Comunicado de prensa: Ser sindicalista es sumamente difícil en África

Según el Informe anual sobre las violaciones de los derechos sindicales en el mundo, publicado hoy por la Confederación Sindical Internacional, las dificultades para llevar a cabo actividades sindicales están lejos de haber disminuido en África durante 2010, registrándose numerosas violaciones de los derechos sindicales. La aplicación de la legislación laboral, cuando existe, sigue siendo problemática. Más de 500 personas fueron arrestadas y más de 1.000 perdieron su empleo a causa de sus actividades sindicales.

Swazilandia es uno de los países más represivos en lo que concierne a los derechos sindicales. El estado de excepción está vigente desde 1973 y se han suspendido las libertades constitucionales. Las concentraciones sindicales, particularmente con motivo de las celebraciones del 1 de mayo, han sido regularmente reprimidas de manera brutal y en ocasiones con consecuencias fatales. Un trabajador murió mientras permanecía bajo custodia policial tras haber sido detenido durante las festividades del 1 de mayo este año. Sipho Jele era miembro del sindicato agrícola Swaziland Agriculture and Plantation Workers’ Union (SAPWU) y del partido político People’s United Demoractic Movement (PUDEMO).

Zimbabwe es sin duda el país más peligroso para los sindicalistas en el continente africano. El régimen de Robert Mugabé practica sistemáticamente la represión y la violación de los derechos sindicales. Arrestos, detenciones, violencia y tortura son el pan de cada día para los sindicalistas en este país. El 6 de junio, por ejemplo, los jefes de policía de Harare prohibieron al Zimbabwe Congress of Trade Unions (ZCTU) organizar en el Hwange Colliery un acto conmemorativo de la catástrofe minera ocurrida en 1972 y en la que murieron 427 trabajadores. En Djibouti, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) expresó su profunda preocupación por la total falta de buena voluntad por parte del Gobierno para resolver los casos de violación de los derechos sindicales.

En Sudáfrica, los sindicalistas también sufrieron una dura represión y violencia por parte de la policía durante este año. Algunas manifestaciones fueron reprimidas con balas reales en Zambia, Mauritania o en Argelia.

Sindicalizarse en África no es tarea fácil. En Sudán, el código laboral no reconoce las libertades sindicales y únicamente permite la existencia de una central sindical, controlada por el Estado. Las restricciones legales dificultan el sindicalismo independiente, particularmente en Botswana y Lesotho. Cuando los sindicatos pueden organizarse libremente, es la proliferación lo que plantea problemas. En la República Democrática del Congo, autoridades y empleadores han venido fomentando la formación de cientos de sindicatos, debilitando así el movimiento sindical. Se denuncia asimismo en el informe la formación de sindicatos “amarillos”, favorables al empleador, en Burundi o en Etiopía.

Algunas organizaciones sindicales fueron excluidas de las estructuras tripartitas (por ejemplo, en Malí o en Mauritania). Por otro lado, decisiones y protocolos tripartitos no han sido adecuadamente respetados (en Namibia, Benín, Togo y Malawi), Las huelgas se convierten entonces en el último recurso para forzar las negociaciones, siempre y cuando no sean igualmente reprimidas de manera intensa y violenta (arrestos, hostigamiento y despidos).

La falta de respeto del diálogo social y de la negociación colectiva, así como las dificultades para sindicalizarse en las zonas francas industriales representan también obstáculos difíciles de superar. En Nigeria, Ghana y Kenya, Mozambique o Togo, numerosos empleadores se niegan a reconocer a los sindicatos y no es raro que los trabajadores sindicalizados sean víctimas de abusos y de hostigamiento.

“Pese a todas estas dificultades, millones de mujeres y hombres en África mantienen su compromiso a favor de la acción sindical o descubren los beneficios que puede aportarles” declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI. “Es necesario desplegar todos los esfuerzos necesarios para que los derechos sindicales fundamentales de los trabajadores africanos sean respetados”.

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