La discriminación, el acoso y la violencia han aumentado en todo el mundo a raíz de la Covid-19.
Las mujeres pagan el precio más alto, ya que están perdiendo sus empleos y se ven particularmente expuestas a la violencia y el acoso en el trabajo.
Todo el mundo tiene derecho a trabajar en un lugar sin discriminación ni violencia, independientemente de su género, clase, raza, origen étnico, ideología, religión, orientación sexual o discapacidad.
Por consiguiente, los planes de recuperación de los gobiernos deben promover la igualdad e incluir instrumentos jurídicos clave de ratificación y aplicación, como el Convenio 111 sobre la discriminación y el Convenio 190 sobre la violencia y el acoso de la OIT.
¡Un mundo sin discriminación, acoso ni violencia es la única manera de garantizar la recuperación y la resiliencia basadas en la igualdad!