Ana Luisa Lopes Paiva Alvo, 31, Lisboa, Portugal

Trabajo para el Gobierno local, en el sector de mapas y demás sistemas de información geográfica. Tengo dos hijos: un niño de seis años y una niña de tres.

Durante los últimos dos o tres años nuestra situación financiera ha ido de mal en peor. En 2011 redujeron a la mitad el bono de Navidad que nos solían dar, y el año pasado, en 2012, lo volvieron a reducir. Las prestaciones por vacaciones también las han recortado.
Ahora nos encontramos con 400 euros menos.
Al mismo tiempo, el IVA ha aumentado del 6% al 23%.
Ya no vamos al restaurante. Tampoco podemos llevar a los niños al cine.
En el supermercado tengo que mirar el precio de todo lo que necesito comprar – ya no compramos productos de marca. Con una familia de cuatro, la mitad de nuestros gastos son en comida.

Hemos tratado de economizar en todo lo que sea absolutamente necesario – desde la televisión por cable hasta la ropa que compramos.

El Gobierno ha optado por una política que no es una buena solución para la crisis económica. Los ricos se están volviendo más ricos y la clase media ha desaparecido. La gente ha dejado de creer en el Gobierno. La inmigración se está disparando – conozco mucha gente que está pensando en irse del país.

En el trabajo ya no hay una escala profesional por la que se pueda ir ascendiendo: lo único que podemos hacer es aferrarnos a nuestro puesto de trabajo. Tampoco se realiza ninguna inversión en formación.

Los jóvenes no consiguen trabajo cuando terminan sus estudios. Ahora veo más niños en la calle, pidiendo limosna a las puertas de los supermercados, y en algunas zonas la delincuencia ha aumentado.

El FMI debería marcharse. En Portugal no han conseguido que nuestra situación mejore sino que han hecho que las cosas empeoren. Lo triste es que hemos perdido nuestra fe en el país. La gente lo único que quiere es marcharse.

Necesitamos ganar suficiente dinero para poder comprar más productos. No deberíamos depender de las importaciones.

Yo soñaba con tener tres hijos – pero nos vamos a quedar con dos. Tengo amigos que no se pueden permitir tener ni un hijo, así que me imagino que, en cierta manera, tengo suerte.

Tuvimos que poner nuestra casa en alquiler y mudarnos todos a casa de mis padres.
¿Quién quiere ser madre, si una no se puede permitir dar a sus hijos una buena vida?