Direcciones virtuales, ¿una vía para reivindicar los derechos de las personas sin hogar en Italia?

Direcciones virtuales, ¿una vía para reivindicar los derechos de las personas sin hogar en Italia?

On 23 March 2020, at the beginning of Italy’s coronavirus lockdown, two homeless people walk in a deserted street in downtown Bologna.

(Massimo Paolone/LaPresse via AP)

Al empezar la pandemia del coronavirus, a medida que Europa se iba confinando, la importancia decisiva del derecho a la vivienda y su relación con la salud y la seguridad se hizo más evidente que nunca. Sin embargo, para muchas personas sin hogar seguía siendo un privilegio lejano.

Antes de la pandemia, Anna y Marco (nombres ficticios), una joven pareja italiana de Bolonia, tenían trabajo y vivienda. Pero después de que les despidieran por el confinamiento ya no pudieron pagar el alquiler y se unieron a las aproximadamente 50.000 personas definidas como ‘sin hogar’ en Italia. En marzo de 2020 entró en vigor en todo el país una estricta orden de quedarse en casa, en virtud de la cual la policía empezó a imponer multas a cualquiera que se encontrara fuera de su hogar sin una razón válida. Anna y Marco decidieron buscar ayuda en un refugio de Cáritas a las afueras de Bolonia donde estaban aceptando a parejas. De camino al refugio, la policía les detuvo y multó por infringir las normas del confinamiento.

“¿Cómo podía quedarse en casa una persona sin hogar?”, se pregunta Antonio Mumolo, presidente de Avvocato di Strada (que significa ‘Abogado de la calle’), una ONG italiana que ofrece protección jurídica gratuita a las personas sin hogar.

Antonio y un colega se encargaron del caso de Anna y Marco. Tras la denuncia de Avvocato di Strada, el prefecto de Bolonia condonó las multas alegando que las acciones de la pareja fueron legítimas.

Anna y Marco no fueron las únicas personas sin hogar a las que multaron durante la pandemia. “Aparte de las multas, los problemas a los que se enfrentan las personas sin hogar no cambiaron”, explica Antonio. Los divorcios, los desahucios, el limitado acceso a los servicios sociales, los atolladeros administrativos debido a la falta de una dirección registrada –todas ellas cuestiones jurídicas que Avvocato di Strada lleva gestionando desde su fundación– se vieron agravados por la carga adicional de la pandemia. “Más bien, ahora hay más pobreza”, agregó Antonio.

Nacida de “una gran sed de derechos”

La historia de Avvocato di Strada se remonta a 1993, cuando Antonio era voluntario en las calles de Bolonia y prestaba asistencia a la población sin hogar de la ciudad. De noche Antonio era un trabajador social y de día un abogado especializado en derecho laboral. Durante sus turnos de noche, mientras repartía comida caliente y mantas, la gente le pedía asesoramiento jurídico sobre un gran número de diferentes cuestiones. “Me di cuenta de que en las calles también había una gran sed de derechos”, nos cuenta Antonio.

Las consultas abarcaban desde consejos sobre multas y desahucios hasta cuestiones laborales, pero una solía ser la más acuciante: la falta de una dirección registrada y las repercusiones administrativas asociadas a la misma. Se calcula que un tercio de las personas sin hogar en Italia no pueden empadronarse, aunque las direcciones registradas constituyen la única vía para acceder a los derechos sociales fundamentales consagrados en la Constitución italiana. Sin una dirección, una persona no puede empadronarse para conseguir un médico de cabecera, votar, renovar su documento de identidad y, sobre todo, acceder a los servicios sociales básicos ni a los servicios jurídicos públicos.

La pérdida de una dirección registrada sigue un patrón habitual, explica Antonio. “A una persona le desahucian y acaba en la calle. Otra persona se muda allí y ocupa su dirección”. Cuando la ‘comune’ (la administración municipal) se da cuenta de que tiene que poner al día sus archivos, borra los antiguos archivos del registro civil y, en la práctica, acaba ‘eliminando’ a las personas que no tienen un nuevo domicilio fijo. “Las personas se vuelven invisibles y no pueden salir de las calles”, señala.

Antonio decidió hacer un buen uso de sus conocimientos jurídicos y empezó a ayudar a las personas sin hogar fundando Avvocato di Strada y representando a aquellos cuyo acceso al asesoramiento legal depende de su situación administrativa. Al principio empezó con un solo colega. Luego, desde un pequeño servicio de asistencia en Bolonia, la organización pronto empezó a crecer en tamaño y magnitud. Casi 30 años después, Avvocato di Strada está presente en 55 ciudades italianas y cuenta con 1.075 abogados. “Somos el mayor bufete de abogados de Italia”, bromea Antonio.

Direcciones virtuales, obstáculos reales

La Via Mariano Tuccella de Bolonia es una calle que no existe físicamente. Al igual que la Via Modesta Valenti de Roma. Ambas son direcciones virtuales que llevan el nombre de dos personas sin hogar que fallecieron en situación de calle. Más de 200 municipios de todo el país han creado calles virtuales que no existen territorialmente, pero que son iguales en el ámbito del valor jurídico y sirven para abrir de par en par la puerta de los derechos básicos constitucionales a la gente que no dispone de una dirección fija.

Aunque existen diferencias en la escala y la forma, la idea de que las personas sin hogar necesitan una dirección temporal para ayudarles a acceder a sus derechos sociales no es exclusiva de Italia. Desde 1997 las personas sin hogar en Bélgica se han podido empadronar mediante la llamada ‘dirección de referencia’ con la ayuda del Centro Público para la Asistencia Social, y en Reino Unido, ProxyAddress está gestionando un proyecto piloto que permite a las personas sin hogar tomar prestada la dirección de un inmueble vacío durante un periodo de hasta seis meses para que puedan acceder a servicios y ayudas de vital importancia.

Sin embargo, no todos los municipios italianos están dispuestos a crear direcciones virtuales. Una investigación que llevó a cabo Avvocato di Strada en 2019 revela los numerosos obstáculos a los que se enfrentan las personas sin hogar. Por ejemplo, de los 302 municipios entrevistados, 175 no facilitaron a la organización ningún tipo de información cuando les preguntaron sobre sus procedimientos relacionados con el empadronamiento. Algunos ni siquiera respondieron al teléfono, un ejemplo claro sobre lo frustrante que puede llegar a ser para las personas sin hogar intentar abrir una vía de comunicación con las instituciones.

Asimismo, las personas sin hogar se tienen que enfrentar a otros obstáculos cuando intentan crear una dirección virtual, como cuando el municipio les exige un comprobante de ingresos o un documento de identidad, lo cual puede ser una tarea imposible para algunas personas. Cuando una persona sin hogar acude al registro civil, a veces ni siquiera le ofrecen los documentos que necesita para iniciar una solicitud de empadronamiento.

Ahí es donde interviene Avvocato di Strada. En ocasiones, el proceso de registrar una dirección virtual es muy sencilla: la mera presencia de un abogado es suficiente para poner en marcha la máquina burocrática. En otros casos, Avvocato di Strada se ve obligada a interponer una demanda contra el municipio.

“G. recorrió todas las oficinas de la ciudad que prestaban servicios y estaban llenas de inútiles procesos burocráticos, sin conseguir obtener una dirección registrada, uno de sus derechos fundamentales”, recuerda un voluntario de Avvocato di Strada. “Estaba realmente agotado y desanimado cuando acudió a nuestra organización”. Sin embargo, en poco tiempo, los voluntarios le ayudaron a obtener una dirección virtual. “Ahora vuelve a ejercer su derecho al voto y puede acceder a la asistencia médica”.

En otro caso, un solicitante de asilo sin hogar con una enfermedad crónica y potencialmente mortal estaba teniendo dificultades para recibir tratamiento. Como muchas otras personas que viven en la calle, el único lugar al que Mohamed podía acceder a la asistencia sanitaria era el servicio de urgencias, por lo que a menudo no recibía tratamiento para su diabetes. Cuando la voluntaria Olivia le conoció por primera vez, Mohamed acababa de solicitar asilo político, pero todavía no tenía una dirección registrada. “Estaba muy preocupado porque no era capaz de conseguir suficiente insulina”, recuerda Olivia. “Después de un largo proceso burocrático, Mohamed consiguió una dirección y su insulina”.

Problemas agravados por la pandemia

El quinto informe sobre la exclusión residencial en Europa, elaborado por la francesa Fundación Pierre Abbé y la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que Trabajan con las Personas Sin Hogar (FEANTSA), revela que a lo largo de la última década la composición social de la población sin hogar de Europa ha cambiado notablemente. Ya no está formada principalmente por hombres solteros, sino que ahora también incluye a personas mayores de todos los géneros con pensiones demasiado bajas, personas que han sido desahuciadas, gente que se ha divorciado, trabajadores pobres y migrantes que están excluidos del acceso a los servicios sociales.

La pandemia del coronavirus tan solo ha agravado los problemas a los que ya se enfrentaban las personas sin hogar y es muy probable que en toda Europa aumente la cifra de personas en situación de calle debido a las crecientes tasas de desempleo. En Italia, el aumento del número de personas que se enfrentan a la pobreza absoluta –hasta un millón de habitantes según una reciente investigación del Instituto Nacional Italiano de Estadística– significa que se están dando cambios parecidos allí.

Además de los problemas ya existentes como la pobreza y la exclusión residencial, las personas sin hogar se han visto más expuestas no solo a unos mayores riesgos para la salud debido a la covid-19, sino también a multas relacionadas con el confinamiento.

Cuando Avvocato di Strada recibió denuncias de otros casos parecidos a los de Anna y Marco, esta ONG escribió al primer ministro, a los gobernadores regionales y a los alcaldes municipales para pedirles que no multaran a las personas sin hogar, sino que les dejaran acceder a un refugio y a un médico. “Si no lo haces por solidaridad, hazlo por egoísmo”, advierte Antonio, “porque cuando una persona se enferma, se convierte en un vehículo de infección para todos”.

Avvocato di Strada ha ganado todos los casos relacionados con multas que ha impugnado desde el inicio del confinamiento. No porque dichas multas relacionadas con las medidas del confinamiento sean incorrectas, sino porque en casos como los de Anna y Marco su aplicación no entiende sus circunstancias (es decir, las personas sin hogar no pueden en modo alguno acatar las medidas del confinamiento porque no tienen un hogar en el que confinarse).

Reinsertar a las personas sin hogar en el tejido socioeconómico de la comunidad en general, así como garantizar que todas puedan acceder a la asistencia sanitaria y a una vivienda, son los objetivos finales de Avvocato di Strada y de sus asociaciones afines en toda Europa. “Con unas estrategias sociales específicas podemos acabar con el problema de las personas sin hogar”, asegura Antonio. Pero primero “vas a necesitar un abogado para ayudarte a salir de la calle”, concluye.