Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil: un nuevo contrato social resulta crucial para poner fin a la explotación de los niños y las niñas

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado 2021 Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil. La Confederación Sindical Internacional (CSI) considera que la garantía de empleos decentes para los adultos, el pleno respeto de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, la protección social universal y una educación gratuita y de calidad para todos los niños y las niñas son las claves para lograr la eliminación del trabajo infantil y cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8.7 antes de 2025.

Exigir la debida diligencia en las cadenas de suministro, en particular en el sector agrícola, donde se encuentra más del 70% de la mano de obra infantil, también resulta fundamental para poner fin al flagelo de la explotación infantil.

“Si bien en los últimos años se han hecho progresos, lo cierto es que antes de la catástrofe económica y social provocada por la pandemia de COVID-19 ya había más de 150 millones de niños y niñas trabajando en lugar ir a la escuela. El trabajo infantil sigue existiendo en todas las regiones debido a la incapacidad para garantizar empleos a los adultos, y debido también a una inversión insuficiente en educación y a la falta de protección social para las familias.

El derecho de los niños y de las niñas a estar protegidos de la explotación está consagrado en el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ha sido ratificado por todos los Estados Miembros de la OIT. Solo quedan 14 países por ratificar el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo, y la presión para que lo hagan va a intensificarse este año. Hacemos un llamamiento a todos los países para que cumplan con las obligaciones que se recogen en estos convenios, para que protejan a los niños y las niñas y para que les ayuden a construir su futuro”, ha expresado Sharan Burrow, secretaria general de la CSI.

Los fallos existentes en la economía mundial han quedado crudamente expuestos y se han visto exacerbados por la pandemia. Es preciso que el proceso de reconstrucción y resiliencia dedique especial atención a conseguir que las decenas de millones de niños y niñas trabajadores dejen de trabajar y se incorporen a la escuela. La persistente incapacidad para garantizar un salario decente a los adultos y para velar por el respeto de los derechos en el trabajo podría echar por tierra los progresos realizados y dejar atrás a otra generación de niños y niñas en situación de riesgo.

Muchos Gobiernos han intensificado sus sistemas de protección social en respuesta a la crisis, pero los esfuerzos han sido dispares, ya que muchos países de bajos ingresos carecen del espacio fiscal para hacer lo necesario. Por eso es fundamental que se establezca un nivel mínimo de protección social a escala mundial, y la creación de un fondo mundial para la protección social es un primer paso urgente para evitar un aumento del trabajo infantil en los países en desarrollo.

La gran mayoría de la mano de obra infantil se encuentra en la agricultura, donde la mayor parte del trabajo es informal, la inspección del trabajo suele ser inexistente, se niegan los derechos fundamentales, y los salarios y las condiciones de trabajo suelen ser deplorables. Urge que los Gobiernos hagan esfuerzos concretos para promover el desarrollo rural inclusivo mediante la promoción del trabajo decente en la agricultura y la ampliación del ámbito de los servicios prestados por el Estado, como una atención médica y una educación accesibles y de calidad.

“Los 14 Gobiernos que todavía no han ratificado el Convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima deberían hacerlo este año, y todos los Gobiernos deberían proponerse no permitir que el mundo vuelva a caer en la explotación del siglo XIX. Un nuevo contrato social proporcionará la esperanza y la vía para hacer realidad el objetivo del Año para la Eliminación del Trabajo Infantil de la ONU”, concluye Sharan Burrow.