La solución de conflictos es generalmente disfuncional, pese a que ha habido mejoras recientes en la legislación y en su aplicación. Estos problemas se reflejan en el número de protestas, huelgas y conflictos laborales que han ido en aumento durante los últimos años. Por lo general, las huelgas no son toleradas, sin embargo, en algunos casos los trabajadores y trabajadoras en huelga han conseguido ver satisfechas algunas de sus reivindicaciones.
La discriminación está prohibida por la ley, pero las mujeres y otros grupos de la población todavía son objeto de discriminación a la hora de la contratación, la promoción profesional y la retribución, así como en el acceso a la educación y otros servicios públicos. Especialmente la discriminación institucionalizada contra los trabajadores y trabajadoras migrantes de las zonas rurales, lo que sigue siendo un problema grave, a pesar de la reciente legislación que ha dispuesto ciertas mejoras.
En ocasiones se emplea a niños y niñas en condiciones forzosas o en las peores formas de trabajo infantil. A menudo se organizan programas de trabajo-estudio y puestos como aprendices mediante acuerdos entre escuelas rurales y empresas situadas en las ciudades, lo que da lugar a algunas de las peores formas de trabajo infantil y al trabajo forzoso. Asimismo, también existe el trabajo forzoso para los adultos.