Birmania: Violencia militar contra manifestantes – La CSI organiza una acción mundial

En los últimos días fueron aumentando las manifestaciones de protesta que se llevan a cabo en Birmania encabezadas por monjes y monjas budistas (...)

Bruselas, 27 de septiembre de 2007: En los últimos días fueron aumentando las manifestaciones de protesta que se llevan a cabo en Birmania encabezadas por monjes y monjas budistas y ahora la junta militar reaccionó contra ellas atacando brutalmente a los manifestantes. En el día de la fecha, la Federación de Sindicatos de Birmania –una organización asociada a la CSI- informó que los militares mataron a un monje y que en distintos puntos del país tuvieron lugar confrontaciones violentas, principalmente en los alrededores de la famosa Pagoda Shwedagon de Rangún. Policías antidisturbios agredieron a palos a unos 700 estudiantes, monjes y monjas y en las cercanías de la Pagoda, lanzaron por lo menos 20 granadas de gases lacrimógenos e hicieron una cantidad similar de disparos con balas de verdad. Otras fuentes informativas señalan que hubo por lo menos cuatro muertos y que centenares de personas fueron detenidas.

La CSI y sus asociados de la Agrupación Global Unions han hecho un llamamiento a las afiliadas de todo el mundo para que se tomen medidas, inclusive ante las delegaciones diplomáticas birmanas de los distintos países del mundo, con el fin de acrecentar la presión sobre la elite militar que controla el país.

“Aplaudimos el anuncio que se hizo hoy comunicando que en el Consejo de Seguridad de la ONU se llevarán a cabo conversaciones urgentes sobre la crisis, y reclamamos que se proceda a que Ibrahim Gambari, enviado especial del Secretario General de la ONU, vaya de inmediato a Birmania a”, dijo Guy Ryder. “El movimiento sindical mundial está intensificando la presión y para este sábado se han programado manifestaciones en una serie de países, donde participarán sindicatos y otras agrupaciones de la sociedad civil”, agregó.

La CIOSL está muy preocupada por la espiral de violencia resultante de la intolerancia del régimen ante cualquier disensión u oposición y está convencida de que en este momento, más que nunca, se debe ejercer el máximo posible de presión internacional sobre la junta gobernante, inclusive mediante sanciones económicas. Estas últimas deberían abarcar los sectores clave, entre los cuales se cuentan la explotación forestal, la energía y la minería. “La continua represión y la flagrante violación de los derechos más fundamentales por parte de la junta birmana arrojan un velo de vergüenza sobre los países que prestaron la debida atención a este problema y sobre las empresas cuyas relaciones con los militares birmanos contribuyeron a que estos últimos pudieran mantenerse en el poder, lo que representó y representa un gran perjuicio para la población de todo el país y de quienes se vieron obligados a huir de las persecuciones, torturas y abusos”, dijo Ryder.


La CSI, fundada el 1 de noviembre de 2006, representa a 168 millones de trabajadores de 153 países y territorios y cuenta con 305 afiliadas nacionales.

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