Dado que se recrudecen las protestas ciudadanas en Esuatini, pero también la represión de las mismas, debemos redoblar nuestra solidaridad

Desde el inicio de las protestas en junio, las fuerzas policiales, militares y de seguridad de Esuatini (antes llamado Suazilandia) han matado al menos a 70 manifestantes y han herido a muchos otros. Esta brutal represión es la más reciente y sangrienta registrada en este pequeño país situado en la parte meridional del continente africano, donde la democracia se suspendió casi hace un siglo y se reemplazó por una democracia deficiente, monolítica y el sistema feudal Tinkhundla (como forma de gobierno), firmemente arraigado desde el 7 de agosto de 1977.

Esuatini es la última dictadura feudal de África, un sistema calificado por el actual rey, Mswati III (53 años), como una democracia monárquica. Se trata de un sistema que otorga un lugar prominente a la monarquía y confiere todo el poder al rey y su familia parasitaria. El movimiento sindical de Esuatini, el Congreso de Sindicatos de Esuatini (TUCOSWA, por sus siglas en inglés) desempeña un papel fundamental en la lucha por la democracia y en el pasado sus dirigentes han sido encarcelados, sus sindicatos han sido dados de baja y sus afiliados han sido hundidos en la miseria a petición del rey y las industrias que este controla o posee. Esuatini ha sido clasificado como uno de los países pertenecientes a la categoría 5 (“derechos no garantizados) en el Índice Global de los Derechos 2021 de la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Con su estilo de vida ostentoso y extravagante, el rey Mswati III y su familia continúan despilfarrando el dinero de los contribuyentes en artículos de lujo y proyectos que muestran su vanidad, como un aeropuerto utilizado principalmente por los jets privados del rey. También cuenta con una de las mayores fuerzas militares y de seguridad del continente, mientras que el pueblo de Esuatini vive en la pobreza absoluta, con escasa o ninguna protección social, y el país sigue registrando la tasa más elevada de enfermos de VIH-sida de África subsahariana.

Sin embargo, la situación cambió repentinamente.

La muerte de Thabani Nkomonye, un estudiante de derecho de 25 años, en mayo (como es habitual, ese mes comenzó con las protestas del Día Internacional del Trabajo que han sido reprimidas brutalmente en el pasado) provocó que los estudiantes de educación superior pidieran la detención de todas las personas implicadas en el asesinato (los agentes de policía eran los sospechosos principales, como ha sido la norma en ocasiones anteriores). Las tensiones han ido en aumento.

Tres diputados del Parlamento abordaron la cuestión de los asesinatos extrajudiciales y la plantearon en el Parlamento. Intensificaron sus peticiones hasta el punto de pedir reformas políticas. En respuesta a una moción para la introducción de un primer ministro elegido democráticamente, el entonces primer ministro en funciones puso en entredicho el mandato de los tres diputados. Su argumento era que estos no habían recibido el mandato de sus distritos de cuestionar los poderes del rey en el Parlamento. Además, exigió las actas de las reuniones de los distritos.

Esta insistencia en cuestionar el mandato de los diputados dio lugar a que el público en general, y los jóvenes en particular, presentaran solicitudes a sus diputados, entre ellas el fin de la prohibición de los partidos políticos y el derecho a elegir democráticamente a un primer ministro, en lugar de que este sea designado directamente por el rey, como ocurre actualmente.

De los 59 distritos de Esuatini, 51 presentaron este tipo de peticiones en ciudades de todo el país. Como el Gobierno se sintió intimidado por la cantidad y la uniformidad de las peticiones, prohibió la presentación de peticiones alegando que personas desconocidas se habían apropiado de ellas. La prohibición de la presentación de peticiones provocó el caos entre el 25 y el 30 de junio.

A continuación, el Gobierno envió a las fuerzas de seguridad contra los manifestantes desarmados. Se ha denunciado que al menos 71 personas han perdido la vida hasta la fecha y el personal de enfermería también ha comunicado a sus sindicatos que otras muchas están en estado crítico y hospitalizadas, sin recursos para su tratamiento debido al estado empobrecido en que se encuentra el sistema de protección social. Cientos de personas están en la cárcel, presuntamente siendo torturadas. Los militares hacen redadas en las zonas rurales y los pueblos de forma indiscriminada, agrediendo principalmente a los jóvenes.

Una lucha por el futuro de Esuatini

El país se encuentra en una situación de seguridad muy inestable y hay toque de queda desde las 18:00 hasta las 5:00 horas. Los trabajadores que hacen turnos nocturnos son atacados aunque justifiquen adecuadamente a los militares que lo que hacen es dirigirse a su puesto de trabajo o regresar a casa después de trabajar. Muchos otros trabajadores han sido despedidos debido a la situación de seguridad y, de nuevo, el sistema de protección social no brinda la ayuda necesaria para estos.

La lucha por el futuro de Esuatini que se está librando se va a ganar sobre el terreno y será cruenta. El pueblo suazi quiere intensificar sus protestas y exigir la democracia, por lo que nuestra solidaridad también debe intensificarse. La lucha debe mantenerse viva, por lo que los medios de comunicación y la propaganda son fundamentales.

Sin embargo, la solidaridad tiene que ir, decididamente, más allá de las declaraciones. Tenemos que ejercer presión sobre los actores clave (Estados, instituciones multilaterales y corporaciones) para que aíslen y desenmascaren al rey Mswati III, a sus secuaces y su capitalismo sin reglas, y los desenmascaren. Las empresas que han contribuido al paradigma económico del rey también deben ser aisladas.

Las acciones solidarias prácticas pueden salvar vidas.

Empezaremos la víspera del aniversario del establecimiento del sistema de Tinkhundla con un día de acción mundial el viernes 6 de agosto de 2021. Se invitará a sindicatos de todo el mundo a dirigirse a la embajada, Alto Comisionado o consulado de Esuatini en su país para expresar su apoyo a cinco reivindicaciones clave formuladas por el pueblo de Esuatini:

• El cese de las continuas intimidaciones, amenazas de arrestos, redadas y brutales palizas a los activistas prodemocracia por parte de todos los agentes gubernamentales.
• La liberación de todos los manifestantes detenidos por el ejército y la policía.
• Una investigación independiente, supervisada por las Naciones Unidas, sobre la violencia, los asesinatos y las detenciones.
• El levantamiento de la prohibición de los partidos políticos para allanar el camino hacia una solución política negociada.
• La firma de un compromiso formal por parte del Gobierno para llevar a cabo un proceso de reforma política negociada con los sindicatos, la sociedad civil y los partidos políticos de Esuatini.

En su acción solidaria colectiva, además de plantear las cuestiones mencionadas, los sindicatos también condenan enérgicamente la atroz represión infligida por las fuerzas policiales, militares y de seguridad de Esuatini. Manifestarán su desaprobación a sus respectivos Gobiernos para alentarles a denunciar la mala actuación del Gobierno suazi. En los países pertenecientes a la Commonwealth, también pediremos que se expulse a Esuatini por sus violaciones persistentes e indignantes de la Carta de la Commonwealth.

En la región meridional de África presionaremos no solo a los representantes de Esuatini y a nuestros propios Gobiernos, sino también a la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo (SADC, por sus siglas en inglés) y, más ampliamente, a la Unión Africana. Es una oportunidad para que el movimiento sindical regional del SATUCC, así como los movimientos sindicales a escala mundial, de la Commonwealth y del continente africano, mostremos lo que somos capaces de hacer.

Desafiemos a la última dictadura feudal de África. ¡#TimeUp4Tinkhundla!