleo de calidad, protección social universal y sistemas de sanidad pública sólidos”, concluyó la Sra. Burrow.