Cooperación sindical: las curtidoras de Dakar se organizan

El proyecto “Economía social y solidaria en el sector informal”, puesto en marcha en 2013 en Senegal, apoya la sindicalización y la formación de los trabajadores y trabajadoras. Gracias a este proyecto, 35 participantes han podido estudiar otras formas de gestionar su actividad. El Instituto Belleville, órgano de cooperación internacional de la Confédération française démocratique du travail (CFDT), contribuye a la financiación de este programa.

Relegadas a los límites de la periferia de Dakar, las curtidoras de Daroukhane están al pie del cañón. Repiten durante diez horas diarias los mismos gestos transmitidos de generación en generación. Ndéye Fatou Aidara (foto) empezó a trabajar a los 10 años en las tareas de remojo y secado de las pieles, labores consideradas menos peligrosas. “Las trabajadoras se cortan al manejar los cuchillos; la cal provoca enfermedades respiratorias; el azufre nos debilita la vista; y las manos se nos van endureciendo a lo largo de los años”, explica.

Las más jóvenes, viendo los desgastes que la curtiembre les ha provocado a sus compañeras más mayores, han empezado a comprarse con su propio dinero botas y guantes de protección. Porque, al igual que millones de asalariados del sector de la economía informal*, estas curtidoras están fuera de todo marco legal, social y fiscal. Aquí no hay cobertura social, la garantía salarial no existe. Ni tampoco la garantía de trabajo. “Durante la estación lluviosa el terreno es intransitable. Trabajar en estas condiciones se vuelve infernal, pero algunas no tienen otra opción y aceptan curtir medio inmersas en el agua, conscientes de los riesgos que eso conlleva”, subraya Astou Doucouré, una de las curtidoras. Ella misma estuvo contratada en tales condiciones en el pasado, a raíz de lo cual hoy sufre crisis crónicas de paludismo.
Sacarle partido a su trabajo

En Senegal, donde el sector de la economía informal representa cerca del 80% de la economía, la Union nationale des syndicats autonomes du Sénégal (UNSAS) se ha implicado en la vía de la sindicalización y de la formación de sus actores. “La economía informal es una fuente de empleo importante en las zonas gangrenadas por el paro. Y las mujeres, que son mayoría en este sector, se desviven por el éxito de su actividad. Pero debido a la falta de información y de herramientas de gestión adaptadas, tienen muchas dificultades a la hora de sacarle realmente partido a su trabajo. La solidaridad social y comunitaria que las motiva nunca ha logrado traducirse económicamente en su actividad profesional”, constata Mame Saye Seck, responsable del proyecto “Economía social y solidaria en el sector informal” en la UNSAS.

Comprender los engranajes de la economía solidaria y las ventajas del sindicalismo

En la curtidurías de Daroukhane, las mujeres trabajan en grupo, pero cada una ha adquirido la costumbre (por mimetismo con las que llevan trabajando más tiempo) de ir a comprar las pieles y los productos a un precio elevado – cuando el hecho de realizar una compra en grupo debería abaratar los costes de las materias primas. Uno de los objetivos del proyecto, puesto en marcha en 2013 mediante una gran campaña de afiliación de los trabajadores y trabajadoras de la economía informal, era “conseguir que las participantes comprendieran los engranajes de la economía solidaria y apreciaran las ventajas que aporta el sindicalismo”, explica Ndéye Ngoye Lo, capacitadora en la UNSAS. La formación de tres días, llevada a cabo en septiembre de 2014 en los locales del sindicato, contó con la participación de 35 mujeres procedentes de cinco sectores de actividad (la curtiembre, la transformación de pescado, de cereales, la cerámica y la venta ambulante).

Voluntaria y recién afiliada, Ndéye Fatou Aidara valora esta doble pericia sindical y económica. Ella, que lo único que ha conocido son las curtidurías, declara: “Nunca hubiera imaginado que un día llegaría a saber que existe otra manera de hacer mi trabajo, diferente de la que nos han transmitido. El discurso sobre la distribución de los costes ha sido una verdadera toma de conciencia”. Respecto al conjunto de los temas abordados (aportes del sindicalismo, comprensión de la sociedad cooperativa y establecimiento de herramientas de gestión de la economía social y solidaria), la formación es un éxito. “Una vez que las participantes pudieron determinar por sí mismas los límites de la gestión administrativa y financiera de su propia organización, decidieron establecer cinco cooperativas (una por sector)”, precisa la coordinadora Mame Saye Seck.

Formarse, gestionar, reembolsar, ahorrar

Para ayudarlas, se ha asignado a cada grupo un fondo de solidaridad de 200.000 francos CFA (300 EUR). Las beneficiarias han estado reembolsando 30 euros por mes desde diciembre. “Son ellas las que reflexionan sobre la manera de gestionar su dinero y de desarrollar una cultura de ahorro, y eso les permita invertir en material o en un local de almacenamiento y venta”, explica Martine Roy, del Instituto Belleville. Durante la primera devolución de los fondos, organizada el 13 de diciembre en Dakar, en presencia de representantes del Instituto Belleville (que financia el proyecto junto con la Confédération des syndicats nationaux du Québec), todos los grupos habían conseguido reembolsar las mensualidades y ya habían empezado a ahorrar. “Nos han enseñado a trabajar colectivamente. Gracias a la formación sobre gestión hemos aprendido a utilizar mejor nuestro dinero. Ahora obtenemos auténticos beneficios de la venta de pieles y conseguimos ahorrar gracias a los fondos de solidaridad”, se alegra Astou Doucouré.

No cabe duda de que l proyecto ha contribuido a cambiar la imagen que se tenía del sindicalismo, a menudo considerado como algo reservado a una élite del sector formal. “Antes, muchas mujeres creían que las sindicalistas eran típicamente mujeres camorristas, no casadas – ironiza Mame Saye Seck. Pero las trabajadoras han visto que no es así”. Las 35 participantes de la formación se afiliaron a la UNSAS y ahora están animando a sus respectivos grupos a que hagan lo mismo.

Este proyecto da un sentido a las reivindicaciones sindicales de cara a los poderes públicos. “Lo que queremos ahora es etiquetar este proyecto como un valor añadido de nuestro tipo de sindicalismo y convertirnos en una referencia para los trabajadores del sector de la economía informal, puesto que este sector necesita estructurarse”. Gracias a la mediatización del proyecto, “el Estado nos considera a presente como un asociado legítimo en lo que respecta a la economía informal, y ha pedido reunirse con nosotros”, se alegra la UNSAS. Esto podría jugar a favor del desarrollo de un diálogo social característico del sector.

*La economía informal designa todas las actividades de producción de bienes y servicios que no son registradas en las cuentas nacionales ni en ningún otro indicador de la economía de un país.