Base común de principios en el marco de reflexión post-2015 - Propuestas de la AMCP

Action mondiale contre la Pauvreté (AMCP), coalición francesa de la campaña internacional Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP por sus siglas en inglés), que reúne actualmente cerca de 40 actores de la sociedad civil así como representantes de colectividades locales francesas, fue creada en 2005 con el objetivo de dar seguimiento a la implementación de los compromisos contraídos en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

A este respecto, la coalición ha adquirido una experiencia respecto a los retos que plantean los ODM y el seguimiento de su aplicación, que la lleva a implicarse actualmente en los debates y reflexiones en torno al período posterior a 2015. Las proposiciones que figuran a continuación son las conclusiones de un seminario de trabajo organizado por la AMCP el pasado 26 de octubre, y de una sesión complementaria que tuviera lugar el 11 de diciembre de 2012.
Implicarse en esta reflexión no exonera en ningún caso a los Estados firmantes de la Declaración del Milenio de respetar los compromisos contraídos en 2000 y que se impondrán hasta 2015.
Las reflexiones sobre el período post-2015 deben integrar elementos del balance del proceso de los ODM, elementos de contexto para la elaboración del marco post-2015, y una base común de principios, tal como se define a continuación.

1ª parte – Elementos del balance del proceso de los ODM

Para la AMCP, estos elementos son principalmente:

1. Puntos de progreso caracterizados por:
→ La definición por la comunidad internacional de objetivos compartidos por todos los Estados, a partir de una declaración ambiciosa que apunta a la erradicación de la pobreza y afirma: “No escatimaremos esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de 1.000 millones de seres humanos. Estamos empeñados en hacer realidad para todos ellos el derecho al desarrollo y a poner a toda la especie humana al abrigo de la necesidad.” ;
→ La disminución en cifras brutas de la pobreza en el mundo – aunque se deba principalmente al desarrollo de algunos Estados emergentes;
→ Una mejora notable en ciertos sectores (sanidad, educación, lucha contra la pandemia del VIH/SIDA);
→ Objetivos concretos y mesurables que han permitido ejercer presión sobre los Estados;
→ El impacto de los ODM en la definición de políticas nacionales de lucha contra la pobreza y el acceso a servicios esenciales;
→ La movilización de financiación nacional e internacional para el desarrollo;
→ El impacto visible de este calendario internacional en los medios de comunicación y las movilizaciones de la sociedad civil.

2. Los límites vinculados a una concepción estructuralmente insuficiente de los objetivos
→ Una desconexión entre el fenómeno de pobreza y el contexto sociopolítico global, marcado por la elección de un modelo mundializado de crecimiento económico que tiende por el contrario a generar aún más desigualdades;
→ Un enfoque demasiado exclusivamente cuantitativo y monetario del fenómeno de la pobreza, que impide un enfoque multidimensional del fenómeno; este fallo de base imposibilita que se considere la pobreza en toda su complejidad a fin de identificar las herramientas para combatirla de manera eficaz;
→ Objetivos truncados, construidos a partir de una visión parcial del desarrollo, evaluados a partir de indicadores inadaptados por su naturaleza y por su modo de cálculo (se trabaja sobre medias, lo que no permite dar visibilidad a las poblaciones marginales, a las desigualdades entre la población en un mismo país)
→ Objetivos establecidos por iniciativa exclusiva de los donantes.

2ª parte – Elementos de contexto para la elaboración del marco post-2015

→ Tener en cuenta la profundidad de la crisis actual, en todas sus dimensiones, y las lecciones que deberían desprenderse en cuanto a los cambios necesarios a corto y medio plazo;
→ Tener en cuenta las causas estructurales de la pobreza, fundamentalmente vinculadas a un sistema que favorece el establecimiento de:
-  una economía financiarizada y totalmente desregulada, hasta tal punto que hoy en día dicta las condiciones de una mercantilismo y una financiarización de todo lo existente;
-  un modelo de desarrollo mundializado que pone en peligro al planeta, sobre-explota y malgasta sus recursos, condiciona la circulación de personas a la satisfacción de las necesidades de mercados lícitos o ilícitos, y que no es viable sino gracias a la existencia, el mantenimiento y la agravación de desigualdades entre los pueblos y dentro de cada país;
-  una concentración de la riqueza en manos de un grupo reducido de actores económicos y financieros.
→ Tener en cuenta los fallos del multilateralismo, cuyas últimas declaraciones se caracterizan por estrategias de acumular compromisos nacionales e internacionales no vinculantes.

3ª parte – Propuesta para una base común de principios post-2015

Toda política de lucha contra la pobreza que no tenga en cuenta la necesaria reducción de las desigualdades y no adopte un enfoque basado en los derechos humanos, que persista en no considerar la pobreza como el resultado de un contexto socio-político y medioambiental más global y de la elección de un modelo mundializado de crecimiento por naturaleza no igualitario, estará condenada de antemano al fracaso.
Avanzar en la definición de nuevos objetivos comunes de desarrollo, que tomen el relevo de los ODM, requiere por tanto que se llegue a un consenso respecto a los principios susceptibles de crear un entorno político propicio a la lucha contra la pobreza y las desigualdades.
Para la AMCP, estos principios superan la división entre Objetivos de Desarrollo post ODM / Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se imponen en todas las negociaciones internacionales en curso para definir el futuro marco internacional de desarrollo.

Estos principios derivan de:
→ La necesidad de combatir las causas estructurales de la pobreza, actuando sobre sus mecanismos de creación para erradicarla;
→ La afirmación de una visión del desarrollo compartida, anclada en el respeto de los derechos fundamentales y los textos europeos e internacionales que los recogen ; la necesidad de hacer que estos derechos fundamentales sean oponibles en todo el mundo, concretamente creando los mecanismos recurso par que sean una realidad para todos y todas;
→ El reconocimiento de la interdependencia de las necesidad de la población (agua y saneamiento, alimentación, salud, educación) y la necesidad de garantizar el acceso universal y simultáneo a los sectores sociales de base;
→ El imperativo de reconocer que el desarrollo humano sostenible va parejo con el desarrollo del trabajo decente, tal como lo define la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por consiguiente, resulta también imperativo el establecimiento de políticas sociales y de empleo que se apoyen en políticas fiscales eficaces;
→ La necesidad de una gobernanza mundial renovada y reforzada, basada por un lado en la defensa de los bienes comunes y la regulación internacional (económica, financiera, medioambiental, etc.), y por otro lado en la responsabilidad (individual y colectiva) y las obligaciones de los Estados.
-  Es indispensable avanzar en el establecimiento de marcos internacionales jurídicamente vinculantes; racionalizar la arquitectura de la gobernanza mundial frente a la multiplicación de iniciativas paralelas; reconocer la supremacía del sistema de Naciones Unidas, único dispositivo político inclusivo y representativo de todos los países, a diferencia de los procesos restringidos a los países más poderosos tipo G8, G20 y BRICS.
-  Para ello, hace falta replantearse la articulación entre los distintos colectivos interesados (poderes públicos, sector privado, actores financieros, sociedad civil, colectividades locales) en base a una visión fuerte del papel del Estado y de los poderes públicos. El cumplimiento de objetivos de desarrollo no puede delegarse exclusivamente al sector público y es esencial restaurar la legitimidad de la acción pública a todos los niveles; en este marco, la capacidad del Estado para movilizar recursos internos y para regular/enmarcar al sector privado, constituye un importante reto.
→ La necesidad de promover la participación de la sociedad civil en todas las etapas y a todos los niveles del proceso de elaboración, aplicación, seguimiento y evaluación de los marcos de desarrollo y las políticas públicas de lucha contra la pobreza; resulta esencial:
-  crear las condiciones que permitan la participación efectiva y directa de las personas que viven en la pobreza, hasta ahora excluidas del debate democrático;
-  recopilar la aportación irremplazable de la población que pone en marcha cotidianamente estrategias de lucha contra la extrema pobreza y apoyarse en su conocimiento y su experiencia vital. Estas personas, en tanto que expertos sobre la pobreza, deben beneficiarse de un refuerzo de capacidades y ser escuchados a través de organizaciones en las que puedan expresarse libremente.
→ El imperativo de tener en cuenta el equilibrio ecológico y que los recursos naturales no son inagotables a fin de elaborar concretamente trayectorias de transición ecológica y social de nuestras sociedades y nuestras economías. Se trata de buscar modos de desarrollo socialmente justos y ecológicamente sostenibles, que privilegien el interés general frente a los intereses particulares de la minoría.
Conviene por tanto avanzar hacia un nuevo modelo de organización social, política y económica fundada, particularmente, sobre otros medios de satisfacción que el consumo excesivo, sobre una gestión de económica de los recursos no renovables, el desarrollo de circuitos cortos de producción y distribución, una fuerte integración social y territorial. En este sentido, conviene tener en cuenta las múltiples iniciativas locales desarrolladas ya por la sociedad civil.
→ La pertinencia de plantear futuros objetivos de manera modulable, en términos de tiempo (corta/larga duración) y de espacio, adaptados a los contextos nacionales, regionales y locales. Pese a que los objetivos deben basarse en principios universales, no tienen todos que estar obligatoriamente construidos en base al mismo modelo “de talla única”, algunos pueden ser transversales y estar destinados a poner fin a ciertas prácticas perniciosas, otros deberán estar pensados con una perspectiva más larga de transición.
→ La necesidad de definir indicadores:
-  participativos: concebidos y supervisados con la aportación de la población implicada, particularmente los más excluidos
-  mesurables: indicadores respecto a los cuales se comprometan y deban rendir cuentas los gobiernos
-  cualitativos: porque limitándose a las medias se enmascaran las desigualdades
-  pluridisciplinarias: reflejando el impacto sobre todas las facetas indivisibles de la pobreza
-  de coherencia: garantizando que una política no se vuelva en contra de la población involucrada (medio ambiente en detrimento del trabajo, por ejemplo)
-  de efectividad: midiendo, más allá de su aplicación, el impacto real del proyecto
-  exhaustivos: para no contentarse de abordar las poblaciones más dinámicas o las más accesibles, condenando a las demás a la exclusión. La “tasa de privación grave” definida por la UE es un ejemplo de indicador pluridisciplinario y exhaustivo.

Escrito por Action Mondiale contre la Pauvreté (AMCP)